CONFIDENCIAL
Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
En política, la palabra empeñada debería ser más firme que cualquier decreto. Pero muchas veces ni siquiera una promesa hecha frente a los medios, con cifras en mano y tono de justicia inminente, resiste el paso de unas cuantas semanas.
El Auditor Superior del Estado, Francisco Noriega Orozco, juró ir con todo contra quienes quebrantaron las finanzas públicas. Anunció castigos, denuncias, expedientes. Empleó un lenguaje de cruzada moral.
Prometió justicia y entregó expectativa.
A principios de abril, en una conferencia de prensa con tintes de firmeza institucional, Noriega informó que había detectado un presunto quebranto por más de 13 mil 500 millones de pesos en las cuentas públicas de 2023.
De esos, 11 mil 465 millones correspondían a municipios y 2 mil millones a dependencias estatales. Un dato que, de confirmarse, exige respuestas puntuales.
El auditor advirtió que habría consecuencias. Señaló a alcaldes, exalcaldes y funcionarios como posibles responsables. “La cosa va pareja”, dijo, enviando un mensaje de imparcialidad política.
Además, fijó una fecha: 22 de abril era el plazo para solventar observaciones. Pasada esa fecha, iniciarían procedimientos administrativos y penales.
Pero el tiempo ha pasado, y los compromisos anunciados siguen sin materializarse.
Las acciones prometidas no se han hecho públicas. Las denuncias no se han formalizado. Y el mensaje institucional, por tanto, se diluye entre el silencio y la omisión.
Eso ha generado inquietud. Porque si una advertencia tan fuerte no se traduce en resultados, la ciudadanía termina por perder confianza en el sistema de fiscalización.
Y la confianza, una vez deteriorada, es difícil de restaurar.
Tamaulipas no puede darse el lujo de seguir alimentando la percepción de que la rendición de cuentas se negocia o se posterga.
Más aún cuando los datos revelados por la ASE no son menores. En Matamoros, solo el organismo del agua potable acumuló casi 4 mil millones de pesos en observaciones. Y a la Comapa conurbada, más de mil millones.
A nivel estatal, los Servicios de Salud y el Instituto del Deporte también fueron señalados por pagos irregulares y gastos sin sustento documental.
Si todo eso queda en meras cifras, ¿qué mensaje se envía a quienes manejan recursos públicos?
Por ahora, lo que hay es una expectativa no cumplida. Y en un tema tan sensible como el uso del dinero público, la omisión pesa.
Lo ideal sería que, aún con el plazo vencido, se reactive el proceso y se informe con transparencia sobre los avances. Porque eso es lo que se espera de una institución autónoma: claridad, acción y responsabilidad.
A Noriega Orozco le asiste la oportunidad de honrar su palabra y demostrar que la fiscalización no es solo un acto de exposición mediática, sino un ejercicio sostenido de legalidad. Es ahora cuando debe demostrar que “no son iguales a los de antes”.
EL RESTO
GATTÁS ENCIENDE LA LUZ…Y EL COMPROMISO.
La voluntad política se demuestra con acciones, no con discursos, y en Ciudad Victoria el alcalde Eduardo Gattás Báez ha comenzado a saldar cuentas pendientes con colonias que durante años fueron ignoradas por las administraciones anteriores. La reciente modernización del alumbrado en la colonia Simón Torres, donde se instalaron 16 lámparas de última generación, es ejemplo de que cuando se invierte con sentido social, los resultados se traducen en bienestar directo para cientos de familias.
Más allá del valor simbólico de cumplir una promesa, este tipo de obras representa un avance concreto en seguridad, movilidad y dignidad urbana. En tiempos donde el descrédito hacia el servicio público es generalizado, casos como el de la avenida Río Purón son una señal de que sí es posible gobernar con cercanía y resultados. Falta mucho por hacer, pero Victoria empieza a brillar donde antes había penumbra.
ACOSA LABORAL, UNA REALIDAD
Tras nuestra colaboración anterior sobre acoso laboral en dependencias públicas, comenzaron a llegar al correo personal diversas denuncias ciudadanas. Una de ellas narra el caso de una empleada que trabaja para una dependencia en la Torre Bicentenario. Pese a ser madre soltera, fue rechazada por sus jefes cuando pidió un ajuste de horario para recoger a su hija. Todo está grabado, pero a nadie parece importarle.
El trasfondo es aún más indignante: lo que buscan algunos mandos medios no es eficiencia ni compromiso, sino vacantes para colocar a sus recomendados. Así se castiga al personal que estorba en sus planes, mientras las instancias responsables callan o se hacen de la vista gorda.
ASI ANDAN LAS COSAS.