Cd. Victoria, Tam.- A finales del sexenio peñista una conocida fuente parroquial declaró que en el estado de Veracruz, donde la gente escarbe puede encontrar cadáveres. Por supuesto era una exageración, una manera de señalar la gravedad del problema.

La verdad, jamás ha sido santo de mi devoción el presunto cura texcocano ALEJANDRO SOLALINDE. Sin embargo, como referencia importa porque tiene suficiente camino recorrido en la búsqueda y denuncia de entierros clandestinos.

Fue en los sexenios del PRI y el PAN cuando aún tenía la entereza y la claridad para denunciar la presencia de “un hervidero de esqueletos por donde quiera” y “el cementerio de migrantes más grande de México”.

Desde luego han pasado años, SOLALINDE ya no muerde, ni araña, ni espanta. El apapacho oficial lo convirtió en león herbívoro. Destaca más por esos tuits abyectos que lo hacen parecer un #LordMolécula con sotana.

Más ocupado en escupir sobre la tumba de la recién fallecida ISABEL MIRANDA DE WALLACE, creadora de la fundación “Alto al Secuestro”, esfuerzo premiado (¿por quién cree usted?) por FELIPE CALDERÓN.

Dudoso honor. Dama, en efecto, desprestigiada por su pública amistad con el narcopolicía GENARO GARCÍA LUNA, hoy huésped distinguido en una cárcel de alta seguridad de Virginia, Estados Unidos.

De cualquier manera, SOLALINDE es tema caliente en redes porque se pasó de tueste cuando llamó a la recién fallecida “antimujer”, entre otras palabrejas impropias para alguien que dice tener una formación religiosa.

TIEMPO ATRÁS

Cuando este señor tuvo alguna vez vergüenza, son dignas de recordar sus denuncias por las 258 fosas descubiertas en el municipio de Alvarado, señalando también hacia Coatzacoalcos, Córdoba y Tierra Blanca.

Los verdugos de entonces eran los gobernadores priístas FIDEL HERRERA y JAVIER DUARTE, por igual, impresentables, represivos y ladrones.

Recurrir a la memoria periodística ayuda a contextualizar el muy reciente caso del rancho “Izaguirre”, en Teuchitlán, Jalisco, dado a conocer el 5 de marzo de 2025 por las únicas personas realmente interesadas en esta tarea. Las familias buscadoras.

El escándalo es nacional por su extrema crueldad, aunque los campos han existido por décadas. En noviembre pasado se cumplieron 40 años de la incursión militar al rancho “El Búfalo” en Chihuahua, donde trabajaban de manera forzada 10 mil campesinos en la siembra y cosecha de mariguana.

Ciertamente, no existe un modelo único para conceptualizar estos centros masivos de confinamiento. En algunos casos, se equiparan a campos de concentración, donde el maltrato es sanguinario, cotidiano y los crímenes asunto de todos los días.

En otros se trata de simples centros de entrenamiento para aprendices de sicarios, a menudo reclutados por su voluntad, buscando escapar de enemigos históricos como el hambre, la miseria, la pobreza endémica.

Corresponde a los servicios de inteligencia civil y militar clarificar en cuál de estas variantes encajan los factibles casos del noreste mexicano. Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

MADRES DETECTIVES

Es, por cierto, proverbial la torpeza del gobernador neoleonés SAMUEL GARCÍA frente a los desaparecidos y el concomitante asunto de los feminicidios, ante el cual ha mostrado una ineptitud que raya en la indiferencia.

El viejo dicho de “si no hay cadáver, no hay muerto” (ni tampoco delito que perseguir) se aplica en casos así. La desaparición se ejecuta para no atraer la mirada de autoridad alguna.

Cabe preguntar si algún día sabrán los mexicanos cuántas fosas han existido (y se siguen abriendo) para dichos fines. Algunos medios han sugerido alguna suerte de mapeo con espectrógrafo satelital. Ignoro si esto sea posible.

Un necesario motivo de reflexión es que son los miembros de la sociedad civil y no las autoridades quienes están haciendo el trabajo. Acaso las familias buscadoras merecieran el Premio Nobel de la Paz que regularmente se anuncia cada octubre.

Son ellas las que jamás se rinden, como nunca se rindieron las Madres en la Plaza de Mayo en Argentina en su indagación tenaz por los hijos, hijas y hasta nietos que desaparecieron durante las dictaduras entronizadas en ese país durante la segunda mitad del siglo 20.

O como los deudos de Ayotzinapa, aún pendientes de una respuesta convincente por las instituciones que durante tres gobiernos consecutivos se han comprometido con la causa, sin resultados.

ÁNIMAS EN PENA

País de fantasmas el nuestro. Hoy México llora a su gente extraviada por la acción de manos criminales, como antes lo fue por persecución política. Sin distingos, a los gobiernos de todas las ideologías les incomoda que les pregunten al respecto.

Me viene a la mente una vieja caricatura de ROGELIO NARANJO que no pierde actualidad.

Vestido de clérigo, el Presidente canta con un gesto lúgubre, junto al altar:
-“De los desaparecidoooooos…”
En respuesta, el secretario de Gobernación, vestido de monaguillo, campana en mano, responde con el mismo cántico eclesial…

-“Líbranos señooooor:”

Y resulta que el primero era JOSÉ LÓPEZ PORTILLO y el segundo, JESÚS REYES HEROLES. Revelador el paso del tiempo, ¿desde hace cuántos años hemos venido hablando de esto, como reclamo urgente?…

Los suficientes para pensar que al menos tres generaciones han fracasado en dar respuesta cabal al problema. Encontrarlos, deslindar responsabilidades, ni una cosa ni otra, hasta ahora.

BUZÓN: [email protected]

WEB: http://lopezarriagamx.blogspot.com