Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

Votar es un derecho constitucional. Pero también, una obligación. Es la vía más adecuada para evitar que otros decidan, por Usted, qué actores serán los próximos ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial federal; así como los magistrados y jueces del sistema judicial estatal.

Por ello resulta imperioso que el domingo próximo:

a) Vaya a la casilla que le corresponde; y

b) Coloque en cada boleta, de las 10 que le entregarán –seis respecto al proceso federal y cuatro al estatal–, los números que corresponden a los candidatos.

Acuda a votar a favor de quienes a usted mejor le plazca. Y hágalo sin presiones. Sin que en su arresto influyan el marido o la esposa, según sea el caso; tampoco los compadres, amigos, hijos, padres ni parentela.

Obviamente me refiero a los 2 millones 891 mil 497 ciudadanos que en la lista nominal de Tamaulipas aparecen.

A los casados, a quienes viven en amasiato o separados y a los que aún permanecen solteros.

Su inclinación sexual, no importa.

Igual hago este llamado a los jóvenes en edad de votar. Por ser, hoy como nunca, el presente de México. No el futuro, como la miseria política los tipifica, en claro afán de dominarlos, controlar su ímpetu y someterlos pa’ que no hagan ruido, según ‘la línea’ marcada por quienes atentan contra la democracia participativa.

Respecto a las mujeres, que igual son mayoría en la lista nominal, sé bien que éstas ya tienen y mantienen definido su voto.

Bueno, al menos en gran porcentaje.

Lo sustento en los esquemas ofrecidos tras analizar los resultados de las tres contiendas anteriores, en que las féminas figuraron como el sector más participativo de la sociedad.

Sin embargo, el espectro del abstencionismo amenaza (otra vez) con alzarse con la victoria absoluta.

De ahí la importancia de su contribución, lector amigo, para que esta vez la democracia sí avance. Para que nadie más, que usted, decida qué mujeres o varones en lo sucesivo habrán de administrar y aplicar la justicia en los organismos jurisdiccionales.

Ahora bien, en el entendido de que nada está dado y que los electores siempre tendrán la última palabra, vale la pena insistir en que acudamos a las urnas (todos los ciudadanos) y demos una lección de poder cívico a través del voto.

La apatía y en consecuencia el abstencionismo, son fenómenos que frenan el desarrollo de la democracia, en tanto permitirían la instauración de autoridades judiciales minoritarios o deslegitimizados, abriendo así una serie de tentaciones y vicios que deben sepultarse.

El voto en manos consientes significa un freno al autoritarismo y es un excelente instrumento de lucha para construir una vida mejor, en donde el pueblo mande y sus representantes obedezcan la determinación popular, una vez instalados en las plazas por las que compiten.

Aquí radica la importancia de ejercer libremente el voto en beneficio de los candidatos de su preferencia.

Por lo mismo, es conveniente fortalecer la cultura cívica, donde nadie quede sin emitir su voto para tener derecho de exigir el cumplimiento del proyecto por el que se opta.

No desestime que nuestra Carta Magna le garantiza a usted, como ciudadano, el derecho a participar (con su voto) en todos los procesos electorales.

Vote usted por quien quiera, pero hágalo, para que este ejercicio democrático cuente con la real participación de la sociedad.

No sólo de los políticos, grupos de interés y poderes fácticos.

De abstenerse podría convertirse en cómplice de la ilegalidad y aceptar que los futuros juzgadores, por mandato de la minoría, puedan hacer del ejercicio judicial lo que mejor les plazca.

¡Ah!, y si alguien lo cuestiona por querer participar, pregunta a favor de quien cruzará la boleta o trata de inducir su voto, denúncielo.

Recuerde: el voto es libre, secreto y directo.

Otra recomendación: si le ofrecen dinero por ir a las casillas, agárrelo, pero en la urna cruce la boleta como se lo dicte su conciencia. Al fin y al cabo, nadie se dará cuenta, pero sí contribuirá al avance de la democracia.

Oportunidad histórica

El Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) ofrecen mantener firme su compromiso de que la justa comicial se desarrolle transparentemente.

Por ello es preciso que todos los participantes alcancen un acuerdo de civilidad.

Y, hasta eso, por voluntad propia, a fin de que la jornada electoral resulte menos sucia que el proceso.

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