Columna Opinión Migrante, Económica y Financiera.

Dr. Jorge A. Lera Mejía.

Investigador nacional Nivel 2 del Conahcyt. Línea de investigación Desigualdad, Migración y Remesas. [email protected]

El fenómeno migratorio que atraviesa México en la actualidad ha transformado radicalmente el llamado “sueño americano” de millones de migrantes forzados. Ante la falta de empleos decentes, la violencia y los desastres naturales en sus países de origen -principalmente Venezuela, Cuba, Haití, Honduras y otras naciones centroamericanas- muchos han optado por transitar por territorio mexicano en busca de una migración segura y ordenada. Sin embargo, las presiones de la política migratoria de Estados Unidos, especialmente bajo la administración de Donald Trump y el cierre de la frontera norte, han convertido a México en un destino final para una proporción creciente de migrantes, dando lugar a lo que ya se denomina el “nuevo sueño mexicano”.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el 49% de los migrantes en campamentos de la Ciudad de México considera a México como su destino final, y el 32% lleva más de seis meses residiendo en la capital. Esta tendencia se explica por la cancelación de programas de asilo en EE.UU., deportaciones masivas y el cierre de vías legales como la aplicación CBP One, que obligaban a los migrantes a permanecer en México mientras se resolvían sus solicitudes de asilo.

No obstante, México enfrenta graves limitaciones para integrar a esta población: la oferta de documentos legales es insuficiente, los empleos disponibles no son adecuados y el país también sufre altos niveles de violencia e inseguridad. Los refugios y albergues, especialmente en ciudades fronterizas y la capital, operan al límite de su capacidad y, en ocasiones, han debido cerrar por hacinamiento, como ocurrió con el refugio temporal de Tláhuac en 2023.

México: país de origen, tránsito, retorno y destino

La presión migratoria no solo proviene de extranjeros. La política de deportaciones masivas y “retorno voluntario” implementada por EE.UU. -incluyendo la aplicación CBP One, CBP Home y redadas intensificadas- ha generado una ola de mexicanos indocumentados retornados, que tampoco pueden cruzar de nuevo la frontera norte. Las ciudades fronterizas mexicanas han tenido que ampliar su red de albergues y declarar emergencias ante la inminente llegada de miles de connacionales y extranjeros expulsados.

Esta combinación de migrantes extranjeros, alrededor de 5 millones de personas de Venezuela, Cuba, Haití, Centroamérica y mexicanos retornados representa una presión sin precedentes sobre la infraestructura, los servicios y el mercado laboral mexicano, que no está preparado para absorber tal volumen de población. México se ha convertido así, de facto, en país de origen, tránsito, retorno y destino, un laboratorio mundial para el análisis de crisis migratorias.

Se estima que alrededor de 7.9 millones de personas han salido de Venezuela, con la mayoría siendo acogidas en México, por lo que se estiman cerca de 2 millones de venezolanos. En febrero de 2025, se mencionaba que aproximadamente 200,000 haitianos viven en México. De Centroamérica se estiman residiendo en México aproximadamente 500,000 personas. De Cuba se estiman 150,000 migrantes. Además de ciudadanos denizen de otros países como Colombia, Ecuador y países lejanos de Asia y África. A los que se deben sumar alrededor de 2 millones de migrantes mexicanos retornados en el último año a México.

De acuerdo a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR- en su «Reporte del Monitoreo de Protección en
México 2024″ presenta los resultados de una encuesta aplicada en 14 ciudades a más de 6 mil personas que ingresaron de forma irregular a México, de las cuales, el 49 por ciento señaló que México era su destino final, frente al 26% registrado en 2023. Los migrantes que más refieren a México como país de destino, detalla, son los procedentes de Cuba, con 82 por ciento, Haití, con 64% y El Salvador, con 56%. ACNUR remarca que la violencia, incluyendo amenazas e intimidación, continúa siendo la principal causa para abandonar su país de origen para poco más de la mitad, 53 por ciento, de los migrantes que llegan a México de forma irregular, mientras
que 37% señaló la falta de empleo o bajos ingresos.

