Victoria y Anexas/Ambrocio López Gutiérrez/
Las vacaciones son propicias para el descanso, la diversión, la realización de tareas domésticas pendientes pero, en ocasiones, representan oportunidad para el ocio que nos motiva a comer, beber en exceso, busca experiencias estimulantes para pasar de la alegría a la euforia de los llamados paraísos artificiales. Como trabajo final del Taller de investigación documental que imparto en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UAT, el estudiante de la licenciatura en Sociología, José de Jesús Rodríguez Silva, elaboró un reporte denominado Las adicciones y su impacto en el rendimiento académico cuya síntesis comparto a continuación.
Las adicciones son un tema complejo y de gran impacto social, especialmente en contextos escolares donde los jóvenes enfrentan diversas presiones emocionales, sociales y académicas. Este trastorno, definido por la búsqueda compulsiva de sustancias o comportamientos, a pesar de sus consecuencias negativas, representa un desafío creciente para las instituciones educativas, las familias y las comunidades. En Tamaulipas, las estadísticas reflejan una problemática alarmante relacionada con el consumo de sustancias químicas, el uso excesivo de tecnologías y las conductas compulsivas, destacando la vulnerabilidad de la población ante estas situaciones.
Las adicciones afectan múltiples áreas del desarrollo estudiantil. Desde las capacidades cognitivas necesarias para el aprendizaje hasta las relaciones interpersonales en el entorno escolar, estas problemáticas generan un círculo vicioso que compromete el bienestar y el rendimiento académico. Según datos recientes, el consumo de alcohol y drogas entre adolescentes tamaulipecos se correlaciona con el ausentismo escolar y problemas disciplinarios, mientras que el uso prolongado de dispositivos electrónicos y redes sociales está asociado con trastornos del sueño, ansiedad y una disminución significativa en el desempeño académico.
Por otro lado, las conductas compulsivas como las apuestas y el uso excesivo de videojuegos, aunque menos documentadas, también han demostrado ser disruptivas, afectando tanto la dinámica en el aula como las relaciones entre compañeros. Estas conductas, impulsadas por factores como la falta de supervisión parental, la presión social y un acceso irrestricto a tecnologías, subrayan la necesidad de una intervención integral que abarque desde la prevención hasta el tratamiento de las adicciones en jóvenes. Este trabajo busca contextualizar la importancia de analizar y abordar las adicciones en el entorno escolar, reconociendo su complejidad y el impacto profundo que tienen en la juventud de Tamaulipas. A través de un enfoque que combine estrategias educativas, apoyo psicosocial y participación comunitaria, es posible mitigar los efectos negativos de estas problemáticas y promover un desarrollo integral en los estudiantes.
LA ADICCIÓN ES un trastorno crónico caracterizado por la búsqueda compulsiva de una sustancia o comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas (American Psychiatric Association, 2022). En el contexto escolar, las adicciones pueden dividirse en tres categorías principales, en Tamaulipas, los datos recientes sobre adicciones proporcionan un panorama del impacto del consumo de alcohol, el uso excesivo de tecnologías y conductas compulsivas, especialmente en los jóvenes. 1. Sustancias químicas: Alcohol, tabaco, marihuana y otras drogas ilegales o medicamentos recetados según el instituto NIDA (National Institute on Drug Abuse, 2023). El consumo de alcohol sigue siendo una preocupación significativa. A nivel nacional, más del 60% de las personas de 12 a 65 años reportaron haber consumido alcohol alguna vez en su vida, y Tamaulipas no es la excepción.
Los problemas relacionados con el alcoholismo afectan particularmente a los adolescentes, quienes comienzan el consumo a edades tempranas, lo que incrementa el riesgo de dependencia y problemas académicos y sociales.2. Tecnologías: Uso excesivo de redes sociales, videojuegos y dispositivos móviles (Twenge, 2019). En el ámbito de las tecnologías, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2023 revela que más del 70% de los jóvenes en Tamaulipas utilizan dispositivos electrónicos diariamente. El uso prolongado de teléfonos móviles y redes sociales es común, con un promedio de 6 a 8 horas al día. Esto se asocia con trastornos del sueño, ansiedad y bajo rendimiento académico, problemas que son cada vez más reconocidos en instituciones educativas.
3. Conductas compulsivas: Apuestas y otros comportamientos repetitivos no relacionados con sustancias (Grant et al., 2010). Aunque menos documentadas que el consumo de sustancias, las conductas compulsivas, como el juego en línea y las apuestas, también están presentes. Estas prácticas son más comunes entre los jóvenes adultos y suelen vincularse con problemas de control de impulsos y dificultades económicas y sociales, lo que requiere atención en contextos escolares y familiares. 4. Estos datos subrayan la importancia de implementar políticas y programas de prevención y apoyo en escuelas y comunidades para abordar los efectos adversos de estas adicciones en la juventud.
