6 de mayo de 2025

*.-La fuerza de su trayectoria, la empatía popular y una campaña con cobertura nacional posicionan a Ana María Ibarra como la candidata más sólida rumbo a la Suprema Corte. A estas alturas, resulta difícil ver a otro perfil con mayor conexión y preparación.

La contienda por la Suprema Corte de Justicia de la Nación entra en su fase decisiva, y Ana María Ibarra Olguín se consolida como una de las figuras mejor posicionadas para ocupar una de las primeras sillas del máximo tribunal del país. Su candidatura ha logrado conectar con la población como pocas veces se ha visto en un proceso de este tipo, despertando una empatía que ha trascendido sectores sociales, regiones e ideologías.

Con una campaña que ha cubierto más territorio que cualquier otra, Ana María no solo ha estado presente en los espacios jurídicos y académicos, sino también en las aulas, en las calles y en los foros ciudadanos, haciendo de su propuesta un eco real de las demandas populares.

Su currículum respalda su presencia: egresada del CIDE, con experiencia como Secretaria de Estudio y Cuenta en la ponencia del ministro Arturo Zaldívar, defensora de derechos humanos en la Comisión Interamericana y promotora de políticas públicas con perspectiva de género. Cada paso de su carrera ha sido un cimiento de la candidatura más robusta del proceso.

Pero no sólo es su trayectoria lo que la sostiene. Ana María ha puesto sobre la mesa tres propuestas contundentes:

  1. Justicia con sentido, para hacer del derecho una herramienta cercana y humana.
  2. México sin miedo, donde la víctima sea el eje del sistema y el Estado garantice protección efectiva.
  3. Puertas abiertas a la justicia, para transformar la relación entre la Corte y el pueblo, con lenguaje claro y transparencia plena.

Estas propuestas han logrado permear en el pensamiento popular, no como promesas abstractas, sino como compromisos palpables. A estas alturas del proceso, resulta difícil imaginar a otro perfil con la capacidad, la claridad y el arraigo que representa Ana María Ibarra.

La Suprema Corte necesita no solo excelencia jurídica, sino también legitimidad social. Y esa legitimidad la ha construido Ana María paso a paso, ciudad por ciudad, palabra por palabra.

México está a punto de escribir un nuevo capítulo en su historia, y todo indica que llevará la firma firme, cercana y visionaria de Ana María Ibarra. Porque cuando el país exige justicia, el pueblo responde con una voz:

¡17 Ibarra, en la boleta morada!