·     En las últimas semanas, el mundo entero está pasando por circunstancias especialmente complejas que motivan cambios de paradigma en las relaciones entre los diversos países, lo que podría conformar nuevos mapas en los continentes en los tiempos por vivir y nuevas alianzas entre las naciones del mundo. ¿Bueno o malo? Sólo el tiempo lo dirá.

Sin duda, sigue siendo válido hablar de soberanía en el contexto de la globalización, aunque el concepto ha evolucionado y se enfrenta todos los días a nuevos desafíos derivados de la complejidad de las relaciones internacionales.

Tradicionalmente, la soberanía se refiere a la capacidad de un Estado para ejercer autoridad y control sobre su territorio, su población y sus decisiones políticas sin interferencias externas. Sin embargo, la globalización ha interconectado las economías, las culturas y las políticas, de manera que, los Estados-Nación, ya no pueden actuar de manera completamente aislada.

Esa es una realidad incontrovertible que puede verse a la luz de los conflictos, diferencias y alianzas entre las naciones del planeta.

Uno de los aspectos más importantes entre las relaciones entre los Estados, es su relación con los mercados internacionales, acuerdos comerciales y organismos financieros, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, lo que limita la autonomía de los países en la toma de decisiones económicas. Y claro, pega a la soberanía de los países.

También, en la relación entre países, participan instituciones como la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio o la Unión Europea, entre otras, influyendo en la política interna de las naciones, estableciendo normativas y principios que los Estados deben acatar, si es que desean participar en el sistema financiero global.

Pero influye también, en las relaciones entre países, la presencia de grandes corporaciones tecnológicas y la interconexión digital, quienes desafían la capacidad de los gobiernos para controlar la información y proteger los datos de sus ciudadanos, así como los problemas como el cambio climático, las pandemias o el terrorismo internacional, cuyo combate y solución a los retos requieren cooperación global, lo que implica ceder parte de la soberanía para lograr soluciones efectivas.

Y es, precisamente en este contexto, donde la soberanía ya no se debe entender como un concepto absoluto, sino más bien como una negociación constante entre la autonomía estatal y la necesidad de colaboración internacional.

Es entonces, y por ello, que la relación entre soberanía y derecho internacional es compleja y ha evolucionado con el tiempo. Y sigue evolucionando todos los días.

Y aunque tradicionalmente, la soberanía era entendida como el derecho exclusivo de un Estado a gobernarse sin interferencias externas, con el desarrollo del derecho internacional, la soberanía en su término y en su aplicación, ha sido modulada para permitir la cooperación y regulación entre los países en ámbitos como los derechos humanos, el comercio, el medio ambiente, la seguridad global y el combate a la organizaciones delincuenciales internacionales.

Derivado de lo anterior, lo que podemos observar es una transformación de la soberanía, donde los Estados siguen siendo actores principales en el derecho internacional, pero su poder está condicionado por compromisos mundiales y la necesidad de participar en las estrategias de cooperación global.

La soberanía, pues, si bien es cierto que sigue siendo un pilar fundamental del derecho internacional, también es cierto que se equilibra con la imperante necesidad de respetar, y hacer respetar, las normas y principios internacionales.

PD. 1. Una buena estrategia que recién está implementando el Congreso de Tamaulipas, que preside el Diputado Humberto Prieto Herrera, es iniciar un congreso itinerante, lo que significa que el legislativo tamaulipeco llevará sus plenos y sus sesiones a los diferentes municipios de Tamaulipas, buscando que la sociedad civil conozca y se sume a las tareas del legislativo del estado.

Y entonces, podemos dejar en claro, que lo que requieren las sociedades es entender el manejo de los poderes de la entidad y tener la posibilidad de tener una participación activa en sus decisiones y tácticas. Y ello, creame, es una estrategia inteligente por parte del legislador reynosense, quien trabaja y se esfuerza de tiempo completo para devolverle su grandeza al Congreso de Tamaulipas, sumando y multiplicando voluntades.

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