Quién sabe si recibirían pocas, muchas o nulas felicitaciones, pero ayer, 2 de junio, fue el Día del Trabajador y la Trabajadera Sexual, en realidad no sabía que existía esa celebración y quizá la mayoría de la gente tampoco, bueno, talvez ni siquiera quienes ejercen el oficio más antiguo del mundo lo sepan, pero existe.

Y aunque la Organización de las Naciones Unidas instituye fechas conmemorativas de todo tipo, muchas que no tienen sentido ni motivo, El Día Internacional de la trabajadora Sexual no fue propuesta de ese colegiado.

Esa celebración tiene su origen en Francia y existe desde 1975 luego de que más de 200 mujeres, trabajadoras sexuales, se manifestaran en ese país como protesta a la represión y abuso policíaco del que eran objeto.

También la protesta de, como dijera un conocido “chicas malas que por lo general tienen muy buenos sentimientos” se originó por la indiferencia del Gobierno que las obligaba a trabajar cada vez en situaciones más peligrosas y clandestinas, aparte de que se servían de ellas y les quitaban parte de lo que ganaban.

El caso es que desde 1975 existe el Día de la Trabajadora Social, antes solo era dedicado a las féminas que ejercía ese oficio, pero ahora también ya se incluyen a los varones vendedores de caricias.

La conmemoración trascendió fronteras y en marzo de 2007 se colocó una estatua de bronce en el barrio rojo de Ámsterdam con el objetivo de recordar que las trabajadoras sexuales también merecen respeto.

A los pies de la estatua de bronce con figura de mujer hay una leyenda que dice “Respetemos a las trabajadoras sexuales en todo el mundo”. Obviamente nuestro país aún no está preparado para ver de manera natural ese oficio, pero tampoco es para satanizar, pues a decir verdad todo depende de educación, valores, estabilidad emocional, apostarle a la fortaleza de la familia para ver las cosas con más sensibilidad, hacer menos prejuicios y conducirse por el camino correcto.

Cierto es que ese oficio desde su origen es muy cuestionado, incluso la sociedad hace como que no existen, aunque muchos personajes de doble moral bien que lucran con él y no son exclusivos de un nivel social.

Lo más lamentable para las trabajadoras sexuales, o como les dicen muchos, vendedoras de amor, mujeres de la vida galante, es que vividores protegidos por los aparatos de poder son quienes más lucran con su trabajo mientras que ellas deterioran su ser.

Es un hecho, las mujeres u hombres que se dedican a la prostitución no nacieron con ese fin, quizá la rudeza de la vida, la necesidad o situaciones adversas les ha orillado a vivir de esa manera, pero son seres humanos con sentimientos, quizá fueron obligados de inicio o no tuvieron las oportunidades para tener otro destino.

Ojo, no decimos que sea correcto que ande la gente por la vida ejerciendo el oficio más antiguo del mundo, no, menos por comodidad o por ganar dinero fácil, pero sí que les deben de dar atención también, sobretodo de salud, emocional y física sin faltarles al respeto o querer sacar provecho de la situación.

Muchas mujeres que ejercen la prostitución no conocen otra manera de vida, el medio las consume, otras creen que como trabajadoras sexuales es la única manera de mantener a sus familias.

Dicen los estudiosos del comportamiento humano que por lo general las trabajadoras sexuales son personas con muy baja autoestima que sienten que no tienen valor, que fueron abandonadas o maltratadas por un mal hombre. Pero claro que también hay quienes por gusto o ganar dinero fácil les da por prostituirse, bueno, en algunos casos hasta por puestos de elección popular.

En fin, la situación es que, aunque usted no lo crea, ayer fue el Día Internacional de la Trabajadora y el Trabajador Sexual.