CUADRANTE POLITICO———POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO———
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Dice la Biblia que aquellos que critican la paja en el ojo ajeno, suelen traer una viga en el propio. Dicha figura de pensamiento encuentra plena actualidad con el sexenio azul que culminó en 2022, en medio de la opacidad y la corrupción más escandalosa de la historia tamaulipeca.
Para contextualizar el análisis de lo que ha venido ocurriendo, de manera paradójica y absurda con el panismo texano, recordamos lo siguiente:
En 2022, hubo elecciones en seis estados de la república, y el Movimiento de Regeneración Nacional, se llevó cuatro entidades federativas. La marca guinda ganó en los estados de Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. La alianza PRI, PAN y PRD solo retuvo Aguascalientes y Durango.
Más allá de los naturales pataleos y señalamientos, todos los partidos perdedores en cada una de esas regiones, finalmente asumieron los resultados. Y sus grupos políticos se han dedicado a trabajar más duro, buscando revertir los errores que les provocaron el rechazo de la ciudadanía. Todos ellos entendieron que en una democracia, se pierde y se gana.
Todos, menos uno. Tamaulipas fue y sigue siendo la excepción.
Desde su derrota en las urnas, en la elección de 2022, (y desde mucho antes), el grupo cabecista se dedicó de lleno a montar escenarios de guerra sucia, primero encaminados a inhibir el voto y a sembrar el miedo. Echaron a andar una maquinaria millonaria impresionante, e hicieron hasta lo imposible por ganar, como se dice coloquialmente, a la malagueña.
Después de que no lo lograron, cualquiera pensaría que, asumirían con autocrítica sus errores. Y que se dedicarían a reconstruir el partido, para dar la batalla en las elecciones siguientes.
Pero tampoco lo hicieron, no lo han hecho y por lo visto jamás lo harán, porque en lugar de recuperar el terreno político perdido, han optado por operar una guerra de rumores mediáticos, que les han costado una inmensa fortuna en cientos de miles de dólares.
La estrategia de orquestar guerras de lodo contra Tamaulipas y las instituciones de la 4T, pasan también por pagarle a jueces corruptos, para que los blinden contra las acusaciones penales en su contra. Esas son las dos grande vertientes de una oposición azul que electoralmente se encuentra en la lona. Y que recientemente se observa desesperada, por no decir que angustiada ante los tiempos de carácter jurídico-penal que se les vienen encima.
¿Cuál es en el fondo, la grave preocupación del panismo texano?
Saben muy bien que, el próximo primero de junio se llevará a cabo en nuestro estado, una elección, de la cual surgirá un nuevo Poder Judicial, con nuevas y nuevos representantes de la justicia.
Y en esta ocasión, el grupo azul ya no podrá blindarse con legislaturas a modo, o bien maicear jueces o magistrados. En pocas palabras, ya no podrán hacer uso de sus acostumbradas maniobras, para quedar impunes, del saqueo presupuestal cometido durante el sexenio 2016-2022.
Por estos días en una intentona más por desacreditar al sexenio morenista en Tamaulipas, el cabecismo y su exponente mayor, el ex mandatario estatal CV están tratando de confundir a la opinión pública. Señalan que el sexenio guinda hizo uso de un despacho privado, para denunciar las corruptelas cabecistas.
Se sabe que de acuerdo a la ley, los gobiernos pueden hacer uso de esta prerrogativa, cuando, como es el caso, se encuentra de por medio una verdadera millonada sustraída por el sexenio anterior, en detrimento de las familias tamaulipecas.
Pero habría que preguntarle a los acusadores, cuanto se han gastado ellos en obtener los favores de jueces corruptos. Y cuantos millones más han pagado por aceitar una guerra mediática contra Tamaulipas y su actual gobierno.
Justo en este punto, recordamos la frase bíblica que advierte a quienes ven la paja en el ojo ajeno, y no ven la enorme viga que traen en el propio.
¿Qué es lo que está ocurriendo con el PAN Tamaulipas y sus principales cabezas? Arrinconados por la historia, siguen hundiéndose en una vorágine de mentiras, a sabiendas de que, la transformación de las instituciones de nuestro estado, ya es un hecho.
Y de que, una vez consolidado el proceso judicial, difícilmente podrán evadir la acción de las acusaciones fundadas en un todo un cúmulo de pruebas.
Dicen por ahí que el que nada debe, nada teme.
Pero entonces, ¿porque tanto pavor a enfrentar la acción de la ley?