Enfoque Sociopolítico

  • Ante el nombramiento de José Arturo Salinas Garza con mayoría de votos del PRI y
    PAN, refleja la polarización política y la falta de consenso en torno a este nombramiento
    mientras que la abstención de Morena y el Verde subraya la complejidad de la situación.

Por Agustin Peña Cruz*
El reciente nombramiento de José Arturo Salinas Garza, presidente del Tribunal Superior
de Justicia del Estado, como gobernador interino de Nuevo León por el Congreso, en
sustitución de Samuel García, quien solicitó una licencia de seis meses para buscar la
presidencia de México, ha desatado un debate político que pone de manifiesto serias
cuestiones en la forma en que el Congreso de Nuevo León está legislando.
Desde una perspectiva legal, es importante analizar este proceso y sus implicaciones. El
Senador de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, ha expresado que la vieja política
parece estar dispuesta a llevar al Congreso de Nuevo León al límite de lo absurdo. Esta
afirmación no debe tomarse a la ligera, ya que resalta una serie de incongruencias y
decisiones controvertidas que merecen un escrutinio crítico.
Primero, es esencial señalar que el nombramiento de Salinas Garza fue recibido con
entusiasmo por parte de algunos sectores, lo que plantea interrogantes sobre la
independencia y objetividad en el proceso de selección. Gritos de «¡Gobernador,
gobernador!» pueden sugerir que la decisión se tomó bajo la influencia de intereses
políticos y partidistas.
La licencia de Samuel García para buscar la nominación presidencial también es objeto
de controversia. La solicitud de licencia por seis meses, aparentemente contradictoria con
su propuesta de que el secretario general de Gobierno, Javier Navarro Velasco, asumiera
la posición como encargado del despacho durante 30 días, plantea preguntas sobre la
transparencia y coherencia en el proceso legislativo.
Además, Samuel García optó por solicitar una aclaración al Instituto Nacional Electoral
(INE) en lugar de abordar directamente las dudas planteadas por el Congreso. Este
enfoque podría ser interpretado como una estrategia para ganar tiempo y mantener su
posición.
La votación en el Congreso, con mayoría de votos del PRI y PAN y la oposición de
Movimiento Ciudadano, refleja la polarización política y la falta de consenso en torno a
este nombramiento. La abstención de Morena y el Verde también subraya la complejidad
de la situación.
El nombramiento de Salinas Garza ha suscitado la crítica de figuras como Iraís Reyes,
quien argumenta que debería presentar su renuncia al Tribunal antes de ser aceptado

como gobernador interino. Este punto destaca la necesidad de claridad en los
procedimientos y la separación adecuada de poderes.
La postura de Dante Delgado, líder de Movimiento Ciudadano, cuestiona la legalidad del
nombramiento y subraya la importancia de la imparcialidad en el proceso legislativo.
Delgado acusa al PRI y al PAN de actuar de manera ilegal y vergonzosa en este proceso,
lo que eleva el nivel de controversia.
En conclusión, la disputa por el poder en Nuevo León pone de manifiesto
cuestionamientos válidos sobre la forma en que el Congreso está operando y tomando
decisiones cruciales. La percepción de ilegalidad, falta de coherencia y posibles
influencias partidistas en este proceso plantea la necesidad de una revisión profunda de la
legislación y una mayor claridad en los procedimientos para garantizar la integridad del
sistema político en Nuevo León.

  • El Autor es Master en Ciencias Administrativas con especialidad en relaciones industriales, Licenciando en Administración de Empresas,
    Licenciado en Seguridad Pública, Terapeuta en Terapia Regresiva Reconstructiva, Periodista investigador independiente y catedrático
    sabatino.