ANECDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.
La intención es buena y el reto también, pero no se debe dejar
de mencionar que los tamaulipecos que escogieron esa
fabulosa profesión están enfrentando hoy, mas que nunca,
situaciones que los hacen envejecer antes de tiempo.
Y, cómo no, si antes ellos, los contadores públicos, gozaban de
una buena vida y disfrutaban al máximo del levantamiento de
su sagrada cosecha, pero hoy la cosa ha cambiado
notablemente.
Y no lo digo yo, sino que fueron algunos de ellos que son
amantes de los números, quienes ahora se quejan de la falta
de clientes, porque están siendo cruelmente devorados por la
alta tecnología.
Cuentan ellos, que se sienten como lesionados, porque antes
de que avanzara a paso agigantado el Internet y el sistema
telefónico se entendían con claridad con su clientela y
cobraban bien por sus servicios, lo que hacia que en su rostro
siempre se apreciara una sonrisa.
Desde hace unos años los contadores sufren y uno de ellos
asegura que tenía hasta 40 clientes –entre ellos a periodistas-,
cifra que se redujo a solo 3, por lo que se vio en la obligación
de cerrar la oficina y despedir a sus auxiliares.
Este contador dice que hasta ha soñado huir hacia los Estados
Unidos a trabajar aunque no sea en su profesión.
Para ser mas claros, ya hasta en el Servicio de Administración
Tributaria –SAT- ha circulado información que tiene que ver
con la expedición de facturas a través de un celular, un avance
tal vez bueno para esa dependencia y, un duro golpe para los
contadores que son expertos en esa tarea.
Y así como en ese caso, la tecnología ha ido acaparando la
labor de un contador y muchos ahora lucen con las manos
vacías.
El tema viene porque el Instituto Mexicano de Contadores
Públicos hizo un reconocimiento a la Universidad Autónoma
de Tamaulipas y a su rector, Guillermo Mendoza Cavazos ,
por la formación de este tipo de lideres.
Eso, es bueno, porque inclusive suministro a la Universidad
mas de mil libros de contabilidad, pero sería mejor que todos
escucharan la voz de quienes viven esta mala aventura que se
desprende del a veces mortífero avance tecnológico.
Por el bien de la UAT y de ellos.
Los aguerridos, contadores.
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