- Se han registrado casos de ansiedad, depresión, irritabilidad, trastornos en la dinámica del sueño y alimentación
- Fortalecer la comunicación y los lazos afectivos con los hijos permitirá superar problemáticas.
La pandemia por COVID-19 ha provocado una nueva forma de vivir, lo cual ha contribuido a que algunos infantes y adolescentes lleguen a presentar ansiedad, depresión, irritabilidad, trastornos en la dinámica del sueño y alimentación, incremento de peso corporal, baja en el rendimiento escolar, pérdida de habilidades de socialización y estrés postraumático, señaló la doctora en Psicoterapia Wendy Lara Olguín, del Hospital General “Dr. Darío Fernández Fierro” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
En el marco de la celebración del Día del Niño y de la Niña, la doctora Wendy Lara Olguín recomendó a padres y madres estar atentos con sus hijos ante síntomas referidos y otros de agotamiento psicológico como sensación de desesperanza y desconfianza, dependencia con mayores y temor.
Destacó que una primera estrategia para abordar estas problemáticas es fomentar la comunicación y el acercamiento afectivo entre padres e hijos con una actitud de comprensión, confianza y apoyo. Si los signos se agudizan o persisten por más de seis semanas, es conveniente acudir a sus unidades médicas para recibir atención.
La vivencia de estos episodios puede provocar en algunos niños trastornos psicosomáticos como presentar enuresis, es decir orinarse en la cama por la noche, terrores nocturnos, y/o alteraciones de la comunicación.
Los adolescentes -señaló- son proclives a presentar mayor rivalidad o rebeldía hacia los padres y el grupo familiar, así como caer en conductas adictivas a sustancias, al uso de videojuegos, el internet y redes sociales.
Lara Olguín indicó que las medidas del cierre de escuelas, confinamiento en casa y la migración abrupta al sistema educativo en línea, han afectado el ambiente psicosocial de las niñas y niños quienes enfrentan la limitación a la convivencia directa con compañeros de su misma edad, componente muy importante para el desarrollo psicológico y la maduración cognitiva en la infancia.
Además, en menores cantidades se han presentado casos de estrés postraumático, derivado de que algunas niñas y niños han presenciado casos de contagio COVID-19 en sus familiares directos, otros se enfrentaron al fallecimiento de seres queridos, lo cual les ha causado impacto psíquico importante.
Recomendó establecer medidas preventivas como regular los horarios del sueño, alimentación, esparcimientos y sobre todo, los destinados al uso de celulares, computadoras, tablets y consolas de videojuegos, ya que provocan hiperestimulación neurológica, trastornos del sueño, agotamiento psicológico y problemas de concentración y memoria.
Respecto al rendimiento académico, la especialista sugirió no presionar a los hijos imponiendo una elevada exigencia de resultados, por el contrario, hay que permitirles llevar a cabo su reintegración a las aulas de la mejor manera posible de acuerdo a sus posibilidades; sin estrés adicional la respuesta es mejor.
Las familias se han tenido que ajustar a la invasión de los espacios, la casa se convirtió en área de trabajo, escuela, y zona de recreación. En algunos casos hay presencia de violencia intrafamiliar, especialmente en núcleos ya disfuncionales desde antes del confinamiento que ha alterado la salud mental de la infancia y adolescencia, por ello la necesidad de fortalecer los lazos de comunicación.