DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.


No es por nada, amigos lectores, pero la verdad que conocer la realidad, o algunos hechos
de la realidad, me hace pensar que van ganando los malos; que es mentira eso que algunos
advierten: de que somos mas los buenos. Puede que tengan razón: que la acción de los
buenos no se nota, la sociedad en general y en lo particular México, Tamaulipas o Victoria,
con todo y las cosas buenas que nos anuncian los gobernantes, todos los días nos damos
cuenta que no avanzamos: los problemas son mas grandes, las necesidades igual, pero cada
día tenemos menos recursos, dinero pues, pero además no crecemos como sociedad
productiva.
Las acciones de los hombres o mujeres que son ilícitas, tal parece que se intensifican. Las
noticias sobre hechos violentos, de más y más asesinatos son de todos los días, igual que
una casa-habitación o un negocio es asaltado aquí y por allá; que desaparecen jóvenes a lo
largo y ancho del país, se presume que enganchados por el CO. Y, también por las noticias,
nos enteramos de como servidores públicos son cómplices del CO, trafican influencias, se
roban el dinero del pueblo, amen de realizar acciones sin eficacia, obras mal construidas,
entre otras cosas.
EL ESTAFADOR.
Hace tiempo trabaje en un juzgado penal. Recuerdo que en una plática con el director le
pregunte: de todos los que están presos, ¿Quiénes son los más malos? Digamos que no
tienen valores o que los mismos están tergiversados. Sin pensarlo dos veces, me respondió:
los estafadores, los defraudadores. Y le digo, pero yo he levantado declaraciones a personas
que cometieron crímenes, que quitaron la vida a otro u otros, o que hicieron robos, sea a
bancos, a negocios o a personas. Total, hagan de cuenta que me dio una catedra de las
personalidades, en términos generales, de quienes estaban presos.
Y me explico: los que hacen estafas, los defraudadores, son personas que visualizan una
ganancia, tienen paciencia para ir armando la tramoya y esperan el momento justo para dar
el golpe decisivo. Deciden, por decir, quitarte el dinero; planean la forma de hacerlo, de
engañarte, son gente inteligente, paciente, ordenada. Sin embargo, creo que hay delitos que
son de intensidad, que es pertinente, necesario, la participación de muchos, de ciudadanos y
de servidores públicos.
RANCHO IZAGUIRRE.
Si hacemos caso a la narrativa que nos han endilgado los medios de comunicación, las
redes sociales y el mismo gobierno, el caso del Rancho Izaguirre en Teuchitlan, Jalisco, lo
que ahí sucedió no es casual: para las buscadoras, fue un campo de exterminio, para el
gobierno y la fiscalía general del país, fue un centro de reclutamiento. Uno y otro,
significan lo mismo, con un grado de diferencia: el hecho, admitido por el gobierno, es que
fue un centro de reclutamiento, de adiestramiento de jóvenes que, engañados por una oferta
de trabajo, llegaron a un punto sin retorno.

Los testimonios indican que, quien se resistía a ser parte del engranaje del CO, lo
torturaban y hasta exterminaran. La cuestión es que, difícil pensar, si pensar en su
existencia sin la complicidad de autoridades e incluso gobernantes. En otros lugares, por
decir, se ha documentado la colusión de alcaldes y hasta gobernadores en acciones ilícitas,
en detrimento de la seguridad patrimonial y física de las personas.
EL HUACHICOL FISCAL.
Un día Omar García Harfuch sentencio que, para terminar con los delitos, hay que detener a
quienes los comenten. Y en las ultimas semanas dos noticias han impactado: en Ensenada
se decomisaron 8 millones de hidrocarburos en tanto que en Altamira (Tamaulipas) 10
millones de Diesel. Ambos eventos son identificados como “huachicoleo fiscal”: los barcos
transportan una mercancía distinta a la que se consigna en la documentación de la carga. Y,
en ambos casos, ya la Fiscalía, el gobierno pues, tiene cartas en el asunto.
La cuestión es que, ese negocio, es tal que difícilmente lo puede hacer una o dos personas:
obvio, tiene que haber una cabeza o un grupo de personas, que hagan todas las operaciones
de rigor para que se cometa el ilícito: y lo que se desprende es que, para que esto suceda,
tiene que haber mucha gente involucrada, gente del gobierno, de las áreas fiscales, de
aduanas, entre otras. En Ensenada había un parque, que tiene dueño; los buques, tienen
dueños; y los trámites burocráticos alguien tuvo que realizarlos y otros aprobarlos… Por
cierto, en el caso de Altamira, días después del decomiso José Ramón Silva Arizabala, dejo
de ser el responsable de la secretaria de Energía.
TRAFICO DE INFLUENCIAS.
Con eso de las elecciones judiciales Loretta Ortiz Ahlf, que es magistrada de la SCJN y
quiere repetir, ha recibido golpes bajos, acusándola de traficar influencias porque puede dar
su voto a favor de un delincuente de cuello blanco. La acusación de trafico de influencias,
sin embargo, nos permite enterarnos como Rafael Zaga Tawil tuvo la osadía de llevarse 5
mil millones de pesos del Infonavit, hecho por el cual tiene una orden de aprehensión por
delincuencia organizada y lavado de dinero.
La cuestión es que Rafael y su abogado conociendo los recovecos de la ley tiene la
intención, pese a ser un prófugo de la justicia, intenta cobrar una indemnización por daños
y perjuicios a Actinver (entiendo parte de Santander) y en este proceso tiene parte activa
Abel Chávez Salinas, yerno de la ministra Loretta Ortiz. En fin, la ministra acusa guerra
sucia en su contra, lo real, indiscutible, es que el desvió o robo de los millones a Infonavit
son reales y Octavio Romero como director de Infonavit ha puesto las denuncias
correspondientes.