DE PRIMERA …… LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA ……
Se despide solo el primo incomodo en Matamoros del gobernador
Como ya es costumbre en la política mexicana, los movimientos partidistas no están exentos de
sorpresas. Recientemente, se ha visto cómo Morena, el partido que alguna vez representó una
alternativa de cambio, ha absorbido a una cantidad considerable de personajes provenientes de
Acción Nacional y del PRI. No es un secreto que muchos de estos nuevos integrantes vienen con
una historia marcada por prácticas poco transparentes, pero eso parece ser precisamente lo que
les da cabida en el actual espectro político.
En esta misma línea, Movimiento Ciudadano (MC) podría estar a punto de seguir los mismos pasos
que sus predecesores. Con la reciente incorporación de figuras como Tino Sáenz, Luis Enrique
Arreola y Mayra Ojeda, el partido naranja no solo está sumando a personajes que ya han dejado
una estela de deslealtades y malas decisiones en su paso, sino que también está abriendo las
puertas a aquellos que ya no encuentran acomodo en el PRI, principalmente porque ese partido
ha perdido la capacidad de generar dividendos políticos para muchos de sus miembros.
Lo que parecía ser una opción fresca y renovadora en la política mexicana, está corriendo el riesgo
de convertirse en una réplica de los mismos errores de los partidos tradicionales. Si bien la idea
detrás de MC era justamente ofrecer una alternativa sin las cargas de corrupción y malas prácticas
de antaño, sus recientes movimientos parecen demostrar que no se diferencian mucho de lo que
ya criticaban. La pregunta es: ¿están dispuestos los votantes a confiar en un partido que, en su
afán de crecer, está reuniendo a todos los «malvivientes» políticos que otros partidos ya no
quieren?
Y si de pronósticos se trata, algunos ya están sugiriendo que Movimiento Ciudadano podría
convertirse en el refugio de lo peor de la política, tal y como se ha dicho sobre Morena. En el
imaginario de algunos, MC está a punto de ser el lugar donde los «descarriados» encontrarán un
nuevo hogar, donde podrán seguir con sus viejas prácticas pero bajo una fachada renovada. Por
supuesto, hay quienes consideran que esta es una exageración, pero la sombra de la desconfianza
ya empieza a asomar.
En este contexto, el panorama sigue siendo incierto. Mientras algunos esperan que Movimiento
Ciudadano logre mantener su identidad fresca y renovada, otros ya advierten sobre los peligros de
caer en los mismos vicios que han desgastado a otros partidos. La pregunta será si el partido
naranja podrá resistir la tentación de sumar más figuras cuestionadas o si realmente apostará por
una transformación profunda que lo distinga de los demás. Lo que sí es cierto es que, en estos
tiempos, la política mexicana sigue siendo un terreno de constantes giros y sorpresas, donde las
alianzas y las deserciones parecen ser parte de una danza eterna que no termina de sorprender a
nadie.
Y si de malos antecedentes se habla, nadie parece escapar del ojo crítico. En Matamoros, por
ejemplo, el exalcalde Mario López, conocido como «La Borrega», sigue siendo un personaje
controversial. La verdad es que, aunque algunos aseguran que el «enemigo cercano» está en su
punto más bajo, no es del todo claro qué camino tomará el exfuncionario. Sin embargo, es
probable que la política mediática y los rumores no tarden en llegar a envolverlo nuevamente en
el ojo del huracán.
En tanto aunque el tema de la «nacionalización de autos» podría ser la carta que lo meta
nuevamente en problemas, pues algunos allegados aseguran que varios de los involucrados en
este programa podrían terminar enfrentándose a situaciones incómodas. Como en todo en la
política, nadie está exento de un giro inesperado.
Por otro lado, el gobernador de Tamaulipas parece haber tomado una decisión importante: se ha
deshecho de su primo incómodo, Emerico Anaya, quien había sido señalado por su prepotencia,
soberbia, y por no tener la legitimidad en su puesto ya que al parecer se le encontró con las manos
en la masa $$$$$$, siendo asi se corrio solo, de la gerencia comercial que ostentaba en la Junta
de Aguas de Matamoros. Este movimiento es visto como una jugada política inteligente
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