Por: Luis Enrique Arreola Vidal
La política mexicana enfrenta una tormenta internacional que se intensifica con el inminente regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. En el epicentro de esta tensión se encuentran figuras clave del gobierno pasado y presente de México, como el exmandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien podría convertirse en un objetivo prioritario para las investigaciones del Departamento de Estado, junto con operadores políticos y financieros que sostuvieron su administración.
El cambio de administración en México no ha librado al país del escrutinio internacional. La actual presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, llegó al poder como heredera política de AMLO. Con ella, muchas de las figuras que formaron parte de la estructura de Morena durante el sexenio anterior permanecen en puestos clave, incluido Mario Delgado, ahora secretario de Educación, quien enfrenta señalamientos por supuestos vínculos con los hermanos Sergio y Julio César Carmona, operadores financieros acusados de lavado de dinero y tráfico de combustible.
El regreso de Trump y su enfoque en la lucha contra el narcotráfico, combinado con las tensiones bilaterales, abre la puerta a escenarios que pondrían a AMLO y su círculo cercano bajo el mismo tipo de presión que hoy enfrenta Nicolás Maduro en Venezuela.
De Maduro a AMLO: ¿Un camino compartido?
La historia de Nicolás Maduro en Venezuela sirve como un espejo que México no puede ignorar. Maduro, quien heredó el poder tras la muerte de Hugo Chávez, ha sido acusado por Estados Unidos de liderar el “Cártel de los Soles”, una organización criminal que supuestamente utiliza al Estado venezolano para facilitar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Por estas acusaciones, el Departamento de Estado ofrece 25 millones de dólares por información que conduzca a su captura. 
Si bien la situación de México es diferente, las similitudes son preocupantes. Durante el gobierno de López Obrador, México vio el fortalecimiento de cárteles como el CJNG y el Cártel de Sinaloa, así como la expansión del tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. La política de “abrazos, no balazos” permitió, en palabras de críticos, “una tregua de facto” con el crimen organizado.
Las investigaciones actuales del Departamento de Estado y la DEA sobre los hermanos Carmona, quienes supuestamente financiaron campañas de Morena, han comenzado a señalar a operadores políticos clave de ese partido, lo que podría derivar en acusaciones más amplias contra el círculo de AMLO.
¿Una recompensa por AMLO y su círculo cercano?
No es descabellado imaginar que Estados Unidos pueda llegar a ofrecer recompensas por la captura de figuras clave de la administración pasada, incluido López Obrador. Este escenario podría justificarse bajo las siguientes circunstancias:
1. Vínculos con el crimen organizado: Si se establece una conexión directa entre el financiamiento ilícito de campañas de Morena y el narcotráfico, AMLO y sus operadores podrían ser acusados de facilitar actividades delictivas transnacionales.
2. Lavado de dinero y corrupción: Las investigaciones en curso sobre los hermanos Carmona han expuesto un posible esquema de financiamiento ilegal que incluye desvíos de recursos y lavado de dinero. Esto podría implicar a figuras como Mario Delgado, quien ocupaba un cargo clave como presidente de Morena durante las elecciones intermedias de 2021.
3. Responsabilidad indirecta en el tráfico de fentanilo: El aumento exponencial de la exportación de fentanilo desde México durante el sexenio de AMLO ha sido señalado por Estados Unidos como una “crisis de seguridad nacional”. Trump, en su campaña, dejó claro que responsabilizará al Estado mexicano si no se toman acciones contundentes contra los cárteles.
El regreso de Trump: Mano dura contra México
Con Trump en el poder, el enfoque hacia México será implacable. El republicano ya ha dejado en claro su intención de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que abriría la puerta a medidas extremas, incluyendo operaciones militares unilaterales. Este escenario podría incluir:
• Sanciones internacionales: Congelación de activos en el extranjero de políticos mexicanos vinculados con actividades ilícitas.
• Órdenes de aprehensión internacionales: Al igual que en el caso de Nicolás Maduro, Trump podría buscar acusar a figuras mexicanas de participar en una conspiración de narco-terrorismo.
• Presión política y comercial: Un endurecimiento en la relación bilateral, con el T-MEC como herramienta de negociación para forzar acciones en materia de seguridad.
Mario Delgado y el caso Carmona: Una bomba de tiempo
Mario Delgado, actual secretario de Educación y expresidente de Morena, enfrenta señalamientos que podrían escalar rápidamente:
• Financiamiento de campañas: Los hermanos Carmona habrían financiado campañas de Morena en estados clave, incluidos Tamaulipas y Veracruz, utilizando dinero proveniente de huachicoleo y narcotráfico.
• Lavado de dinero: Empresas vinculadas a los Carmona están siendo investigadas por operaciones financieras que involucran a políticos cercanos a Morena.
Estas acusaciones podrían ser utilizadas por Trump como evidencia para sostener que el gobierno de AMLO fue permisivo o incluso cómplice del crimen organizado.
¿Es México el próximo objetivo?
La historia reciente de Venezuela nos ofrece lecciones cruciales:
1. La fragilidad institucional es peligrosa: Cuando el poder se concentra en una figura o partido, los contrapesos necesarios para combatir la corrupción desaparecen.
2. La corrupción no puede ser ignorada: La complicidad del Estado con el crimen organizado genera un debilitamiento social y político que puede ser irreversible.
3. La presión internacional puede ser devastadora: Si México se convierte en un objetivo prioritario para Estados Unidos, las consecuencias económicas y políticas podrían ser devastadoras.
Conclusión: La tormenta que se avecina
El regreso de Trump al poder representa un nuevo desafío para México. Con investigaciones en curso contra figuras clave de Morena y un enfoque renovado en la lucha contra el narcotráfico, no es difícil imaginar un escenario donde López Obrador y su círculo cercano enfrenten acusaciones formales por parte de Estados Unidos.
El caso de Nicolás Maduro nos recuerda lo que sucede cuando un gobierno permite que el crimen organizado penetre en las estructuras del Estado. México todavía tiene tiempo para evitar ese destino, pero las señales actuales no son alentadoras. Porque si algo ha dejado claro Donald Trump es que no tendrá reparos en colocar a México en el centro de su agenda, y cuando lo haga, las consecuencias serán ineludibles.