Estas categorías interactúan de maneras complejas, impactando la salud mental, las relaciones interpersonales y, finalmente, el desempeño académico. Impacto en el rendimiento académico. Efectos cognitivos y emocionales. Las adicciones afectan el cerebro, interfiriendo con procesos críticos para el aprendizaje, como la memoria, la atención y la toma de decisiones (Volkow et al., 2021). Por ejemplo, el consumo de marihuana puede disminuir la capacidad de retención y aprendizaje en adolescentes (NIDA, 2023). Además, la adicción a las tecnologías está vinculada con problemas de sueño y altos niveles de ansiedad, lo que reduce la productividad académica (Levine et al., 2021). Estos efectos negativos son especialmente preocupantes en estudiantes que ya enfrentan desafíos académicos o sociales.
EL REPORTE DE RODRÍGUEZ Silva abunda sobre la problemática que enfrentan los jóvenes que buscan estímulos artificiales: Impacto en el comportamiento escolar. El ausentismo y la disminución del interés por las actividades académicas son consecuencias comunes de las adicciones (Substance Abuse and Mental Health Services Administration [SAMHSA], 2020). Por ejemplo, los estudiantes con problemas de alcoholismo tienen más probabilidades de faltar a clase, lo que afecta su comprensión del material y sus calificaciones (López-Castedo et al., 2020). Impacto de las adicciones en el comportamiento escolar en Tamaulipas. Las adicciones, ya sean relacionadas con sustancias, tecnología o conductas compulsivas, tienen un impacto significativo en el comportamiento escolar, afectando factores como la asistencia, la atención en clase y las relaciones interpersonales. En Tamaulipas, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan datos preocupantes en este ámbito.
El consumo de alcohol en jóvenes estudiantes está vinculado con el ausentismo y la disminución del rendimiento académico. En 2023, el 34.5% de los adolescentes en Tamaulipas reportaron haber consumido alcohol en los últimos 12 meses, lo que correlaciona con problemas de disciplina y un 20% más de probabilidades de faltar a clases (INEGI, 2023). Este patrón de ausencias afecta directamente la continuidad en el aprendizaje y las evaluaciones escolares (Gobierno de México, 2023). Por otro lado, el uso excesivo de tecnologías, como redes sociales y videojuegos, genera conductas disruptivas en el aula. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), el 87.2% de los jóvenes en Tamaulipas utilizan dispositivos móviles diariamente, y más del 40% pasan más de cinco horas al día en actividades no académicas, lo que incrementa los niveles de distracción y disminuye la participación en clase (INEGI, 2023).
El comportamiento antisocial también es un efecto relevante. Los estudiantes con conductas compulsivas, como el uso de videojuegos o apuestas, suelen mostrar irritabilidad y conflictos con sus compañeros. Un estudio reciente señaló que el 15% de los adolescentes tamaulipecos con problemas de adicción a videojuegos han sido reportados por comportamiento agresivo en el aula, interfiriendo con la dinámica grupal (Conadic, 2023). Asimismo, la falta de sueño, común en estudiantes que abusan de tecnologías y sustancias, agrava los problemas de comportamiento. El INEGI señala que el 29% de los adolescentes en Tamaulipas duerme menos de seis horas por noche debido al uso prolongado de dispositivos electrónicos, lo que está asociado con conductas apáticas y una disminución en la concentración durante las actividades escolares (INEGI, 2023; ENDUTIH, 2023).
LAS ADICCIONES afectan de manera significativa el comportamiento escolar en Tamaulipas, reflejándose en problemas de disciplina, relaciones sociales y aprendizaje. Implementar estrategias preventivas y educativas es crucial para mitigar estos efectos y mejorar el ambiente académico. Problemas interpersonales. Las adicciones también impactan las relaciones interpersonales dentro del entorno escolar. Los estudiantes adictos tienden a mostrar comportamientos disruptivos o antisociales, afectando la dinámica en el aula y su integración con compañeros (Grant et al., 2010). Prevención y mitigación de las adicciones en el contexto educativo. Programas de educación y sensibilización. Es esencial implementar programas escolares que aborden el impacto de las adicciones en el rendimiento académico. Por ejemplo, los programas de prevención basados en evidencia, como LifeSkills Training, han demostrado reducir significativamente el consumo de sustancias en adolescentes (Botvin et al., 2003).
