La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

La ambición de Los Tachos, es incuantificable. Son, a descripción de Andrés Manuel López Obrador: ambiciosos vulgares; es éste, un adjetivo, para ubicar a políticos que sin principios y sin respeto por el pueblo, utilizan el poder para lucrar con los cargos de autoridad.
Es el caso de Atanasia Contreras y su compañero de aventuras, Jorge Luis Beas.
No conforme de exponer casi a diario todas sus limitaciones profesionales –se dicen muy duchos abogados–, la parejita quiere más.
Se ignora, el porqué luego de tantos descalabros en sus “defensas” jurídicas de la administración de Américo Villarreal Anaya, siguen como parásitos pegados a la ubre gubernamental.
Desea más poder, para seguir en el disfrute y no para servir a la sociedad.
Tacha, sin el menor pudor se mueve en un vehículo blindado y es acompañada a diario, por un grupo de escoltas que le dan seguridad.
Igual, Beas.
¿Cuánto le cuesta al erario esos gastos suntuarios de los Atanasios?
Seria bueno, saberlo.
Sobre todo, porque miles de ciudadanos tamaulipecos, vivimos en medio de un entorno de inseguridad y violencia pavoroso.
¿Acaso hay ciudadanos de segunda y funcionarios de primera?
Si así es, vaya ofensa a AMLO, cuya austeridad es ejemplar en el mundo.
Los inútiles Tachos, quieren más.
Sueñan con llegar a la Secretaría General de Gobierno.
Para ello, han lanzado una ofensiva contra el titular de la dependencia, Héctor Villegas. Lo acusan de no resolver algunos problemas políticos del estado –seguramente Tacha y Tacho, venden piñas–.
Los Tachos, deberían preocuparse por sus declaraciones patrimoniales. Sus palaciegas mansiones, nomás no checan con los salarios que han estado recibiendo en toda su vida de tinterillos. Sus mansiones, –porque cada uno tiene la propia, por razones que el pueblo sabio conoce y hasta especula–, son la envidia de sus vecinos.
Hasta el super milloneta, Oscar Almaraz, es corroído por la mezquindad ante el avance patrimonial tan grandioso como sorprendente de los Tachos.
Una de las reformas que urgen a la Legislatura 66 (L66), es regresar a plenitud la autoridad del Ejecutivo estatal.
En efecto: no sólo los de afuera –la familia Cabeza de Vaca– mutilaron la potestad del gobernador en algunas áreas –los Organismos Autónomos (OA)–; también los de adentro: los Tachos, bajo engañifas oropelescas, reformaron la ley para ponerse sobre la capacidad de decidir de Villarreal Anaya.
Recordemos: los perniciosos Tachos, hicieron a la L65, aprobar reformas para otorgar poderes plenipotenciarios a la Dirección Jurídica del GobTam.
¿No es mucho exagerar?..
No.
Es la realidad.
Es, el mundo concreto de la cosa jurídica en Tamaulipas.
Con esa estrategia, los Tachos, se autonombraron autónomos –incluso sobre el gobernador– para designar a los Directores Jurídicos de todo el aparato de gobierno de la IV T en la entidad.
Eso son los Tachos: oportunistas, gandallas, arribistas y patrimonialistas.
La L66, debe poner en su lugar a esos sujetos que desde hace años, han estado ninguneando y desdeñando al jefe de la IV T en el estado.