ANECDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.
RELATO 1.-Tirados panza arriba en la cama y soñando cuándo
regresara uno a su pueblo, los cuates y yo, ya con tedio, solo queríamos
escapar unos días de los brazos del DF, he internarse en la bella
provincia mexicana para disfrutar de algo diferente.
Entre ellos estaba Fortunato Redondo, nativo del estado de Hidalgo, y
de repente trono los dedos y nos dijo: “Vámonos a el Xantolo en
Tehuetlán”.
No miramos porque nunca habíamos escuchado esa palabra y el
entendió y nos dijo que se refería a la fiesta de las animas, una
tradición pueblerina que no hace diferencia entre las clases sociales,
una palabra que es masacrada sin clemencia.
Palabras van ,palabras vienen, Fortunato nos convenció y ocho
jovenzuelos, la mayoría universitarios, nos fuimos de invasores a
bordo del autobús, el que cruzo la sierra y llego al pueblo con los
primeros rayos del sol, un lugar fresco y bonito, el escenario del
llamado Xantolo.
Tehuetlán ubicado al pie de la sierra, donde la parte alta era habitada
por indígenas productores de café, que bajan al baile a escoger sus
mujeres, que en realidad son hombres fuereños de buen y mal ver.
La diversión, nos dijeron, es vestirse de mujer y bien maquilladas, y
dejarse tocar durante el bailongo, lo que hizo que nuevamente nos
cruzáramos la mirada desconfiados.
Y, ni modo, nos vistieron con zapato tacón alto, minifaldas o
pantalones de licra ajustados, pecas pintadas y dos chonguitos, que nos
hacía parecer a La Chilindrina.
Lo peor de esta singular experiencia lo vivió a David, originario de
Michoacán, un tipo alto, de ojo verde, piernudo y nalgón, quien ya
vestido de mujer tuvo que soportar los apretones de los fogosos nativos
hidalguenses. Muchos se lo disputaron, pocos fueron los que ganaron.
David, quien hoy es Médico, habita con su familia en Toluca, y otros
que son gerentes de bancos en el DF también sintieron los apretones en
esta llamativa odisea.
Ya con tres copitas de aguardiente y vino de jobo, los tocamientos
corporales no se sentían y los fuereños nos acoplamos a la perfección al
loco zapateo de una música pegajosa indígena con influencia africana.
Carros alegóricos, máscaras, vestidos cortos para los viejos disfrazados
y bailes casi eróticos, son una forma muy inusual para recordar a
nuestros amados difuntos.
Esa celebración se da a finales de Octubre y principios de noviembre
de cada año muy cerca de Tamaulipas y, arrepentidos, no estamos,
porque conocimos algo nuevo, divertido, insólito, muy lejano a lo que
se acostumbra de, solo llorar.
En la próxima nos vemos, Xantolo.
Porque más que muerte, significas vida.
RELATO 2.-Y los de la Universidad Autónoma de Tamaulipas no se
podía quedar con los brazos cruzados y como ignorar lo que están
sufriendo nuestros hermanos acapulqueños destrozados por un
huracán que no solo metió la nariz a la ciudad, sino que entro con todo
el cuerpo.
Los universitarios y su rector, Guillermo Mendoza Cavazos, no se
pueden quedar mirando todo de lejos, por ello se sumaron al esfuerzo
que hacen los organismos diversos he importantes para recolectar
víveres y artículos necesarios que se harán llegar a los damnificados
por el huracán “Otis”, en aquel lugar.
Ha través de la colecta “Unidos por Acapulco”, la UAT, desde el 27 de
Octubre, no cesa en su empeño de colaborar de lleno, por ello los
universitarios convocan a todos a valorar la dimensión que ese
fenómeno meteorológico le cambio súbitamente el rostro a ese famoso
centro turístico de México.
Frente a rectoría los universitarios y sus autoridades hacen este
movimiento, por ello a través de los diversos medios informativos
hacen a todos un llamado para que los acapulqueños no se sientan
solos y desprotegidos. La colecta ya casi llega a su fin.
Todos van, por Acapulco.
Correo electrónico: tecnico.lobo [email protected]