Por Luis Enrique Arreola Vidal.
Silencien los aplausos de cortesía.
Bajen el telón.
El vals de Lucía Aimé Castillo Pastor en la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET) terminó, pero no con una reverencia: con una denuncia penal que retumba en la Fiscalía Anticorrupción y confirma lo que aquí fue documentado desde.
En Tamaulipas, la impunidad tiene nombre, cargo, clave presupuestal… y hoy, carpeta de investigación penal.
Un escándalo que estalló aquí… y ya es expediente.
Lucía Aimé renunció el 8 de abril de 2025, arrastrando consigo el descrédito de una gestión marcada por el abandono escolar, el rechazo magisterial y un entramado criminal que convirtió a la SET en una agencia de saqueo sistemático.
No fue un adiós decoroso: fue el colapso de una red construida con papel oficial, firmas falsas y dinero público.
Lo advertimos con nombre y apellido: Geovanni Vladimir Chávez Soto, maestro registrado desde 2011, con clave B02083194400, comisionado legalmente, jamás cobró un peso.
Más de 94 quincenas robadas, 2.5 millones desviados, y un operador que desafió incluso las órdenes del gobernador: Gerardo Rodríguez Salazar.
Geovanni no fue un caso aislado. Fue la punta del iceberg.
Hoy se investigan 1,200 claves manipuladas, pagos a personas fallecidas, duplicidad de nóminas, y un fraude que, según denuncias internas, sangra millones de pesos cada mes (Hoy Tamaulipas, 13 de mayo de 2025).
La Fiscalía entra en escena: esto ya no es denuncia, es crimen.
El 13 de mayo de 2025, la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, a cargo de Jesús Eduardo Govea Orozco, confirmó la apertura de la carpeta FGJT/FECC/00038/2025 por peculado, falsificación de documentos, colusión, uso indebido de atribuciones y abuso de confianza.
El fiscal lo llamó “un caso extraordinario y curioso”.
Pero no hay nada curioso en una red que falsifica firmas, ignora órdenes del Ejecutivo y cobra sueldos de muertos con puntualidad bancaria.
La Contraloría Estatal, bajo Norma Angélica Pedraza Melo, revisa más de 40 expedientes, entre ellos uno titulado:
“SET/ROBO DE SUELDOS/FIRMAS FALSAS/2025”.
Su permanencia revela una verdad incómoda: en Tamaulipas, el que saquea bien… permanece.
La cloaca con presupuesto autorizado.
Durante la gestión de Aimé:
• Se duplicaron claves presupuestales.
• Se falsificaron firmas de maestros comisionados.
• Se pagaron sueldos a personas fallecidas.
• Se desobedecieron órdenes directas del gobernador para reparar el daño.
Esto no fue omisión. Fue método.
Un crimen sistemático operado desde escritorios con sello oficial.
Mientras tanto:
• 1 de cada 3 niños no comprende lo que lee.
• El 35% de las escuelas tienen infraestructura deficiente.
• El 33% de los alumnos de primaria no sabe leer ni escribir bien.
• La SET presumía inclusión mientras saturaba aulas sin maestros, sin pupitres, sin presupuesto.
Era como abrir un hospital sin médicos… y presumir esperanza como anestesia.
El costo político… y el nuevo compás.
Américo Villarreal pagó el precio político por sostener a Aimé más de lo debido.
Su renuncia fue un manotazo necesario… pero incompleto.
Hoy, Miguel Ángel Valdez García, doctor en innovación educativa y exrector de La Salle, tiene la oportunidad —y el deber— de desmontar la red de corrupción que le dejaron como herencia.
Su promesa fue clara:
“Donde haya que hacer ajustes, se harán con bisturí y cloro.”
Pero sin autonomía, sin recursos y sin respaldo político real, su hoja de vida será sólo papel mojado.
La exigencia de un pueblo que ya no traga saliva… ni cuentos.
Tamaulipas no pide disculpas.
Tamaulipas exige justicia.
Y estos son los mínimos irrenunciables:
1. Cese inmediato e investigación de su red operativa.
2. Auditoría forense externa e independiente a la SET.
3. Carpetas penales activas y sin simulación contra Lucía Aimé y todos sus cómplices.
4. Comparecencia pública ante el Congreso del Estado.
5. Reparación del daño integral a Geovanni Chávez y los más de mil maestros afectados.
El último compás.
Lucía Aimé quiso bailar un vals de grandeza, pero dejó un escenario lleno de aulas rotas, maestros estafados y una generación educativa mutilada por la corrupción.
Su salida no cierra el caso: lo abre.
La Fiscalía tiene la palabra.
Pero el pueblo tiene la última.
Cuando el telón caiga, Tamaulipas no pedirá aplausos.
Pedirá cuentas.
Y si el gobernador Villarreal quiere que su legado no sea de silencios cómplices, debe barrer desde arriba.
Porque la educación no se improvisa.
Y la justicia… ya no puede esperar.
PRÓXIMO TEMA A DESMENUZAR:
GERARDO ILLOLDI, EL MAGNATE DEL TRABAJO Y LA IMPUNIDAD.
Pronto, su red de nepotismo, enriquecimiento ilícito ya documentada en este espacio y que sigue en la impunidad.