Opinión pública
Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Lectores asiduos nos pidieron opinar sobre el
“destape” de Maki Ortiz Domínguez como precandidata a Gobernadora,
Verde Ecologista, rumbo a 2028.
Pero ¿cuál destape? Faltan tres años para postular sucesor de Américo
Villarreal. Son puros “buenos deseos” de amigos que estarán con ella “hasta
el último peso”, como dicen los políticos acostumbrados vivir eternamente
del presupuesto.
Llegar a la “esquina del poder” -15 Hidalgo yo Juárez- es un sueño que
se le escapó desde 2016, cuando los jefes del CEN del PAN prefirieron a
Don Francisco García por sobre ella. Entonces había las condiciones, la
gente estaba hasta la coronilla del PRI, pero no supo convencer o soltar los
cañonazos necesarios.
No es una perita en dulce. Ha sembrado tantas bombas que al final le
explotarán. Atacó al entonces candidato a Gobernador Américo Villareal; en
fecha reciente se fue sobre los diputados de la 66 legislatura morenista, por
querer beneficiar a su cachorro alcalde de Reynosa. Pensó que eran sus
mandaderos.
No representa a Tamaulipas en el Senado. Aquí ganaron Olga Sosa y
JR Gómez Leal, y la de minoría es de Imelda Sanmiguel. Llegó al Senado
como producto de componendas con los caciques potosinos en poder de la
gubernatura de allá.
No es nacida en Tamaulipas sino en ciudad Juárez, Chihuahua. En caso
de suceder un “milagro” sería la primera candidata de un partido en el
gobierno, en postular a alguien que no dejó su ombligo en la región de la
Cosa del Seno Mexicano.
Nadie en el último siglo alguien ha gobernado Tamaulipas -o de perdido
ser candidatos- sin haber nacido en la margen derecha del Bravo, entre
Nuevo Laredo y la antigua Bagdad, o a la izquierda del Pánuco (el “gringo”
es otro tema).
Hay un regionalismo acendrado, sentido de pertenencia territorial que
pareciera decir que “Tamaulipas es de los tamaulipecos” y no se aceptan
forasteros indeseables.
No es santo de la devoción del equipo en el poder. Desde que pidió
“raid” a Morena quiso tomar el control del camión y ella manejar. En 2022
combatió con furia la designación de Américo Villarreal como candidato de
la alianza guinda.
Cada que se le ocurre la agarra contra el equipo estatal para tratar de
sacar raja política personal o para su retoño. Es una “maña” recurrente.
No es militante de Morena ni del Verde Ecologista. Tendría que hacer
“cola” y talacha partidista si quiere merecer.
A su paso por la alcaldía de Reynosa, cinco años, dejó una cola de tren
carguero que le tiene retenidas cuentas públicas investigadas por la
Auditoría Superior, con vista a la Fiscalía Anticorrupción. En cualquier
momento le pueden dar dolores de cabeza.
Sabe lambisconear pero no tiene acceso al cuadro corto de la 4T, donde
en todo caso se tomaría la decisión de a quien postular, o “ganar la
encuesta”.
No la conocen en Tamaulipas pese a los “baños de pueblo” que en la
campaña anterior trató de darse, como suplente de una lista plurinominal.
Ella y su compañero de fórmula, Geño Hernández, “cosecharon” la irrisoria
de 90 mil votos que no les alcanzó para un diputado local de minoría.
Otra de sus debilidades es la inestabilidad emocional que la ha llevado a
hacer alianzas con la oposición. Por eso no goza de las confianzas de la
jerarquía partidista morena. Le acomoda la máxima de que el que traiciona
una vez traiciona siempre.
Morena y socios no le entregarían el poder estatal al grupo panista de
Felipe Calderón y Margarita Zavala, que son los que la hicieron
políticamente y a quienes guarda fidelidad eterna. Menos tendría perdón por
unirse al grupo Cabeza de Vaca en el intento de prenderle una vela al
Demonio para llegar a Palacio.
Unirse a ellos y al cuñado JR la pueden sacar de la jugada antes de
comprar boleto.
No tiene trabajo legislativo. En casi seis meses de “chamba” ha
presentado en lo individual una sola iniciativa, relativa a la Ley de
Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria en que pide más lana para
programas de medio ambiente. Solo va a calentar el asiento del Senado.
Le dimos una leida y la tal iniciativa es una colección de “refritos” de
otros proyectos y organismos de la ONU. Nada original.
Algo más. Datos publicados por ella misma dicen que desde hace
algunos años tiene problemas de salud. La edad -nacida en 1962- también
va en su contra.
Como dicen de las mujeres solteronas -o solterones-, el tren “se le fue”
cuando abandonó las filas panistas, en las que había participado por más
de 20 años. En este momento su cuate Calderón no le puede ayudar.
Tiene asegurada la chambita hasta 2028. Si mantiene boca cerrada no
llamará la atención de fiscalizadores de las cuentas públicas propias y las
del cachorro. Debe que aprender que calladita se ve más bonita.
Si, como dicen, como política es un Demonio y logra que el Verde no
vaya en alianza con Morena en 2028 en Tamaulipas, y la postulan, iría
derechito a la derrota aun con los “apoyos” de Manuel Muñoz y Geño
Hernández ¿no cree usted?.