La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
En los últimos 50 años, han ocupado el cargo de gobernador del estado, cinco ciudadanos cuyo origen ha sido la capital –Enrique era de Matamoros, pero se asumía él mismo como capitalino–.
(Cinco, Américo Villarreal Anaya aún no concluye su periodo).
Enrique Cárdenas González, Américo Villarreal Guerra, Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú. Treinta años es el periodo que han gobernado los victorenses.
Resulta extraño, que esos personajes, poco hayan hecho por su terruño.
La ciudad, parece una de tantas de la frontera: olvidada, destrozada, caótica y desoladas en el ramo de los servicios públicos.
¿Han visto las capitales de Nuevo León, San Luis, Veracruz, Coahuila?
Hay desarrollo, progreso, crecimiento sostenido en esos lugares.
Sus servicios públicos están más que aceptables.
El mérito no es todo de los alcaldes; el gobernador, es con mucho el factor principal del auge de esas ciudades en muchos de los rubros.
Es patético hacer comparaciones.
Pero son necesarias.
SLP, tiene un presupuesto menor que, el de Tamaulipas; como NL, cuenta con un financiamiento mayor que nuestra entidad.
Es decir: no es cuestión de dinero.
Más bien, es asunto de actitud; de voluntad e interés, por resolver la problemática de los ciudadanos.
Influye también el apego.
Cárdenas González, construyó una red de intereses que lo ataron a Victoria, quizá por ello, no invirtió en obra pública como la capital merecía; Geño, llevó sus negocios fuera del estado, particularmente al Sureste y Egidio, decidió apostar todo por NL.
Villarreal Guerra, enterró su más importante obra: el acueducto.
Egidio y Geño, tuvieron razón en su estrategia: no le iban a meter lana a una ciudad en la cual no vivirían. Sus mundos eran delineados por sus inversiones propias. Vienen a Victoria, sólo de visita.
¿Y los victorenses?
No es exagerar si afirmamos, que del estado es la ciudadanía más expoliada por una clase política sin pudor y sin recato para el lucro con dinero público. En la frontera existen varios ejemplos de atraso por el mismo motivo. Sólo que allá, no han enfrentado la suerte (¿?) de tener los gobernadores que en Victoria hemos tenido.
¿Quién podrá hacer justicia?
¿El Fiscal anticorrupción?
¿Y el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado?
Las movilizaciones de protesta, en contra de los malos gobiernos quedaron en el pasado. Se perdió toda capacidad de irritación popular, por los desvaríos y desvíos de los gobernantes.
Diosito nos haga el milagro, de darnos un gobernador bueno.