*Hediondez y podredumbre
Por René Martínez Bravo
El ciudadano de a pie sabe, y se ha vuelto costumbre, que de manera cotidiana, la justicia se tuerce, se dobla, modifica, siempre en favor del poderoso, del influyente… «con dinero baila el perro, with money the dog dances».
Y si el ciudadano común lo sabe, imagine usted a los «dinerosos»?, esos que están acostumbrados a realizar negocios ilícitos haciéndolos parecer lícitos, y que al amparo del poder judicial van por su vida gozando de total impunidad, aprovechando esas «lagunas jurídicas» que son aprovechadas, ¡y muy bien!, tanto por los delincuentes pudientes, como por quienes están para supuestamente impartir justicia pronta y expedita, transparente y de acuerdo a los dictados de la ley y constitución política y el código penal?. «Al margen de la ley nadie».
Por eso es buena la elección de jueces y magistrados, el pueblo decidirá quien si y quien no, pero mucho cuidado gente, porque hay muchos con piel de oveja, pero engañosos a morir, por eso debemos conocer por que si, y por quien no votar.
En Tamaulipas tenemos ejemplos de bandidos con toga, esos que siempre han actuado defendiendo intereses personales y no a la sociedad, y hay que conocer sus nombres, para no votar por ellos.
Hoy, desde el Congreso de la Unión, fueron señalados algunos, y que han hecho mucho daño a la justicia protegiendo delincuentes.
Jueces a sueldo de los Cabeza de Vaca……Desde el Congreso de la Unión, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, lanzó una advertencia que no puede tomarse a la ligera: existe una cofradía de jueces y magistrados corruptos en Tamaulipas que han operado como red de protección para el exgobernador prófugo Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
No es una acusación política. Es una denuncia con nombre, apellidos y expedientes. Una denuncia que revela cómo el sistema judicial fue capturado para servir a intereses personales y no al Estado de derecho.
El caso de Cabeza de Vaca es paradigmático. Durante su gobierno —y aún después de dejarlo— logró mantener una escolta de casi 40 elementos pagada con dinero público. Un privilegio inadmisible. Cuando se intentó retirársela, los jueces Faustino Gutiérrez Pérez y Juan Fernando Alvarado López intervinieron con amparos que lo protegieron. No defendieron derechos humanos ni libertades civiles: blindaron a un político con señalamientos graves, incluido su actual estatus de prófugo de la justicia.
Pero esto va más allá de dos jueces. El presidente del Primer Tribunal Colegiado de Tamaulipas, Mauricio Fernández de la Mora, también ha sido señalado por su papel en esta red. Y Peor aún: la jueza Carmen Ávila, esposa del juez jubilado Gutiérrez Pérez, fue designada como sustituta del juez suspendido. Una red familiar, institucional y política que no busca justicia: busca impunidad.
Esta situación exhibe la dimensión real de lo que está en juego con la reforma al Poder Judicial. No se trata de un cambio técnico o de una simple reorganización. Se trata de romper con un modelo donde los jueces actúan como abogados personales de los poderosos, donde la justicia se negocia, y donde la impunidad se firma en papel membretado.
Lo que denunció Sergio Gutiérrez Luna desde la Cámara de Diputados debe marcar un antes y un después. Ya no basta con suspensiones administrativas ni con exhortos simbólicos. La ciudadanía exige acción: destituciones, procesos penales y una limpieza real del aparato judicial.
La reforma judicial es la oportunidad para poner fin a esta farsa. Y también la última llamada para rescatar a la justicia de quienes la han convertido en su negocio privado.
Estos jueces, con sus acciones, han llenado de vergüenza al Poder Judicial, lo bueno es que ya no tardan en irse, han dejado una hediondez en los juzgados que han estado, esta es la esperanza de un verdadero cambio, de lograr un poder judicial autónomo y sin vicios, sin corrupción, sin impunidad.
Hasta la próxima