Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

La incursión policial en el recinto legislativo, para cumplimentar órdenes de aprehensión contra diputados que antes de rendir protesta hayan cometido delitos por los cuales se les persigue, planteada por la bancada saliente de Movimiento Regeneración Nacional (morena), lleva clara dedicatoria.

Y mañana (en sesión extraordinaria) la iniciativa de reforma al Artículo 8 de la Ley sobre la Organización y Funcionamiento Internos del Congreso local, ya dictaminada por la Comisión Permanente, podría ser aprobada, al requerirse solamente una mayoría simple de votos

¿Esto a qué conduce?

1) A permitir que el recinto donde se elaboran y reforman leyes, quede a merced de la autoridad procuradora de justicia, con el apoyo de guardias, nacionales y/o estatales, convirtiéndolo en una extensión de las fiscalías;

2) Impedir que los diputados próximos a rendir protesta, acudan con el temor a ser aprehendidos porque las órdenes de aprehensión por secrecía del Ministerio Público no son divulgadas antes de ejecutarse, aunque igual, por atraer reflectores, hay quienes las ventilan; y

3) A que los indiciados no se presenten a tramitar su credencial; o que lo hagan con amparo bajo el brazo, como seguramente ocurrirá con Ismael García Cabeza de Vaca, que es el objetivo real de esta medida.

De cualquier forma, a la fecha, la reglamentación determina que:

‘Ninguna autoridad podrá dictar mandamiento alguno sobre los bienes del Estado destinados al servicio del Congreso, ni ejecutar resoluciones judiciales o administrativas sobre las personas o bienes de los diputados en el salón de sesiones, en el recinto o en las instalaciones del Congreso’.

La reforma leída por Juan Vital Román Martínez –no elaborada por él, supongo, dadas sus limitaciones–, plantea que la policía pueda ingresar a las instalaciones del Congreso para cumplimentar órdenes de aprehensión al interior del recinto con la autorización del presidente de la mesa directiva o la diputación permanente.

¡Vaya, aberración!

Lo digo porque si un diputado electo por la vía de mayoría relativa o de representación proporcional tiene asuntos pendientes con la justicia, podría haber sido capturado en su domicilio o en la calle, según la persecución del grupo investigador encargado de aprehenderlo, sin necesidad de hacerlo al interior de un recinto que amerita ser respetado, porque ahí (precisamente) tiene sustento el marco legal que nos rige, como estado libre y soberano.

Ciertamente, la Fiscalía General de la República (FGR) anunció, el día 15 de abril próximo pasado, que los hermanos Francisco Javier, Ismael y José Manuel García Cabeza de Vaca, tienen nueva orden de aprehensión por el delito de uso de recursos de procedencia ilícita, así como su madre, María de Lourdes Cabeza de Vaca.

Pero ese es un asunto judicial, no legislativo, así que, si Ismael llegara al recinto amparado a rendir protesta como diputado local, ningún operativo policial podría impedirlo y dejaría, entonces, en ridículo a los promotores de la reforma a la ley orgánica del Congreso.

¿Ya lo consideraron los creadores de tal disparate legislativo?

Ahora bien, en caso de no contar con un amparo, seguramente Ismael tampoco se presentaría al Congreso para evitar llegar solito al aguaje como venado y ser capturado.

Este escenario, es elemental haberlo considerado. Pero sin necesidad de tanto brinco.

La 4T

Hay, lo reconozco, una cuarta transformación en el país.

Y es partidista, según los orígenes de los actores políticos.

En 1928 Plutarco Elías Calles propuso la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR).

Lázaro Cárdenas del Río lo transformó, en 1938. como el Partido de la Revolución Mexicana (PRM).

En 1946 Miguel Alemán Valdés lo transformó el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Y en 1988, Andrés Manuel López Obrador renunció al PRI para fundar el PRD, pero en 2011, acompañado de un puñado de ex priistas, dio paso a morena.

Por eso insisto: es la cuarta transformación, cierto, pero partidista.

Relevos morenistas

La asunción de Luisa María Alcalde Luján, como dirigente nacional de morena, estaba más que anunciada.

No así, la incorporación de Andrés Manuel López Beltrán –el segundo de los cuatro hijos de Andrés Manuel López Obrador–, como secretario de Organización; ni de Carolina Rangel Gracida, quien asumirá la secretaría general.

En la víspera, Movimiento regeneración Nacional (morena) celebró su consejo nacional para definir a quienes sucederán a Mario Martín Delgado Carrillo y Minerva Citlalli Hernández Mora, quienes se sumarán al gabinete de Claudia Sheinbaum Pardo.

Con la imposición del mentado ‘Andy’, el tabasqueño pretende ‘cerrar’ un episodio de acusaciones en contra de éste por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.

Pero el pueblo tiene memoria.

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