Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

Transportarse en esta temporada vacacional de primavera en autobuses foráneos –al menos de aquí a otros destinos o de allá para acá–, de las líneas ETN, Transpaís, Ómnibus, Senda, Futura u otras que en Tamaulipas prestan su servicio, ha sido un viacrucis.

Lo afirmo con pleno conocimiento de causa, pues, aparte de aumentar sus tarifas (sin autorización oficial) incumplen con los horarios de salida, de llegada y, lo peor, es que los camiones frecuentemente presentan fallas en sus sistemas mecánico y/o eléctrico.

Al menos, eso es lo que aducen las empresas, para justificar su atraso en las salidas y llegadas. Aunque son más los retardos de arribo.

Para los usureros del transporte foráneo, los operadores suspenden el recorrido por accidentes, retenes militares o de migración, pero no aceptan que también lo hacen en convivencia con grupos criminales, al permitir que éstos aborden las unidades para ‘bajar’ pasajeros, como se ha denunciado en reiteradas ocasiones.

Quienes esperamos la llegada de un familiar en la hora programada y, por supuesto, sabemos de la complicidad entre malandros y transportistas, al rebasarse una, dos, tres horas su arribo, justificadamente empezamos a elucubrar que algo raro está pasando.

Más, cuando los empleaos de esas líneas solamente nos informan que el autobús está retrasado, pero, sin explicar por qué, aun cuando éste haya partido en el horario convenido.

Obviamente, a los pasajeros tampoco se les ofrece una explicación del retraso, pues a los chóferes les vale madre lo que ellos piensen o teman, al tampoco poder comunicarse con sus familiares, quienes, obviamente, en la central de autobuses esperan impacientemente varias horas para confirmar que no hay más nada que la irresponsabilidad de la línea transportista.

Hace días, de la Ciudad de México a la capital tamaulipeca, un camión de Ómnibus dilató 15 horas en recorrer cerca de 800 kilómetros, que, por lo regular, se transitan en nueve.

Otro de Transpaís, saliendo de Monterrey a Ciudad Victoria recorrió en (+/-) siete horas 284 kilómetros, cuando el tiempo estimado entre un lugar y otro es de aproximadamente cuatro, o cuatro y media.

Al respecto, los transportistas pretextan que: la red carretera no está al cien para transitarla por falta de mantenimiento; que los retenes impiden un flujo vehicular ágil y que son los automovilistas quienes más estorban en su trayecto. ¡Uf!

Lo que no dicen, es que para cubrir la demanda en periodos de asueto echan mano de unidades prácticamente desechables, viejas y deterioradas en su interior –asientos rotos, pantallas que no funcionan, baños sucios, etcétera–, que conducen chóferes mal dormidos, de cara larga y groseros con los usuarios.

Lamentablemente, no hay quien les ponga un alto a los transportistas que, por cierto, también se sienten dueños de las centrales camioneras.

¿Abuso policial?

La detención y pronta liberación del delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tamaulipas, José Luis Aranza Aguilar, por parte de elementos de la Guardia Estatal y de la Fiscalía General del Estado, no ha sido aclarada con precisión por la vocería de seguridad pública ni por la institución médica.

Al momento de su detención, dicen que el delegado traía consigo un arma de fuego y tres millones de pesos en efectivo.

¿Por qué el mutis?

¿Acaso alguna de las partes, o ambas, ocultan algo más ‘cañón’?

Cicuta

Los relevos en el gabinete gubernamental son parte del ejercicio del poder.

Y sólo competen al jefe del Ejecutivo estatal.

A nadie más. Ni siquiera a los grupos de interés que, por cierto, ya han dejado de influir en la entidad.

Por tanto, suponer que las piezas de ajedrez se han movido con miras al relevo sexenal, resultaría ocioso.

Sobre todo, cuando después del proceso federal para renovar el Poder Judicial se intensifique el quehacer público para cristalizar obras y acciones de gobierno, donde cada titular podrá entonces sí mostrar de qué está hecho.

Eso provocaría el desplome de los senadores hasta hoy acelerados con el relevo.

De ahí que no haya motivo, entonces, para adelantar supuestos.

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