CUADRANTE POLITICO———–POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO—–
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Recientemente en la mesa de análisis de ORT abordamos el tema Yarrington, por aquello de su regreso al país, y hoy con la noticia de que le acaban de dictar auto de formal prisión, el tema adquiere más actualidad. En ese espacio de opinión , el autor de esta columna dijo que la administración de Tomás tuvo aciertos. Políticamente para él, todo fue subir y subir, hasta que tuvo la idea de jugar al boliche.
Infortunadamente le tiró a Los Pinos. Hoy la emblemática residencia del poder, ya no existe como tal, pero en su tiempo, aspirar a ser su primer huésped, generaba las peores reacciones entre la clase política nacional. Sobre todo en su etapa previa a la decisión, el canibalismo político entre los competidores, se daba de manera cruel y descarnada.
Solo de esa manera se explica que, después de concluir su mandato en el 2005, nadie se atrevió a molestarlo. Las acusaciones penales en su contra se dieron en el 2009,(cuatro años después), durante el gobierno del Presidente Calderón, pero avaladas por el poderoso grupo Atlacomulco, cuyo lider político de ese entonces, (y a la postre Presidente de la república), Enrique Peña Nieto, dejó que Tomás se hundiera.
Se comenta también que el grupo Edomex fue de los que más pidieron la crucifixión política de Tomás.
A continuación les comparto, algunas anécdotas de este mandatario tamaulipeco, que hoy sigue peregrinando por las cárceles, primero de Italia, después de USA, y hoy de regreso al país. Muy mal momento el que escogieron para enviar a TYR de regreso a su patria, justo cuando el Presidente Trump está muy atento, vigilando el trato que el gobierno mexicano le da a personajes involucrados en temas complejos, como delitos contra la salud y lavado de dinero.
Si alguna vez, los de la 4T tuvieron la más mínima intención de echarle la mano al ex gobernador originario de Matamoros, en estos tiempos no lo pueden hacer, porque el horno de las amenazas de Trump, y sus aranceles, no está para bollos.
He aquí algunos curiosos pasajes que compartimos con Tomás:
En una ocasión, recién iniciado su sexenio, y poco después de que había fallecido el operador de su campaña, Chuy Vega, hasta la oficina de audiencias en el tercer piso de palacio, llegó Gonzalo Chalo Rivera. TYR no lo recibió, y ya cuando iba de salida, Chalo lo alcanzó justo al salir, no por la discreta puerta que da al elevador, sino la del pasillo.
Tomás le dijo, cortante:
—Que se te ofrece:
Y Chalo le dijo, que el motivo era que quería ser Presidente del PRI municipal.
—–¿Y quien te ofreció eso?, le espetó Tomás.
—-Pues cuando vivía Chuy Vega, me dijo.
—Mira, aquí el que abre o cierra la puerta soy yo.
Sin más se dio la vuelta, y se fue.
Otra anécdota fue cuando, en una plática personal, le comenté que mis análisis en la sucesión habían sido a favor de Geño. Me dijo, ya ves, no te equivocaste. Es que realmente me conoces.
Una tercer anécdota:
Fue cuando andaba TYR en campaña por la gubernatura y llevó a cabo una reunión con los lideres universitarios de la UAT. Los reunió en el restaurante El Quijote, en la calle Carrera Torres. Ahí estuve yo, redactor de sus crónicas de campaña. A día siguiente, durante un descanso de su proselitismo en una ciudad fronteriza, me mandó llamar, y me dijo:
—No les des mucho espacio en tus comentarios a los dirigentes la UAT, mira en donde los cité, no le di la mayor relevancia. Y sus palabras fueron proféticas, porque durante su sexenio, uno a uno se fueron saliendo, el último fue Filizola, por la vía de una diputación federal.
Durante su campaña, Tomás se quedó a dormir una vez en un ejido de San Fernando. Al amanecer, las gallinas le estaban cantando en las orejas. Así de auténtico fue su recorrido proselitista por el estado.
Cuando era candidato, le decía a la gente: yo no quiero ser gobernador, quiero ser su amigo, llámenme Tomás. Ya adentrado su gobierno, me invitó a unas gira en los ejidos del Cuadro Distrito. Yo había estado entrevistando a la gente, y pedían mejores caminos en sus comunidades. Cuando le dije esto a TYR me dijo que estaban viendo eso, pero que por el momento traían otros importantes programas. Como yo le insistí, me dijo:
——¿Crees que tu gobernador esté equivocado..?
En el autobús de campaña, se vivía el invierno. Todo indicaba que bajarían extremadamente las temperaturas. Poncho Salazar le consiguió a TYR una ropa térmica:
Y el comentario de Tomás fue:
—–Que bien se siente ser candidato a la gubernatura.