Columna Opinión Económica y Financiera.

Dr. Jorge A. Lera Mejía.

En los últimos años, Tamaulipas ha enfrentado retos significativos en materia de desigualdad social y educativa. Sin embargo, la implementación de apoyos sociales y estrategias integrales por parte de los gobiernos estatal y federal ha permitido avances notables en la disminución del rezago y la deserción escolar, así como en la mejora de las condiciones de vida de la población más vulnerable.

En 2020, el 32% de la población tamaulipeca se encontraba en pobreza moderada y el 3.8% en pobreza extrema. Además, un 23.6% era vulnerable por carencias sociales, principalmente por falta de acceso a seguridad social, servicios de salud y alimentación adecuada.

El índice de Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, mostró diferencias importantes entre municipios: Güémez presentaba el menor nivel de desigualdad (0.312), mientras que Miquihuana tenía el mayor (0.406).

Para combatir estos desafíos, la Secretaría de Bienestar Social del Estado ha desarrollado políticas públicas enfocadas en la reducción de la pobreza y la atención a grupos vulnerables, alineando sus acciones con estrategias nacionales y estatales de desarrollo social y bienestar. Entre los objetivos prioritarios se encuentran la superación de las desigualdades sociales y la mejora del acceso a derechos básicos como la educación, la salud y la alimentación.

Uno de los principales retos educativos en Tamaulipas es la transición entre la educación básica y el nivel medio superior, donde persiste el rezago y la deserción escolar, especialmente en regiones rurales y marginadas. Para enfrentar esta problemática, se han implementado diversos programas y apoyos sociales, entre los que destacan:

Becas y apoyos económicos: Los programas de becas estatales y federales, como los gestionados por la Secretaría de Bienestar y la SEDESOL, han sido fundamentales para incentivar la permanencia escolar. Estas becas cubren desde la educación básica hasta el nivel medio superior y superior, y están dirigidas a estudiantes en situación de vulnerabilidad económica, hijos de jefas de familia y jornaleros agrícolas. El apoyo económico ayuda a cubrir gastos escolares y reduce la presión financiera sobre las familias, lo que ha contribuido a disminuir la deserción escolar, especialmente en zonas rurales y de alta marginación.

Mejoramiento de la infraestructura educativa: El gobierno estatal ha destinado recursos para la rehabilitación y mantenimiento de planteles educativos, especialmente en el altiplano tamaulipeco. Estas acciones incluyen la mejora de instalaciones eléctricas, la construcción y rehabilitación de espacios escolares, y la atención a necesidades detectadas en albergues y escuelas multigrado. Estas mejoras han permitido crear entornos más seguros y adecuados para el aprendizaje, favoreciendo la permanencia de los estudiantes.

Capacitación y arraigo docente: Programas como “Arraigo del maestro en el medio rural” buscan asegurar la cobertura de docentes en todas las escuelas, incluyendo las ubicadas en comunidades alejadas. La capacitación docente y el fortalecimiento de capacidades en escuelas multigrado son clave para garantizar una educación de calidad en contextos de alta dispersión poblacional.

Estrategias integrales contra el abandono escolar: Iniciativas como “En Tamaulipas, la escuela te espera” están orientadas a reducir el abandono escolar mediante intervenciones focalizadas, acompañamiento a trayectorias escolares y atención a factores de riesgo. Además, la transformación de los Centros Regionales de Desarrollo Educativo facilita el acceso a trámites y servicios para docentes y trabajadores de la educación, evitando traslados largos y costosos.

Aunque persisten desafíos, las autoridades reconocen que los apoyos sociales han tenido un impacto positivo en la reducción del rezago y la deserción escolar, especialmente en el nivel medio superior. El factor económico, anteriormente una de las principales causas de abandono escolar, ha sido parcialmente mitigado gracias a los programas de becas y apoyos directos.

Asimismo, la movilidad educativa en regiones rurales ha mejorado, y se observa una mayor permanencia de los estudiantes en el sistema educativo.

Las políticas de bienestar social han contribuido también a la reconstrucción del tejido social y la mejora del bienestar emocional, factores que inciden directamente en la capacidad de los estudiantes para permanecer y avanzar en sus estudios.

La combinación de apoyos económicos, mejoramiento de infraestructura, capacitación docente y estrategias focalizadas ha permitido avances significativos en la reducción de la desigualdad social y educativa en Tamaulipas. Si bien los retos persisten, especialmente en la transición hacia el nivel medio superior y en zonas rurales, los resultados obtenidos muestran que los programas de Bienestar han sido efectivos para abatir el rezago y la deserción escolar, sentando las bases para una mayor equidad y justicia social en el estado.