El estudiante de la UAT sugiere fortalecer el respaldo a la juventud: Apoyo psicosocial. La intervención temprana mediante consejería y apoyo psicológico puede marcar una diferencia significativa. Los programas escolares de salud mental ayudan a identificar a estudiantes en riesgo y brindarles el apoyo necesario (Levine et al., 2021)… Participación familiar. La implicación de las familias en el proceso preventivo es crucial. Estudios han demostrado que los programas que incluyen a los padres son más efectivos para reducir conductas adictivas (Kumpfer et al., 2018)… Alternativas saludables. Promover actividades extracurriculares, como deportes y arte, ofrece a los estudiantes alternativas positivas que reducen el riesgo de caer en adicciones (SAMHSA, 2020). Factores de riesgo asociados a las adicciones en estudiantes:
1. Contexto familiar. Un entorno familiar inestable, caracterizado por conflictos, falta de comunicación o modelos de consumo problemático, aumenta la probabilidad de que los estudiantes desarrollen adicciones (Kumpfer et al., 2018). La ausencia de supervisión parental también juega un papel crítico, especialmente durante la adolescencia. 2. Factores psicológicos. Problemas como la baja autoestima, la ansiedad y la depresión son frecuentes entre los estudiantes que desarrollan adicciones (Grant et al., 2010). Estos trastornos suelen ser tanto causa como consecuencia de las conductas adictivas, formando un ciclo difícil de romper.
3. Influencia social. La presión de grupo es uno de los principales desencadenantes del consumo de sustancias y el uso excesivo de tecnologías. Según López-Castedo y Preciado (2020), la necesidad de aceptación social lleva a muchos adolescentes a adoptar comportamientos de riesgo. 4. Disponibilidad de sustancias y tecnologías. La facilidad de acceso a sustancias como el alcohol y las drogas, así como a dispositivos electrónicos, contribuye al desarrollo de adicciones. Esto es particularmente preocupante en contextos escolares donde los estudiantes tienen acceso constante a tecnologías sin regulación adecuada.
ESTRATEGIAS específicas de prevención en el ámbito escolar. 1. Políticas escolares claras. Las instituciones educativas deben establecer políticas estrictas y claras sobre el consumo de sustancias y el uso de tecnologías. Esto incluye campañas de concienciación y consecuencias claras para quienes infrinjan las normas (SAMHSA, 2020). 2. Integración curricular. Incorporar temas relacionados con las adicciones y sus consecuencias dentro del currículo escolar puede sensibilizar a los estudiantes. Materias como educación para la salud pueden incluir actividades interactivas que fomenten la reflexión sobre las decisiones personales (Botvin et al., 2003).
3. Programas de mentoría. Contar con mentores dentro de la escuela, como docentes o estudiantes mayores capacitados, puede ofrecer a los jóvenes un modelo positivo a seguir y un espacio seguro para discutir sus preocupaciones (Twenge, 2019).4. Uso responsable de tecnologías, es fundamental enseñar habilidades digitales y fomentar un uso equilibrado de dispositivos electrónicos. Esto puede incluir «días libres de tecnología» o asignaciones que promuevan actividades fuera del entorno virtual (Levine et al., 2021).
Efectos específicos de diferentes tipos de adicciones. 1. Adicción a sustancias químicas. El consumo de sustancias como alcohol y drogas genera cambios neuroquímicos que afectan directamente la memoria, el aprendizaje y el comportamiento. Según Volkow et al. (2021), el abuso de sustancias durante la adolescencia afecta áreas cerebrales responsables del control de impulsos y la toma de decisiones, lo que agrava los problemas académicos. 2. Adicción a las tecnologías. El uso excesivo de tecnologías digitales, especialmente redes sociales y videojuegos, interfiere con el sueño y la regulación emocional (Levine et al., 2021). Estudios indican que los adolescentes que pasan más de 4 horas diarias frente a pantallas tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de concentración y ansiedad (Twenge, 2019).
3. Conductas compulsivas. Las apuestas o comportamientos repetitivos como el «scroll infinito» en redes sociales generan un refuerzo negativo que dificulta el enfoque en tareas académicas. Este tipo de adicción puede estar asociado con trastornos como el TDAH (Grant et al., 2010). Importancia de la intervención temprana. La detección temprana es crucial para prevenir el progreso de las adicciones. Las escuelas pueden implementar evaluaciones periódicas que incluyan cuestionarios sobre hábitos de consumo y uso de tecnologías. Además, formar al personal docente en la identificación de señales de alerta es una estrategia clave para abordar el problema antes de que se agrave (SAMHSA, 2020).
ALGUNOS SIGNOS de alerta comunes incluyen: ● Cambios drásticos en el comportamiento. ● Descenso abrupto en las calificaciones. ● Aislamiento social o conflictos frecuentes con compañeros. ● Descuido de la higiene personal y la apariencia. Perspectiva global sobre las adicciones en jóvenes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado el consumo de sustancias y el uso problemático de tecnologías como problemas de salud pública en adolescentes. En un informe reciente, se destacó que el 26% de los adolescentes en América Latina ha probado alguna droga antes de los 18 años, mientras que más del 60% pasa más de 6 horas al día usando dispositivos electrónicos (OMS, 2022).
