Por Luis Enrique Arreola Vidal.
Un fantasma que México no puede enterrar…
La historia de México está marcada por la convivencia del narcotráfico y el poder político. Desde Genaro García Luna (PAN), exsecretario de Seguridad condenado en EE. UU. por colaborar con el Cártel de Sinaloa; hasta los gobernadores priistas y panistas comprados por Odebrecht, y Los Zetas infiltrando municipios de Tamaulipas.
El escándalo de Juan Pablo Penilla Rodríguez —abogado de “El Mayo” Zambada y “Z-40”, nombrado asesor honorífico por el gobierno morenista de Américo Villarreal— revive este oscuro pasado. Pero esta vez, el contexto es distinto: Morena prometió ser diferente, llegó para enterrar a la “mafia del poder”.
Hoy, con Claudia Sheinbaum instalada en la presidencia tras la aplastante victoria de 2024 (más del 60% de los votos a nivel nacional), la pregunta que resuena es:
¿Morena se convirtió en lo que juró destruir?
La estrategia de Morena: Negar, desviar, silenciar.
Morena ha seguido un guion predecible para contener el escándalo Penilla:
1. Negación cómoda: Claudia Sheinbaum, ahora presidenta, asegura “no conocer” a Penilla y atribuye las fotos con él a la dinámica de campaña. Sin embargo, Penilla no es un personaje menor: es un operador jurídico de capos con perfil público. La negación, aunque legalmente conveniente, resulta poco creíble para una opinión pública cada vez más escéptica.
2. Transferir culpas: Voces morenistas insisten en señalar al PAN, recordando el caso García Luna. Pero la estrategia de “y tú más” parece desgastada: Morena ya no es oposición, es gobierno y, con Sheinbaum en el poder, la responsabilidad es total.
3. Silencio estratégico de AMLO: El expresidente López Obrador, aunque retirado en Palenque, no ha emitido comentarios. En su momento, el silencio fue una herramienta de contención. Hoy, para muchos, es una confesión tácita.
Pero la estrategia tiene grietas:
• Una encuesta de El Financiero (enero de 2025) revela que la opinión favorable sobre el manejo de la corrupción por parte del gobierno federal bajó del 41% al 28%, mientras que la desfavorable aumentó del 43% al 56%.
• Un 61% de los encuestados cree que el narcotráfico tiene influencia en el gobierno de Morena.
El costo político es real y creciente.
Tamaulipas: Una sombra sobre el territorio morenista.
Las elecciones locales de 2024 ya son historia: Morena arrasó en Tamaulipas, consolidando su control. No hay elecciones a la vista hasta 2027. Para algunos, el caso Penilla parecía un problema superado.
Pero la sombra persiste.
• Tamaulipas sigue siendo percibido como un epicentro del narco-poder.
• La narrativa opositora se ha endurecido: “No es el PRI, no es el PAN: ahora es el narco-Morena”.
• Crecen los rumores de presiones criminales en futuras decisiones estatales clave.
En una región donde el narco define gobernabilidad, el caso Penilla es un síntoma, no un episodio aislado.
El costo internacional: Sheinbaum bajo la lupa.
La presidencia de Sheinbaum enfrenta su primer gran desafío internacional: credibilidad ante el crimen organizado.
• EE. UU.: El Departamento de Estado ha exigido “investigaciones creíbles” y “transparencia total” en los casos de vínculos narco-gubernamentales. La preocupación es clara: Penilla gestionó extradiciones de capos, y su cercanía al gobierno de Morena podría interpretarse como una infiltración sistémica.
• Un informe de Human Rights Watch (enero 2025) alerta sobre el “riesgo de consolidación del poder del crimen organizado en México” y menciona el caso Penilla como “bandera roja” para el continente.
• Mercados financieros inquietos: La calificadora Fitch Ratings advirtió que “la percepción de narcogobernanza podría afectar la inversión extranjera y el acceso al mercado de deuda en 2025”.
Brasil, post-Lava Jato, logró limpiar parcialmente su imagen con procesos judiciales históricos. México, con Sheinbaum al frente, tiene que decidir:
¿Seguirá el mismo camino o repetirá los errores del pasado?
Testimonios que desgarran.
Javier Sicilia, poeta y activista, lo dijo sin rodeos:
“Morena prometió enterrar el viejo México. Pero el narco sigue sentado en la mesa del poder. Penilla es solo el rostro visible de un sistema podrido que la 4T se negó a limpiar”.
Y no es solo un testimonio.
• La carta de “El Mayo” Zambada solicitando repatriación —donde nombra a Penilla como su abogado— fue filtrada por SinEmbargo MX y autenticada por autoridades estadounidenses.
• Nuevas filtraciones del Washington Post (febrero 2025) indican “consultas” de Penilla con operadores cercanos a altos funcionarios federales.
No hay teorías.
Hay documentos.
Hay pruebas.
Comparaciones inevitables: De Brasil a México.
Cuando Brasil enfrentó el escándalo de Lava Jato, el país se sacudió con arrestos y juicios que involucraron a expresidentes y empresarios. El costo político fue alto, pero Brasil sobrevivió al limpiar parte de su sistema.
México tiene una oportunidad similar.
• Si Sheinbaum opta por la transparencia, podría iniciar una transformación real, aunque dolorosa.
• Si elige la omisión, la narrativa de una 4T limpia se convertirá en otro capítulo más de un sistema podrido.
Soluciones urgentes (si es que las quieren tomar)
1. Auditoría internacional vinculante: La ONU o la OEA deben investigar con poder de decisión. Sin simulaciones, sin diagnósticos simbólicos.
2. Reforma “Anti-Penilla”: Modificar el artículo 109 constitucional para vetar, de manera irrevocable, a cualquier asesor con vínculos criminales, aunque sean “honoríficos”.
3. Transparencia radical e inmediata:
• Plataforma pública de CV, trayectorias y redes de contacto de todos los funcionarios públicos.
• Auditorías mensuales independientes.
• Colaboración obligatoria con agencias internacionales en casos de corrupción.
Golpe final: Morena y el pacto que juró no firmar.
Claudia Sheinbaum llegó con la promesa de enterrar al México viejo. Con la legitimidad de una victoria arrolladora en 2024, el camino parecía despejado para consolidar un proyecto histórico.
Pero el caso Penilla ha demostrado que el poder en México no se hereda limpio. La silla presidencial arrastra compromisos, pactos, silencios… y sombras.
Hoy, frente al primer gran escándalo de su gobierno, Sheinbaum debe decidir si enfrentará al monstruo o si, como sus antecesores, le cederá el asiento.
Porque si algo ha enseñado la historia reciente es que el narco no pide permiso: exige espacio en el poder. Y cuando lo obtiene, no lo suelta.
Epílogo:
La Cuarta Transformación prometió cambiar el sistema. Pero los hilos del poder siguen manchados. La historia vuelve a repetirse con el mismo epígrafe infame:
“Aquí yace un gobierno que prefirió pactar con el diablo antes que perder el poder”.