LOS HECHOS
POR José Inés Figueroa Vitela
Desde las minorías, opositores y renegados patológicos, en las vísperas de la
elección judicial han arreciado su jornada descalificadora del proceso democratizador
del tercer Poder.
Aquí, allá y acullá, se han acuñado el término del “acordeón”, como el
instrumentos mediante el cual “se pretende manipular el destino de la elección desde
el sector oficial”.
¿Y dónde está el acordeón de marras? me preguntó yo, con el grueso del respetable.
Los más, no lo hacen con un sentimiento de reclamo, condena o intención de
enjuiciamiento.
Los ciudadanos quieren conocer los acordeones que la derecha dice han mandado
distribuir los del partido en el gobierno y el gobierno mismo, para saber por quién
votar y actuar en consecuencia.
No se trata de que alguien quiera imponerle a alguien más el destino de su sufragio,
sino que en el amplio abanico de posibilidades, la obstrucción deliberada al
proselitismo, y las jornadas distractoras de los nostálgicos del pasado perverso, no hay
quien tenga los elementos suficientes para ejercer a plenitud el derecho al voto.
Y existiendo, como existen, marcadas mayorías identificadas con el proceso
transformador del país, impulsado por el gobierno emanado de las siglas de
MORENA y sus aliados del PT y el PVEM, pues esas legiones quieren saber la
papeleta ideal para apuntalarla en las urnas del inminente domingo.
Pero nó, el mentado “acordeón” solo ha existido en la mente de sus propagadores
como concepto, más no en nombres, cargos y ubicación numérica en las boletas, que
ssería lo que tendrían las fantasmagóricas listas.
A lo más que han llegado, es a mencionar nombres de personajes que ya son
funcionarios del aparato judicial y andan compitiendo para seguirle, con alguna
relación personal o de cercanos, hacia las estructuras de los gobierno y
representaciones morenistas.
Eso por un lado; por el otro, en contrario, han pretendido que personajes adversos
al Movimiento de Regeneración Nacional, estarían entre sus recomendaciones, para
convertirlos en el nuevo grupo de juzgadores del país y del Estado, con la peregrina
intención de ver quien “se gancha” para colar a los propios.
En Tamaulipas no hacen falta “acordeones”, porque la sociedad ya sabe lo que
quiere y es, precisamente el cambio en el Poder Judicial para poder someter, en
principio, a los saqueadores y violentos del sexenio pasado, que tanto daño hicieron
con los despojos consumados.
La primera figura que aparece en ese escenario, es TANIA CONTRERAS, la
abogada del Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA en el inicio de su
gestión y desde los tiempos de campaña, atormentados por la mente criminal del que
se huyó.
Le tocó defender a la causa, de los embates del exgobernador prófugo y le ha
tocado integrar los expedientes sobre los delitos detectados, para turnarlos a la
Contraloría, a las Fiscalías y Juzgados competentes, de tal manera que como
Magistrada representa la oportunidad de que finalmente se haga justicia.
De sus afines, viejos conocidos y colaboradores en la contienda, ya hemos
comentado en otras colaboraciones, como para completar la papeleta de candidatos a
Magistrados de Número que integrarán el pleno del Supremo Tribunal de Justicia del
Estado.
Recapitulando, repasaría los nombres de TERESA OLIVIA BLANCO, OLGA
LILIA GANDARILLA RETANA, CLAUDIA LUCILA CHARLES LUMBRERAS,
ADRIÁN ALBERTO SÁNCHEZ SALAZAR, LÁZARO JOSÉ LARA BALDERAS,
JESÚS EDUARDO HERNÁNDEZ ANGUIANO.
Cada uno tiene su por qué, en afinidades y animadversiones, que en su caso se
asocian al mal humor social que se revive a la mención de FRANCISCO JAVIER
GARCÍA CABEZA DE VACA, socios, cómplices y servidores en sus perversas
estrategias delincuenciales.
A esos ya los bajamos de la sierra tamborazos, andan en corrida, pero pronto van a
tener que responder por todos sus delitos, con el renovado y auténtico ejercicio de la
justicia.
Así se elaboran las listas -“acordeones” dicen aquellos- entre los propios
ciudadanos, haciendo cuentas de quienes representan la transformación, para votar por
ellos, y los colados del negro pasado, para acabar de echarlos a la calle, antes de
encarcelarlos.
Pasa lo mismo en cada uno de los niveles de la elección, concentrados en diez
boletas que el domingo tendrán a su disposición los ciudadanos tamaulipecos.
Por uno o por diez, ya se dijo, pero todos a votar, para dar el siguiente paso en el
proceso transformador de la vida estatal y nacional.