Por Agustín Peña Cruz
CDMX.- En lo que podría convertirse en uno de los escándalos más explosivos en la
historia reciente de México, el periodista independiente Manuel Pedrero reveló públicamente
una serie de audios y documentos judiciales certificados que, asegura, vinculan
directamente a la familia del expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León con líderes del
narcotráfico durante su mandato (1994-2000).
El corazón de este reportaje —denominado El expediente Zedillo: los audios y
transcripciones perdidas desde 1997— radica en la presentación de grabaciones que
habrían sido realizadas por el entonces general Jesús Gutiérrez Rebollo, quien encabezó la
lucha contra el narcotráfico en los años noventa antes de ser abruptamente detenido por
sus supuestos vínculos con el cártel de Juárez.
Pero la narrativa se encamina en que: Gutiérrez Rebollo no solo habría documentado
operaciones del cártel de Colima encabezado por los hermanos Amescua Contreras, sino
también conversaciones con implicaciones directas sobre la entonces primera dama, Nilda
Patricia Velasco, y otros integrantes cercanos al expresidente Zedillo.
“Este no es un simple archivo, es una estructura de verdad que ha permanecido enterrada
durante más de 25 años”, afirma Pedrero, mostrando en cámara el llamado “tomo 3” de un
expediente judicial que contiene más de 750 fojas. Según el documento, cuya autenticidad
estaría respaldada por una certificación del Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal del
entonces Distrito Federal, el material fue generado dentro de la causa penal número 15/97.
HISTORIA DE CASSETTES PÉRDIDOS Y PERITAJES OLVIDADOS
La revelación más inquietante es que los audios difundidos —que suman ya millones de
visualizaciones en plataformas como YouTube— serían parte de una colección mucho más
amplia: al menos 30 cassettes habrían sido grabados, aunque solo 11 se conocían hasta
ahora. Pedrero sostiene que los audios presentados no sólo coinciden con las
transcripciones del expediente judicial, sino que habrían sido sometidos a peritajes oficiales
en 1996 y 1997.
Uno de los fragmentos más comprometidos de las cintas incluye un diálogo entre los
hermanos Amescua Contreras —líderes del cártel de Colima— en el que se menciona
directamente a familiares políticos de Zedillo, incluidos nombres como “el suegro del
presidente” y otros presuntos intermediarios. Las conversaciones, que oscilan entre lo
casual y lo logísticamente incriminatorio, incluyen referencias a traslados, pagos y
encuentros coordinados con operadores de alto perfil.
ESCEPTICISMO, POLARIZACIÓN Y PREGUNTAS ABIERTAS
Las reacciones no se han hecho esperar. Algunos analistas y figuras públicas han
cuestionado la autenticidad de las grabaciones, calificándolas de montajes, manipulaciones
digitales o incluso productos de inteligencia artificial. “Me preocupa lo fácil que es esparcir
noticias falsas”, señaló una voz crítica dentro del propio reportaje, reflejando la tensión que
el caso ha generado en la opinión pública y entre defensores del expresidente.
Pedrero, por su parte, sostiene que era previsible esta respuesta. “Era justo lo que
queríamos: que se definieran, que se mostraran como defensores a ultranza del régimen de
Zedillo”, argumenta, subrayando que el expediente completo será difundido
progresivamente con el objetivo de que “el pueblo de México sepa la verdad que fue
ocultada”.
¿QUÉ SIGUE?
Aunque hasta el momento ni la Fiscalía General de la República ni alguna institución oficial
han emitido una postura sobre el material revelado, el contenido del expediente y la
potencial implicación de figuras del más alto nivel de gobierno durante el periodo de la
transición democrática en México —que incluyó la privatización de los ferrocarriles, la
masacre de Acteal y el levantamiento del EZLN— podrían desencadenar una revisión
profunda del legado de Zedillo, incluso a nivel internacional.
Cabe recordar que Ernesto Zedillo ha residido en Estados Unidos en los últimos años,
fungiendo como académico y asesor en instituciones como Yale University y diversos foros
globales. El nuevo contexto abre la puerta a interrogantes jurídicas y diplomáticas de amplio
alcance.
La historia, como lo dijo el propio Pedrero en su transmisión, “apenas comienza”.