La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

El III Informe del gobernador Américo Villarreal Anaya, retrata fielmente las fortalezas y debilidades de su gobierno. Quiénes de sus colaboradores, cumplieron con las tareas y quiénes no; en quién confiar y a quién hay que reemplazar, porque no se puede engañar y decepcionar al pueblo.
No es una traición a AVA; es una traición a los tamaulipecos que representan.
Los ineficientes, incapaces reclaman su reemplazo.
Son muchos, tres años de desfiguros en Salud –corrupción a granel, y tráfico de influencias inocultable, pillaje galopante y millones de pesos que no se saben de su uso escrupuloso–. El secretario, doctor Vicente Joel Hernández Navarro parece haber concluido su ciclo en la dependencia.
El tejido de salud pública lo llevó a la destrucción, con un vendaval de deshonestidad poniendo al sector, como uno de los peores del país.
El abandono en que lo tuvo la administración anterior no es una excusa. Si los gobernantes anteriores saquearon clínicas y se llevaron el dinero que debió ser utilizado en la construcción de hospitales él es corresponsable de los ilícitos.
¿Por qué no se denunció en tiempo y forma?
Nunca lo hizo el secretario.
Lo intentó hace unas semanas; se hizo bolas y se hundió más en el lodo que brota a cántaros en sus oficinas.
Otro lastre del gobierno de Villarreal Anaya es Héctor Romero Lecanda, titular del Instituto de Cultura y las Artes de Tamaulipas. El frívolo sujeto, desplegó escasos proyectos culturales para los tamaulipecos y dedicó sus virtudes a cobrar su sueldo y a disfrutar de sus vicios tan caros como extravagantes.
Ni un párrafo de su Informe, AVA, abordó el tema de la Cultura, ante la ausencia de esfuerzos y de trabajo del nuevolaredense que vino a Victoria en el viaje más diletante de su vida.
Un zapateado de huapangueros es el acto que Romero Lecanda, quiere vendernos como la identidad cultural más acabada de Tamaulipas.
De pena, el trabajo del orgullo de Nuevo Laredo.
Se requiere de una descomunal dosis de desfachatez, para amacharse en el cargo con tan indecorosos resultados.
Salió peor que su antecesora; mucho, peor.
De similar factura, es la labor que ha desarrollado el director del Deporte, Manuel Alejandro Virués Lozano. Este chico, si lo sueltan en cualquier municipio del estado, se pierde. Es más fácil que conozca Monterrey, o Texas que la geografía tamaulipeca.
¿Cómo quieren que esté enterado las necesidades y las problemáticas de la sociedad del deporte en el estado?
Creo que le apremia una limpia a fondo de la IV T regional.
El Secretario de Obras Públicas, Pedro Cepeda Anaya es otra fichita. Su trabajo es servirle a la Iniciativa Privada. Carreteras de cuota, es la solución para él.
Si se deja inamovible tanta inmundicia, se convertirá en las venas abiertas de Américo.