Rutinas y quimeras
Clara García Sáenz
El día que almorzamos con él, yo ya lo había escuchado nombrar muchas veces pero no
lo conocía; principalmente por mi sobrina Ana Laura Rojas que se refería al Doctor Miguel
Ángel Valdez García como un hombre afable, educado y atento cuando fue Rector de la
ULSA en Ciudad Victoria donde a mi sobrina no sólo le dio la oportunidad de trabajar en
las áreas de educación artística y como promotora cultural, sino también como un jefe
sensible que siempre estuvo atento a las necesidades de los maestros y empleados de la
universidad.
Cuando se supo de su nombramiento como nuevo secretario de Educación en
Tamaulipas, muchos, incluyéndome yo, lo vimos mal porque venía del sector privado a
ocupar un espacio de los más importantes en la administración gubernamental. Aunque se
decía en los corrillos periodísticos que era un buen hombre, el gobernador no se había
quebrado la cabeza para designarlo, pues el origen lasallista de ambos los hacía cercanos
y viejos amigos.
Con su llegada parecía empezar a disiparse el conflicto que ya se estaba añejando
entre los maestros y el gobierno del estado, donde la secretaria de Educación, Lucía Aimé
Castillo, heredera de la rancia mafia del zapato blanco, intentó combatir con rudeza lo que
sus antepasados viciaron en el ejercicio magisterial.
Michel, como le dicen sus cercanos, vino a ocuparse de la papa caliente tomándose
como primer ejercicio político, la foto con el líder de los maestros Arnulfo Rodríguez
Treviño, un viejo lobo de mar que recuerda muy bien a los líderes priistas ya en extinción.
En el almuerzo con los editorialistas del periódico La Verdad, llevaba su exposición
preparada (como buen maestro) con diapositivas que confesó con toda honestidad eran
datos y cifras de la administración anterior pero que él había preparado cuando fungió
como subsecretario.
Abordó el conflicto con los maestros y dijo que ya se estaban atendiendo las
demandas planteadas por el SNTE, pero que él quería aclarar que “ese, solo era uno de
los muchos asuntos que la secretaría atendía y no era el más importante ni el central,
porque no deberíamos perder de vista que la función principal es educar a todos los niños y
jóvenes de Tamaulipas y muchas veces se olvida, priorizando asuntos de índole política,
que en el caso de su administración se buscaba un equilibrio donde, sin endurecer la
norma por parte de la secretaría, se vigile que ésta se cumpla por parte de los maestros.”
Al abordar el asunto de la corrupción dentro de la Secretaría, dijo que estaba
implementando un trabajo de tolerancia cero y aunque no citó a López Obrador, dijo, que la
corrupción se da en todos los niveles cuando los que están arriba la cometen, “así mientras
el de arriba roba dinero, los demás roban lo que pueden hasta llegar a la secretaria que se
roba las hojas de máquina o el intendente se lleva el cloro porque es lo que tienen a su
alcance para robar”. Es decir, las escaleras se barren de arriba para abajo como decía
AMLO.
Creo que sus intenciones son buenas, pero no creo que le alcance el tiempo para
limpiar una cloaca que durante sexenios ha sido el escenario de corrupción con el eterno
trafique de plazas. Lamentablemente llega tarde a un sexenio donde ya pronto se
empezará a cerrar el telón, para dar paso a la sucesión.
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