Aún no es Semana Santa, pero el alcalde de Reynosa Carlos Peña Ortiz ya está cargando su cruz. Resulta que enfrenta reclamos tras el impacto de las intensas lluvias ocurridas el 27 y 28 de marzo pasado, que afectaron a casi un centenar de colonias, vehículos y viviendas, las plazas comerciales sufrieron pérdidas cuantiosas y las escuelas públicas presentan daños que reclaman inversiones inmediatas, que no se ven venir de manera fácil y mucho menos rápida. En esas circunstancias las protestas se desbordaron en las calles de esa ciudad fronteriza.

            Es evidente la magnitud del desastre, que en otros tiempos hubiera tenido como tabla de salvación al FONDEN (Fondo de Desastres Naturales), que aun en estado de quiebra y saqueado por la rapacería de sus funcionarios, tenía mecanismo para hacer frente a situaciones como las que ahora viven los reynosenses.

            Esos son los nuevos estilos de gobernar. En el pasado reciente los priistas, con todo y sus actos de corrupción a estas alturas del partido, ya hubieran tenido la visita del titular del Ejecutivo Nacional e integrantes de su gabinete, portando botas de plástico, casco e impermeables; eran capaces de montar un escenario, si usted quiere teatral, pero acompañado de respuestas inmediatas.

            En agosto de 2020 la Secretaría de Hacienda, reportó que el FONDEN  tenía recursos por 4 mil 911 millones de pesos, pero con los huracanes y sismos de 2017, ese Fondo adquirió pasivos por 18 mil MDP, lo cual lo dejó en condiciones de deuda por 13 mil 123 MDP. En octubre de 2020 el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador decidió desaparecer este organismo luego de denunciar opacidad en su manejo, desvíos de recursos y corrupción.

Hoy en lugar del FONDEN, opera asignado a la SHCP, la Unidad de Política y Control Presupuestario, que es la que transfiere los recursos al estado, secretaría o municipio para ejercerlos en proyectos de recuperación tras un desastre.

La circunstancia es que México tiene una historia de eventos devastadores, destacando los sismos de 1932, 1985 y 2017. Eso sin contar las inundaciones desastrosas en la zona del Papaloapan, Tabasco y Acapulco en octubre de 2023 con el huracán Otis. De tal manera que ningún gobierno de la República puede ser eficiente, si no tiene previsto un mecanismo de rescate para atender emergencias, la recuperación económica y de salud y la reconstrucción de lo ocurrido en un desastre.

De tal suerte que Makito tiene que encontrar la punta de la hebra para desenredar la madeja que tiene en sus manos, para asistir a los damnificados, un renglón que quizá no está en el presupuesto, no por lo menos en las dimensiones que el asunto demanda.

A lo antes señalado en materia de viviendas y escuelas, hay que agregar un centenar de negocios que sufren pérdida total y otros que fueron inundados de manera parcial, con registro de pérdidas, en ese escenario ni el 50 % está asegurado. Esto significa que traerá casos de desempleo por el cierre total en algunos casos y parcial en otros por reparaciones.

En fin, los damnificados reynosenses esperan la ayuda del gobierno, que en sus niveles federal, estatal y municipal, se define como humanista. Por lo pronto, los ciudadanos salieron a las calles para llamar la atención y reclamar apoyos, para enfrentar estos momentos difíciles que no se resuelven de un día para otro.

GOBERNADOR Y RECTOR EN EL LANZAMIENTO FUNDACIÓN UAT. – La Fundación UAT es un organismo que tiene como compromiso impulsar proyectos educativos, científicos y sociales a través de alianzas con el sector empresarial. Es la cristalización de uno de los principales propósitos de vinculación de la Casa de Estudios, que teniendo como testigo de honor al gobernador Américo Villarreal, abraza con entusiasmo este puente que está orientado a transformar vidas.

La presentación de este organismo, viene a marcar un hito en los 75 años de existencia de la máxima casa de estudios de Tamaulipas, en esa consideración, el rector Dámaso Anaya entregó el cargo de presidente de la Fundación UAT a Eduardo Garza Robles, ex alumno y destacado empresario, quien asumió el compromiso de ser un puente entre la UAT y la sociedad para transformar vidas.

En ese escenario quedó constancia de la alianza con el gobernador Américo Villarreal ha permitido avanzar y concretar más proyectos en beneficio de los universitarios, como es la Fundación UAT, cuya creación era una deuda histórica que hoy se ve cumplida.

Durante la ceremonia estuvieron presentes legisladores locales, autoridades estatales y municipales, así como directivos de las dependencias académicas de la UAT. En este acto, el rector destacó la importancia de la unidad entre gobierno, sector privado y academia para impulsar proyectos educativos, culturales y sociales.

ResponderResponder a todosReenviarAgregar reacción