En una contienda electoral, un sondeo de opinión, encuesta bien estructurada, con metodología adecuada y sin que lleven una tendencia para beneficiar tal o cual personaje son una buena herramienta.
Pero solo son una fotografía del momento para ver cómo van los candidatos, cuáles son sus puntos fuertes y lo que tienen que reforzar, sirven para checar donde o que tienen que trabajar más para la perspectiva cambiar.
No determinan una elección, pero una encuesta bien estructurada, real, genera perspectiva y opinión.
Tristemente en muchos casos se han desvirtuado, solo sirven para alimentar egos o tratar de generar confusión, ni de radiografía del momento funcionan porque las hacen de acuerdo a conveniencias, bueno, hasta se han dado casos donde las modifican sin la autorización de la casa encuestadora las publican.
Hoy sobran las encuestas, igual aparecen estudios de casas de opinión reconocidas pero también se ven otras que son inventadas.
Todos los días los números cambian en las encuestas, depende quien las realice, pero la realidad es que la percepción de la ciudadanía para tal o cual candidato sigue siendo la misma, porque los partidos o los mismos encampañados desestiman la realidad y no se aplican donde se tienen que aplicar, creen que con publicar sondeos inventados las elecciones van a ganar.
Además, muchos de sus propios inventos están tan mal estructurados que hasta son una ofensa para la ciudadanía, igual una falta de respeto para los candidatos participantes en la contienda porque en la numeraria solo aparecen unos cuantos como si el resto no existiera.
Por ejemplo, guste o no, en Tamaulipas lo que sobran en este proceso electoral son candidatos, los hay de todos los colores, de azúcar, chile, sal y manteca como diría la abuela, tanto para las diputaciones locales como para las federales y alcaldías, y por lo general en las encuestas por distritos o municipios solo aparecen los abanderados de los partidos en los que se centrara la elección y dejan a casi todos los demás fuera de la medición o, cosa peor, en algunas mediciones ni siquiera aparece la barra de indecisos que por lo general es el l voto oculto que se manifiesta el día de la elección.
Aunque algunos candidatos ni se aparezcan en territorio o sean unos completos desconocidos, si existen, están registrados en la contienda, por lo tanto deben también aparecer en las encuestas, pues por más débil que sea su participación de perdido sus familiares, amigos y su equipo de campaña le darán el voto de confianza, 5, 10 o 100 votos pueden hacer la diferencia.
Quizá por flojera de las encuestadoras, o conveniencia de los candidatos interesados, en las encuestas no miden a todos los participantes y al no incluirlos, aparte que se toma solo una muestra de la población para el sondeo de opinión, la encuesta tiene huecos, está amañada, carece de realidad.
Cierto es que la elección se centra por lo general en dos o tres partidos o personajes, pero eso no quita que exista el resto de los candidatos que con su participación puedan inclinar la balanza en una elección que sea muy cerrada, es decir, que unos le quitaran votos a un partido y otros a los demás, quizá un tres o cuatro por ciento si usted quiere, pero puede ser suficiente para que alguien pierda o gane la contienda.
El chiquitiaje, como les dicen a los candidatos de partidos chicos, servirán para dividir el voto, razón por la que también se les debe incluir a todos en las encuestas, igual a los participantes independientes que están en contienda electoral.
Ojalá en los próximos días, aunque insistimos solo son una radiografía del momento, las encuestas que manden hacer los candidatos y publiquen, tengan más veracidad, que se tomen la molestia de incluir a todos los participantes pues aunque algunos no los conozcan ni en su barrio aparecerán en la boleta electoral y al incluirlos en los sondeos se le da más seriedad al sondeo, más si se conoce si los de izquierda, derecha, azules, tricolores o guindos pueden guiar su voto para ellos al decepcionarse de sus candidatos o preferir la otra propuesta.
Dirán que, en la guerra, el amor y la política todo se vale y por eso cada quien realiza las encuestas de acuerdo a sus conveniencias, pero el pueblo no es tonto, es más, ya no lo logran confundir con encuestas incompletas o amañadas.