DE PRIMERA …LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA ….

«Matamoros Se Prepara para el Festival ‘RIGO ES AMOR’: Celebrando 20 Años del
Legado Musical de Rigo Tovar»
En un momento en que las mujeres deberían estar al frente de la defensa de nuestros
derechos, nos encontramos en una situación alarmante: las legisladoras que
supuestamente nos representan se alinean en defensa de un violador. La reciente
actuación del exgobernador Cuauhtémoc Blanco en la Cámara de Diputados ha revelado
una vergonzosa realidad: las mujeres estamos solas en esta lucha.
Mientras el abusador, protegido por el poder, evade la justicia, quienes deberían alzar la
voz por las víctimas se convierten en sus cómplices. La escena en el Congreso, donde
resonaron simultáneamente los gritos de “¡No estás solo!” y “¡Violentador!”, muestra una
profunda desilusión. Las mujeres que ocupan escaños en el Congreso, a pesar de su
supuesta paridad, han utilizado esos espacios para proteger a hombres que han cometido
actos atroces, como Blanco, quien enfrenta acusaciones de intento de violación.
La reacción de las diputadas que decidieron no doblegarse fue valiente, pero insuficiente
frente a la mayoría que cerró filas en torno a un agresor. La negativa del pleno a avanzar
en la solicitud de desafuero de Blanco, aduciendo inconsistencias en la investigación, es
una bofetada a todas las mujeres que han sido víctimas de violencia. Ivonne Ortega, única
coordinadora femenina, expresó la frustración de muchas: el “techo de cristal” ha sido
roto, pero las mujeres siguen quedando atrapadas en un piso que las corta y las deja
vulnerables.
La solidaridad de algunas diputadas es loable, pero no es suficiente para contrarrestar un
sistema que privilegia a los agresores. La falta de acción contundente por parte de las
legisladoras es alarmante y plantea un interrogante sobre su verdadera representación.
¿Cómo es posible que, en un momento histórico en el que las mujeres deberían estar
unidas para exigir justicia, la lucha se convierta en un juego de poder entre hombres?
Las voces de protesta que resonaron fuera del Congreso, encabezadas por activistas como
Yndira Sandoval, son un recordatorio de que el descontento crece. “¡No nos
representan!”, gritan las mujeres que ven cómo sus derechos son pisoteados por quienes
deberían ser sus aliadas. La narrativa de la paridad se vuelve un eco vacío cuando los actos
hablan de una traición a la lucha feminista.

Hoy más que nunca, es vital que nos unamos para exigir que las mujeres en el Congreso
cumplan con su deber de proteger a las víctimas y no a los agresores. La lucha por la
igualdad no puede ser manipulada ni utilizada como moneda de cambio en un juego
político. Las mujeres no estamos solas, pero necesitamos que quienes nos representan
actúen en consecuencia. La vergüenza no es solo de quienes traicionan nuestra causa, sino
de un sistema que permite que el abuso continúe. La lucha sigue, y es hora de que
nuestras voces se escuchen más fuerte que nunca.
En Matamoros, casi todo listo para el festival RIGO ES AMOR, en honor a los 20 años del
fallecimiento del cantante matamorense que llevo la música a niveles mundiales y con ella
el nombre de esta frontera.
Este festival esta plagado de diversas actividades entre las cuales destacan este jueves una
ceremonia luctuosa en la Playa Bagdad, a las 10:00 am
Y posteriormente el viernes el resto de las actividades desde las 10am a las 10 pm, con
grupos escolares locales y bandas.
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