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Por: José Ángel Solorio Martínez.-

¿Por qué cambió la estrategia de los norteamericanos en su lucha contra las drogas en México y en USA?
¿Por qué no antes, y por qué sí ahora?
Primero: los gringos, necesitaban un socio con gobernabilidad, un socio sin turbulencias que les entregara los recursos naturales (petróleo, litio, agua, minerales). Dañar la línea de flotación de los gobiernos neoliberales, era como darse un balazo en el pié: lastimarse, lastimando a sus vecinos: los gobiernos mexicanos. Así, desde Miguel de la Madrid, se hizo de la vista gorda: los neoliberales mexicanos, eran necesarios –finalmente terminaron siendo copropietarios, de las mismas empresas que vendieron a los capitales del norte, como Ernesto Zedillo en Ferronales– para su despliegue económico estratégico y poner freno a los deseos expansionistas de los inversionistas asiáticos.
¿Que eran compadres de los principales capos de la droga?
No importa.
¿Qué la clase política del PRIAN saqueó los dineros del pueblo?
No pasa nada.
Los presidentes de la república, eran los principales defensores de toda esa lumpen-burguesía que nació del capitalismo de achichincles prohijado por las prácticas neoliberales.
Los gringos, ante las enormes ventajas de ese sistema socio-económico, estuvieron felices.
Segundo: sólo la transición, pudo darnos la oportunidad de ver lo que estamos viendo. Una podrida clase política, que huérfana del padrinazgo presidencial anda por el mundo huyendo del juicio popular. El Presidente Andrés Manuel López Obrador, como el estratega que es, dejó correr la bola; sabía que sin la sombra presidencial muchos de sus detractores caerían en manos de la Justicia, por lo descomunal de sus delitos.
¿Para qué enfrentarse a la élite militar, si las instituciones judiciales de otros países pueden hacerlo?
¿Para qué enjuiciar a Calderón, si la DEA lo hará?
AMLO, de esa manera, tiene las manos libres para seguir su batalla contra la derecha que insiste en deponerlo.
Tercero: no había en la Presidencia de USA, un hombre con ese olfato político tan pragmáticamente refinado como Donald Trump. En la coyuntura electoral, sabe el efecto propagandístico de llevar a chirona a un Secretario de la Defensa de otro país por malandro.  Antes, lo había hecho elogiando desmesuradamente a López Obrador, que tiene un enorme liderazgo entre los mexicanos que viven en Estados Unidos.
Nunca antes, un Presidente de Estados Unidos, había ayudado tanto a un Presidente mexicano.