SINGULAR

Por Luis Enrique Arreola Vidal

La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) vive tiempos de cambios y ajustes, y el primer golpe en la mesa no se hizo esperar. Dámaso Leonardo Anaya Alvarado, el flamante rector, ha comenzado a ejercer su liderazgo con fuerza, y el primer señalado ha sido Jesús Gerardo Delgado Rivas, conocido en los pasillos de la Facultad de Comercio y Administración Victoria (FCAV) como “la Gerry.” Su salida parece inminente, y no hay que ser un genio político para entender las razones: más panista que universitario, Delgado fue una figura que representaba el pasado reciente de una UAT atrapada entre intereses partidistas.

El panismo disfrazado de academia

Los cuestionamientos hacia Delgado Rivas no son nuevos. Su gestión en la FCAV ha estado marcada por un constante murmullo sobre su cercanía con figuras emblemáticas del PAN en Tamaulipas, como Francisco García Cabeza de Vaca y César “Truco” Verástegui. Esos rumores, más que simples habladurías, resonaron fuerte en una universidad que busca —o al menos debería buscar— su autonomía frente a los vaivenes de la política estatal.

Mientras el panismo vivía su auge en Tamaulipas, “la Gerry” parecía más ocupado en tejer alianzas políticas que en fortalecer la academia. Sus decisiones, aunque revestidas de logros como reacreditaciones y aumento en matrícula, siempre estuvieron bajo el escrutinio de quienes veían en su administración un apéndice del poder azul. Al final, Dámaso Anaya ha decidido cortar de tajo con esa percepción.

El manotazo rectoral

La llegada de Anaya a la Rectoría marcó un parteaguas. En apenas unos meses, el rector ha dejado claro que su prioridad será limpiar la casa. La salida de Delgado Rivas de la FCAV, si bien no oficial aún, es el primer golpe que demuestra que Anaya no está dispuesto a tolerar figuras que dividan o politicen a la comunidad universitaria. Este es su primer manotazo en una gestión que promete ser contundente.

El relevo, con el Dr. José Ángel Sevilla Morales como probable sustituto, envía un mensaje claro: la UAT no será más un feudo político. Sevilla Morales llega con el desafío de reconstruir la confianza y devolver a la FCAV su esencia como una institución de excelencia académica, no como un nido de operadores políticos.

Un rector con brújula

El movimiento de Dámaso Anaya también deja un precedente: no importa qué tan bien disfrazado esté el interés político, no tiene cabida en su administración. Este primer ajuste puede interpretarse como un aviso para otros actores que, como “la Gerry,” pretendan utilizar la universidad como plataforma para sus propios intereses. Si alguien dudaba del carácter de Anaya, aquí está la respuesta: no le temblará la mano para poner orden.

Conclusión: la purga apenas comienza

La salida de Jesús Gerardo Delgado Rivas es más que un cambio de dirección. Es un acto simbólico que marca el inicio de una nueva etapa para la UAT. Dámaso Anaya ha dado el primer manotazo sobre la mesa, y no será el último. Si este es el ritmo que marcará su gestión, la comunidad universitaria puede esperar una depuración necesaria para que la UAT recupere el prestigio y la autonomía que merece. Ahora, los reflectores están sobre Sevilla Morales, quien deberá demostrar que está a la altura de este nuevo capítulo en la Facultad de Comercio.

Porque en Tamaulipas, cuando la política se mezcla con la academia, el rectorado debe ser mucho más que un administrador: debe ser un guardián de la esencia universitaria. Dámaso Anaya parece dispuesto a serlo. Veremos quién sigue en la lista.