Limitaciones de la política migratoria y de la respuesta internacional

La política migratoria mexicana, aunque basada en el respeto a los derechos humanos y la integración social, carece de recursos y de una estrategia integral para atender éxodos masivos y facilitar la integración laboral y social de los migrantes. Las organizaciones internacionales como ACNUR, OIM y ONU tienen capacidades limitadas y no pueden suplir las carencias estructurales del Estado mexicano para enfrentar esta crisis.

El riesgo de una crisis mayor y la urgencia de soluciones regionales
La permanencia forzada de millones de migrantes en México, sin perspectivas reales de integración ni de retorno, podría convertirse en una “bomba de tiempo” social y económica. El país enfrenta el riesgo de una crisis migratoria interna de dimensiones similares a la que históricamente ha experimentado Estados Unidos, pero sin los recursos ni la infraestructura para afrontarla.

Ahora se esperan nuevas oleadas migratorias hacia México, ante la intensificación de redadas masivas y la promoción intensiva del llamado autoretorno o retornos voluntarios a través de la nueva aplicación CBP Home. CBP Home es una aplicación móvil lanzada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés). Se trata de una herramienta que permite a los extranjeros en situación irregular notificar su intención de salir voluntariamente de Estados Unidos, evitando así la detención y expulsión forzada. La aplicación también ofrece acceso a otros servicios de CBP, como la solicitud de formularios I-94 y la consulta de tiempos de espera en la frontera.

La única solución viable a largo plazo pasa por atacar las causas estructurales en los países expulsores -violencia, pobreza, falta de oportunidades y desastres naturales- para evitar que la migración forzada siga desbordando a México y a la región. Sin una cooperación internacional efectiva y un desarrollo económico suficiente, México corre el riesgo de que el “nuevo sueño mexicano” se transforme en una pesadilla migratoria, perdiendo incluso el alivio que representaban las remesas de migrantes, que ahora se ven truncadas por las deportaciones y el cierre de rutas hacia Estados Unidos.

México se ha convertido en el epicentro de la crisis migratoria continental, y su experiencia será clave para el diseño de políticas que permitan evitar nuevas crisis migratorias internacionales en el futuro.

TAMAULIPAS SIGUE EN ALERTA:

El gobierno estatal, encabezado por Américo Villarreal Anaya, ha reiterado su compromiso de trabajar coordinadamente con autoridades federales y municipales para garantizar el orden, la seguridad y el respeto a los derechos humanos de los migrantes. Entre las acciones destaca la disposición del Hospital “Alfredo Pumarejo” en Matamoros para la atención médica de migrantes, y la coordinación con el nuevo programa «CBP Home» para facilitar un flujo ordenado y evitar aglomeraciones peligrosas.

Tamaulipas está alerta y se encuentra en una fase de prevención intensiva para recibir posibles nuevas oleadas de migrantes deportados y autodeportados a través de sus principales cruces fronterizos de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros. Esta estrategia responde al renovado endurecimiento en los meses de mayo y junio de este año por la política migratoria estadounidense, especialmente tras los recientes amagos y amenazas de retomar las redadas masivas desde Los Ángeles California, que ya cumplieron 7 días y promete intensificarlos hacia otras regiones santuarios de Chicago, Atlanta, Nueva York, Texas y Arizona.

Uno de los principales retos es evitar que los deportados se queden a radicar en los municipios fronterizos, por lo que se están implementando protocolos para facilitar su tránsito seguro hacia sus lugares de origen en México o, en el caso de extranjeros, hacia sus países de procedencia. Además, se ha solicitado que las deportaciones no se realicen en horarios nocturnos para reducir riesgos de inseguridad para los repatriados.

Tamaulipas, como una de las entidades con mayor flujo de repatriación, se perfila como un punto clave en la gestión de la crisis migratoria actual. La capacidad de reacción y la coordinación interinstitucional serán determinantes para evitar una emergencia humanitaria mayor en la región, especialmente ante la posibilidad de deportaciones masivas y la llegada simultánea de mexicanos y extranjeros expulsados de Estados Unidos.