En países como Finlandia y Corea del Sur, se han implementado con éxito programas de prevención enfocados en el bienestar digital y la educación emocional, reduciendo significativamente las tasas de adicción tecnológica (Levine et al., 2021). Las adicciones representan un desafío complejo y multidimensional en el entorno escolar, especialmente en Tamaulipas, donde las estadísticas recientes destacan la prevalencia de problemáticas relacionadas con el consumo de sustancias, el uso excesivo de tecnologías y las conductas compulsivas. Estas adicciones afectan no solo la salud física y mental de los jóvenes, sino también su rendimiento académico, comportamiento escolar y relaciones interpersonales.
En primer lugar, el consumo de sustancias químicas, como el alcohol y las drogas, tiene un impacto negativo directo en la capacidad cognitiva de los estudiantes. Alteraciones en la memoria, la atención y la toma de decisiones limitan su habilidad para procesar y retener información (Volkow et al., 2021). En Tamaulipas, el 34. Estudios de los adolescentes reportaron haber consumido alcohol en el último año, lo que incrementa las probabilidades de ausentismo y problemas de disciplina (INEGI, 2023). Este tipo de consumo genera una espiral de dificultades académicas que resulta difícil de romper sin una intervención adecuada.
Por otro lado, las adicciones tecnológicas se han consolidado como un problema emergente, especialmente en adolescentes. El uso excesivo de dispositivos móviles y redes sociales, con promedios de hasta ocho horas diarias según la ENDUTIH 2023, se asocia con trastornos del sueño, ansiedad y bajos niveles de participación en el aula (Twenge, 2019). Este tipo de adicción no solo afecta el rendimiento académico, sino también las habilidades socioemocionales de los estudiantes, dificultando la interacción con compañeros y profesores.
LAS CONDUCTAS compulsivas, como el juego en línea o las apuestas, aunque menos estudiadas, también tienen un impacto significativo en el comportamiento escolar. Estas prácticas están asociadas con problemas de control de impulsos y conflictos interpersonales, que interfieren con la dinámica grupal en el aula (Grant et al., 2010). En Tamaulipas, el 15% de los adolescentes que presentan este tipo de conductas han sido reportados por comportamiento disruptivo en el entorno escolar (Conadic, 2023).
Frente a este panorama, resulta indispensable promover estrategias de prevención e intervención en el ámbito educativo. La integración de programas curriculares que aborden las adicciones desde una perspectiva educativa y emocional, el fortalecimiento de la participación familiar y la creación de entornos escolares positivos son medidas clave para mitigar estos problemas. Además, fomentar actividades extracurriculares y alternativas saludables puede proporcionar a los jóvenes herramientas efectivas para enfrentar las presiones sociales y emocionales que los predisponen a las adicciones (SAMHSA, 2020).
Las adicciones en el contexto escolar no solo afectan la salud y el bienestar de los estudiantes, sino también su capacidad para alcanzar su potencial académico. Abordar este problema requiere un enfoque integral que combine la prevención, la intervención temprana y el apoyo psicosocial, con la participación activa de escuelas, familias y comunidades. De esta manera, se puede construir un entorno educativo más inclusivo y resiliente, en el que los jóvenes puedan desarrollarse plenamente y evitar caer en las trampas de las adicciones. (Ojalá los datos aportados en este reporte contribuyan a reflexionar acerca de la necesidad de prevenir el consumo excesivo de sustancias químicas, de tecnologías del entretenimiento y de las apuestas pues los excesos han llevado a miles de personas a perder familia y patrimonio).
REFERENCIAS: American Psychiatric Association. (2022). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5-TR). American Psychiatric Publishing. Botvin, G. J., Griffin, K. W., & Nichols, T. R. (2003). Preventing youth violence and delinquency through a universal school-based prevention approach. Prevention Science, 4(1), 45–56. https://doi.org/10.1023/A:1021784005425. Grant, J. E., Potenza, M. N., Weinstein, A., & Gorelick, D. A. (2010). Introduction to behavioral addictions. The American Journal of Drug and Alcohol Abuse, 36(5), 233–241. https://doi.org/10.3109/00952990.2010.491884 Kumpfer, K. L., Magalhães, C., & Xie, J. (2018). Cultural adaptation and implementation of family evidence-based interventions with diverse populations. Prevention Science, 19(5), 679–703. https://doi.org/10.1007/s11121-018-0916-1. Levine, M., Waite, L., & Bowman, C. (2021). Screen time and mental health: A review of current evidence.
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