Opinión pública

Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- El pela´o salió más fregón que bonito. Para
pagar “ayudas sociales”, el ex Tesorero de Padilla, Víctor Manuel Molina
Centeno, elaboraba los cheques a su nombre, cobraba y de ahí pagaba en
efectivo a los presuntos beneficiarios.
Todo un absurdo que hoy lo tiene con un pie en la Fiscalía
Anticorrupción, lo mismo que al alcalde José Silvestre Ruiz. Por sus manos
pasaron más de 5.6 millones de pesillos para regalarlos a menesterosos “en
sobre cerrado”.
En el ejercicio 2023 entregaron 1,085 apoyos a 577 beneficiarios, lo que
equivale a casi diez mil pesos por cráneo ¿operadores de campaña
política? Es la sospecha porque Silver jugaba por la reelección.
En fiscalización al desempeño, la Auditoría Superior del Estado los
reprobó, pidió solventar observaciones o el caso terminará en la Fiscalía.
Para “gastos personales” Molina regaló a discre la suma de 2.1 melones
de pesillos, y 971 mil por el concepto de “otros” (¿?), sin justificar si los
beneficiarios realmente necesitaban el recurso.
En la comprobación gráfica, la Auditoría encontró que “se repiten
algunas fotos en momentos distintos”, o sea que con la misma gráfica
cobraron varios.
Este 23 de diciembre –como regalo de Navidad- el Periódico Oficial del
Estado publicó 60 cuentas públicas no aprobadas por los diputados, porque
los ex servidores de varios municipios se fueron con “hebra”.
Tema aparte, el último gran maestro de periodistas y comunicadores de
Tamaulipas se ha ido, dejando un hueco y un recuerdo imborrable en
quienes colaboramos con él y abrevamos de su escuela, gozamos de su
amistad y recibimos su asesoría y consejo.
Falleció Don Manuel C. Montiel Govea, periodista desde el 24 de junio
de 1950, el último de los grandes en el medio, amigo de editores y
reporteros, el que como funcionario, dos veces Jefe de Prensa del Gobierno
del Estado, vio por el gremio por venir de entre ellos.
El 9 de mayo del 2025 estaría cumpliendo 93 años.
“Nunca pensé vivir tanto tiempo”, me dijo un día de 1996, a los 64 años,
cuando colaborábamos para el CDE del PRI, en una de las interminables
pláticas que sosteníamos al viajar en gira por el estado y regiones de
México.
Vivió 28 años más de lo que él consideraba se había “pasado”.
Nació en González pero sus raíces son tultecas. Hijo de Manuel Montiel
Saldaña (también periodista) y de Ma. Del Carmen Govea Bollaimigoitia. Su
bisabuelo Manuel Cristóbal Montiel fue presidente de la Junta Directiva para

la Compra e Instalación de un Reloj Público en Tula, Tamaulipas, según el
convenio que firmó el 18 de abril de 1889, con una empresa de Matehuala.
Conocí personalmente a Don Manuel en febrero de 1987 al instalarse
como jefe de prensa del Gobernador Américo Villarreal Guerra. Años atrás
había escuchado su nombre.
Alguien fue a decirle que quería dejar la Jefatura de Información que
tenía desde Emilio Martínez Manautou, y me mandó llamar a su oficina.
-No quiero que se vaya. Aquí lo necesito.
-Ya presenté mi renuncia y me pagaron Upysset –le contesté.
-Cómo, si no la he recibido.
-No se vaya ¡aquí lo necesito!.
Me quedé los seis años como colaborador en el gobierno americanista.
En enero de 1996, ya con el proyecto de Tomás Yarrington Ruvalcaba
de ser Gobernador, Don Manuel (o Pluma Blancas, como le decían los del
equipo) me invitó al CDE del PRI donde llegaba como líder el matamorense.
La amistad se estrechó. Por aquellos días aprendí mucho de Don
Manuel. Era su brazo derecho. Yo elaboraba las listas de los precandidatos
a diputados con sus trayectorias; hacía los comentarios de “filtraciones” a la
prensa, contestaba agresiones de medios. Hacía el trabajo limpio y no decía
que no al sucio.
Fuera de Victoria conversábamos por horas. Así, me platicó de “mi pleito
con Batres” –se refería a cuando Heriberto Batres, Secretario de Gobierno
con Américo-, orquestó un complot para sacarlo de Comunicación Social; de
su desigual pleito con El Alazán Tostado, cacique de San Luis Potosí; de los
engaños del Presidente Echeverría para con Augusto Gómez Villanueva de
convertirlo en su sucesor. De muchos pasajes de su vida.
Amaba a sus hijos. Cuando andábamos de gira les hablaba para verlos,
los que vivían en Reynosa y el entonces Distrito Federal.
Un día, procedentes de Querétaro, quiso que lo llevaba a la plaza de
San Luis Potosí, en que 35 años atrás fue “levantado” por militares por
oponerse -rebelión de 1962 liderada por Salvador Nava- al cacique Gonzalo
N. Santos. Había escrito un libro -folleto- al que tituló “La Grieta en el Yugo”.
Pensando que lo habían matado, fueron a tirar su cuerpo por la carretera
a Río Verde. Sobrevivió, un amigo le ayudó y termino en Guatemala, donde
colaboró en medios de prensa.
Comenzó el retorno a México trabajando para El Debate de Tapachula,
Puebla, Estado de México y hasta ocupar la jefatura de prensa de la CNC
con Augusto Gómez Villanueva, quien más tarde lo invitó a la Reforma
Agraria (1970), Cámara de Diputados (1974-76) y embajada en Italia.
En los noventas quería escribir sus “andanzas de un reportero”, pero
años después dijo que no. Falta espacio para escribir tantas cosas.
Descanse en paz el maestro de periodistas y, a su familia, en especial a
su hijo Cristóbal, deseamos pronta resignación.