Por Luis Enrique Arreola Vidal.

Un desafío global, una respuesta nacional.

México enfrenta una prueba de fuego. Los aranceles del 30% impuestos por Estados Unidos a los vehículos eléctricos amenazan 420,000 empleos y 15,000 millones de dólares en exportaciones (INEGI, 2024). La presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado templanza al sumarse a la presión coordinada de la Unión Europea y Canadá, evitando el aislamiento que caracterizó a administraciones pasadas. Pero el verdadero reto no está en Washington, sino en casa: ¿logrará convertir esta crisis en un momento de unidad nacional?

Elogio con advertencia: La prudencia que México necesita.

Sheinbaum ha evitado los excesos verbales de su antecesor. Mientras AMLO habría convertido los aranceles en un “ataque imperialista”, ella ha optado por la diplomacia silenciosa. Su estrategia recuerda a la de Lula da Silva en 2008, quien enfrentó la crisis financiera global con alianzas estratégicas entre el sector empresarial y los sindicatos.

Pero hay una grieta: el anuncio de medidas económicas en el Zócalo, con banderas de Morena y consignas partidistas, revivió el fantasma del populismo cortoplacista.

Dato crucial: El 68% de los mexicanos desconfía de actos políticos en plazas públicas durante crisis económicas (Encuesta Reforma, junio 2024).

La trampa del Congreso: Mayoría no es sinónimo de legitimidad.

Morena controla el Congreso, pero gobernar solo con la base partidista es un error. En 2017, Trump impuso aranceles al acero canadiense, y Justin Trudeau respondió con un Consejo de Emergencia Económica que incluyó a rivales políticos y empresarios.

México podría replicarlo con tres medidas clave:

•   Fondo de Contingencia: 0.5% del PIB para apoyar a pymes automotrices afectadas.

•   Ley de Certidumbre Comercial: Acuerdo pluripartidista para blindar tratados internacionales.

•   Consejo Económico Nacional: Mesa de diálogo con la IP, sindicatos y gobernadores.

Advertencia: Si Sheinbaum ignora al sector privado, México perderá 7,000 millones de dólares en inversiones ya comprometidas (Consejo Coordinador Empresarial).

Lecciones de la historia: Los riesgos de la división.

En 1982, López Portillo nacionalizó la banca desde el Zócalo sin consensos. El resultado: fuga de capitales e hiperinflación. En 2024, Sheinbaum debe elegir entre dos caminos:

•   Opción 1: Mitin en la plaza, discurso de “ellos contra nosotros”, movilización de bases.

•   Opción 2: Sesión extraordinaria en San Lázaro, firma de un Pacto por la Soberanía Productiva con todos los gobernadores, partidos políticos, líderes empresariales y sindicales.

El dilema no es menor: unidad o polarización. La decisión de la presidenta marcará su legado.