DE PRIMERA ………LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA ….
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(Tasa de homicidios dolosos se ubica entre las cinco más bajas del país, según
datos oficiales)
Morena se tropieza en dos estados; el pasado domingo la historia ya cambio
En tiempos donde la narrativa política suele ser más ruidosa que efectiva, los resultados concretos
se vuelven excepcionales. Por eso, lo ocurrido esta semana en el noreste del país no es menor: los
gobernadores de Nuevo León y Coahuila reconocieron públicamente el trabajo del gobierno de
Tamaulipas en materia de seguridad pública. Un gesto poco común entre mandatarios de
distintas fuerzas políticas y, sobre todo, una señal clara de que cuando las cifras hablan, el ruido se
detiene.
Durante la reunión regional celebrada en el parque “Tamux”, no solo estuvieron presentes los tres
gobernadores —Américo Villarreal, Samuel García y Manolo Jiménez—, sino también los mandos
de seguridad de los tres estados. Este hecho, aparentemente protocolario, en realidad refleja el
peso político y la capacidad de convocatoria del gobierno tamaulipeco, que ha pasado de ser
observado con reservas a convertirse en referencia operativa en el tema más delicado: la
seguridad.
Las cifras respaldan ese reconocimiento. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de
Seguridad Pública, abril de 2025 registró 75 homicidios en Tamaulipas, la cifra más baja para ese
mes desde 2015. Y no es un dato aislado: en comparación con enero de este año (84 homicidios),
hay una reducción sostenida. Aún más relevante: la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil
habitantes se ubicó en 0.40%, una de las cinco más bajas del país, frente a una media nacional de
1.47%.
Además, si se compara abril de 2025 con el mismo mes del año anterior, la reducción alcanza un
55.9%. Esto no ocurre por inercia ni suerte. Ocurre por estrategia, por coordinación institucional
—particularmente con el Gobierno Federal y el secretario Omar García Harfuch— y por una visión
que ha priorizado la inteligencia, la prevención y la contención.
Claro, los retos no desaparecen. Pero hoy Tamaulipas puede hablar de resultados, no solo de
intenciones. Y eso es lo que le reconocen sus pares. En un escenario nacional marcado por
tensiones políticas, derrotas electorales y fracturas internas —como las que enfrenta Morena en
otros estados—, este tipo de avances se convierten en activos políticos reales, no fabricados.
Que los gobernadores del noreste trabajen en coordinación no solo es deseable: es indispensable.
Y que reconozcan públicamente los logros de uno de sus pares habla de una madurez política que
rara vez se celebra. Lo de Américo Villarreal no es una operación mediática; es una política de
seguridad que empieza a mostrar lo más valioso: confianza ciudadana respaldada en datos duros.
�� 2027 a la vista… y Morena ya se está tropezando

Mientras Morena sigue contando los votos que no llegaron en las recientes elecciones judiciales, y
observa cómo la oposición les pinta la cara en estados como Durango y Veracruz, uno no puede
evitar preguntarse: ¿y si esto es solo el tráiler del desastre electoral que viene en 2027?
Porque vamos siendo claros: cuando una elección judicial se convierte en un concurso de
abstencionismo (con apenas el 13% de participación nacional) y cuando los bastiones morenistas
empiezan a tambalear, ya no es casualidad. Es señal. De alerta. Roja. Parpadeando.
Y justo en medio de ese contexto, en Tamaulipas aparece un oasis llamado seguridad pública. Sí,
leyeron bien: el gobernador Américo Villarreal Anaya fue reconocido por sus pares del noreste
—Samuel García (Nuevo León) y Manolo Jiménez (Coahuila)— por los avances en la reducción del
crimen. ¿Qué tanto? Pues nada menos que la tasa de homicidios dolosos más baja en abril desde
2015 y una reducción de más del 55% respecto al año pasado. Casi como encontrar un billete de
$500 en el pantalón sucio.
Es hora de prender las luces altas. Porque aunque Tamaulipas brilla un poco en seguridad, el
panorama electoral nacional está más oscuro que discurso de domingo en campaña.
Si los gobiernos estatales morenistas no quieren ser arrastrados en la ola de desgaste que ya está
alcanzando a su partido, tienen que ponerse las pilas desde ya, y no solo en seguridad, también
en salud, economía y, sobre todo, en conectar con una ciudadanía que ya no se chupa el dedo… ni
vota por compromiso.
Porque si algo dejó claro la elección judicial, es que el pueblo está más cerca del bostezo que del
aplauso. Y 2027 ya no es una fecha lejana: es un tic-tac que no perdona.
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