CUADRANTE   POLITICO——-

POR:  FERNANDO   ACUÑA PIÑEIRO—- 

A  partir de que un grupo político u partido arriba al poder, avalado por las  preferencias ciudadanas,  se inicia el desgaste natural derivado de su permanencia al frente de las instituciones. 

 Este es el caso del panismo cabecista que irrumpió  en el escenario tamaulipeco del 2016, hace cuatro años, y que hoy vemos como la sociedad les da la espalda en las redes sociales, y al mismo tiempo los ve como sinónimo de lo viejo, de lo que se debe ir, para ceder  su lugar a las nuevas expresiones políticas. 

 Obviamente, MORENA, es la más aventajada de estas opciones de cambio. 

  Pero..veamos sobre que banderas  arribaron los panistas cabecistas, cuyas campañas de hace cuatro años,  se cimentaron sobre la decadencia de la clase política priista, especialmente sobre  el tema de la inseguridad y la corrupción. Estas fueron las dos grandes banderas del cabecismo, mismo que prácticamente barrió en las urnas, arribando al gobierno estatal, como los grandes salvadores y los impulsores de una nueva era política. 

 ¿Que fue lo que ocurrió?  ¿En que usaron su tiempo en el poder, los nuevos amos del Palacio del 15 y 16 Juárez…? 

 Para empezar, lejos de oxigenar o de impulsar cambios profundos en el tema de la inseguridad, se acentuaron las acciones fuera de la ley, y propuestas de campaña como aquella  que hablaba de crear una nueva policía capacitada en Texas, pronto se echó al cesto del olvido. Todo aquello quedó en una vulgar y desagradable demagogia política. En una burda mentira. Justo eso. 

 Las consecuencias no se hicieron esperar, con una realidad todavía más lastimosa y angustiante que la que se vivía con  el régimen del PRI.  

  Pero aparte de eso, el cabecismo acabó y desmanteló la economía de la región centro tamaulipeca, una economía que hasta entonces se alimentaba de los contratos que generaba el aparato estatal. Una de las eras del abandono más cruel que se haya vivido en esta parte de Tamaulipas, acabó por confirmar, lo que ya la gente comentaba en voz baja: que el gobierno estatal no quería a los victorenses, y que por eso había impuesto a Xico como alcalde, y posteriormente había creado el camino para la llegada de la prima hermana del poder, la dama texana Pilar  Gómez  Leal. 

——-EL CABECISMO, PRIMERO ATACÓ A PRIISTAS POBRES Y HOY HACE ALIANZAS CON PRIISTAS RICOS————- 

 Sus primeras acciones fueron para satanizar a todo lo que ellos etiquetaban como gente del PRI  o sea gentes afines con el pasado. En lo burocrático  se produjeron fuertes  purgas al estilo estalinista, echando prácticamente a  la calle a familias que tenían muchos años de servicio.  

  Posteriormente,  el personal de nuevo ingreso, fue sometido  a uno y mil atropellos, pues pusieron al frente de todas las dependencias a sus amigos que llegaron desde la ciudad de  Reynosa o  que vivían en Texas, para que se hicieran  cargo de políticas públicas,  sin tener la más mínima experiencia. Toda esta historia está debidamente documentada. 

  El resultado de todo esto fue la parálisis del aparato gubernamental, en áreas  sensibles de gestión y trámite, como  el llamado Instituto Tamaulipeco de Vivienda y Urbanización, que hasta entonces había servido como un  enlace estratégico con la ciudadanía. Dependencias de alto potencial social, como el ITAVU fueron canceladas, y en lo sucesivo sirvieron como cueva de la soberbia y la prepotencia  donde su titular se encerraba a piedra y lodo, algo parecido  al fantasma del castillo, en el  cuento de La Bella y la Bestia”.   

  La gran paradoja que ahora observamos, es  que, mientras que, en el 2016 el cabecismo se le fue al cuello a  aquellos pobres burócratas acusados de ser del PRI, hoy en la  selección interna  del panismo, para ocupar cargos de elección popular, este mismo sexenio cabecista que llegó  con la proclama  “De que se van, se van”, hoy  ha invitado a acaudalados priistas para que sean sus candidatos a diputados federales o bien,  para que abanderen candidaturas a las alcaldías.  

 Esto desde luego tiene molestos a muchos que se auto definen como panistas  de siempre, pero que ahora se ven desplazados y humillados por su propio partido. Es claro que, muchas de estas personas, no se atreven a alzar la voz, por temor a que les quiten las dádivas que actualmente  pudiesen tener. Pero el desacuerdo y el descontento contra las cúpulas azules, que prefirieron aliarse  con los ricos del PRI, prevalece, y es muy probable que, llegado el momento, se haga valer en las urnas.