El Fogón..

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

Los más memorables acontecimientos que pintaron de rojo la Frontera tamaulipeca, sucedieron en los años sesentas. Con el impulso del movimiento creado por el General Lázaro Cárdenas, MLN (Movimiento de Liberación Nacional), se dinamizaron segmentos de la sociedad fronteriza bajo los auspicios ideológicos del ex Presidente y de su progresista agrupación.
Al papel de catalizador del michoacano, que cayó como rayo una sociedad rural que vivía un auge como nunca en su historia –producto de las políticas nacionalistas y populares del hombre de Jiquilpán–, se sumaron otros eventos que inyectaron similares energías a la mentalidad de los campesinos de la región: la Revolución cubana y la heroica resistencia del pueblo vietnamita contra el imperialismo norteamericano.
Nadie me lo vino a contar.
Yo lo vi.
La Plaza Benito Juárez, a tope –casi 10 mil campesinos; Río Bravo, Tamaulipas, tenía justo 10 mil habitantes de población en 1962–, lanzando consignas contra la intervención norteamericana en Cuba y y Viet Nam al tiempo de exigir la libertad del sonorense, Ramón Danzós Palomino –líder de la primera CCI (Central Campesina Independiente) –el gobierno federal, lo había recluido en el penal de Atlixco, Puebla por haber conducido varias tomas de tierras en diversos puntos del país.
En el presídium de la concentración: Severiano Ponce Sandoval, Rodolfo Lira Rivera, Crispín Reyes y decenas de comisariados ejidales de la comarca.
La ciudad y la periferia, mostraron pintas en las bardas:
“¡Libertad a Danzós!”, “¡Fuera gringos de Viet Nam!” y “¡Viva Cuba Libre!”
De esos polvos, se levantó la tolvanera que hizo a Crispín Reyes, candidato a la alcaldía de Río Bravo, –por el Frente Electoral del Pueblo (FEP)–; sólo un monstruoso fraude electoral y la traición del PARM –retiró el registro a Reyes, en plena campaña–, le pudo arrebatar el triunfo evidente al campesinado riobravense para imponer como alcalde al reynosense, Gerardo Ballí González..
La CCI, brazo político, afluente de masas, del Partido Comunista Mexicano (PCM), fue la columna vertebral de esas vibrantes expresiones de la Frontera Roja.
A sesenta años de esos hechos, inicios inobjetables de la construcción de una ciudadanía de avanzada –ni siquiera el PC, se planteaba en esos momentos la lucha electoral como herramienta de la construcción democrática del país–, hoy se vislumbra el renacer de ese ideal de aquella Izquierda de masas que abrió el camino de la lucha electoral para llevar a auténticos ciudadanos como verdaderos representantes populares.
Hoy, Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo y Matamoros, están a un tris de convertirse en la segunda Ola Roja. O Guinda, si se quiere. El candidato que sea, en esos lugares, lleva la fortaleza heredada de aquellas historias y el incuestionable soporte de la dirección de la nación de Andrés Manuel López Obrador.
(Sin duda: el jorgismo –lidereado por Jorge Cárdenas González; el canturrosismo –conducido por Carlos Cantú Rosas, y seguido por Baltasar Díaz Bazán en Reynosa, Edilio Hinojosa, en Río Bravo y otros no menos valiosos en la Frontera Chica–; el guajardismo –encabezado por Juan Antonio Guajardo–, son ingredientes inseparables de todo el trayecto de lucha de la sociedad fronteriza para la delineación de comunidades más democráticas en la comarca. Sólo que su pragmatismo –gobernaron exactamente como el PRI–, los aleja de ser un ejemplo de ética política: como sí lo son, aquellos hombres y mujeres tamaulipecos de la Izquierda sesentera).
No pidamos que conozcan de Historia a los candidatos de la Frontera Guinda.
No.
A la sociedad, y a los observadores, únicamente nos resta, vigilar que se conduzcan con lo que plantea AMLO: no robar, no mentir y no traicionar al pueblo.
¿Será mucho pedir?..