“Al pie de la sierra madre, hay una ciudad bonita, su nombre es Ciudad Victoria  capital de Tamaulipas, es la perla del Estado, es una tierra bendita” dice la canción al sonar el huapango, y la verdad tiene razón. 

Mi Victoria querida tierra de  huapango hoy tendrá fandango para celebrar sus primeros 270 años. 

Sí señor, Ciudad Victoria estará de fiesta, cierto es que ya no es la misma, que las cosas han cambiado, se ha perdido  tranquilidad y las nuevas generaciones poco saben de su historia. 

Pero aunque pase el tiempo y se tangan cambios, Ciudad Victoria cuanta con gente de bien que le hace fuerte y a pesar de sus vicisitudes día a día trabaja y se esfuerza para que nuestra ciudad recupere el símbolo que nos distinguió por años, de una ciudad bella, tranquila, amable. 

Sus hijos de nacimiento o por adopción, los que le sentimos nuestra,  quisiéramos que siguiera con su misma escancia, con el avance del progreso sí, pero con la tranquilidad que le caracterizaba. 

Porque se añoran los tiempos pasados pero se suspira por el futuro en donde las nuevas generaciones corran con libertad sus parques, disfruten un atardecer en sus plazas, caminen despacio por sus calles, escuchen el trino de las aves y se refugien bajo la sobra de los árboles de la avenida más hermosa de Tamaulipas, la Francisco I. Madero, mejor conocida como 17, pero también deseamos verle crecer, curarse las heridas que le han dejado por el desamor de los que no le sintieron suya, de los que no vivieron sus sueños, ni sienten su dolor. 

Mucho han lastimado a mi querida Victoria pero sigue de pie, altiva, señorial y  su nobleza no tiene igual, es tanta la bondad de esta ciudad que no hay espacio para el rencor, menos hoy,  este día es de festejo. 

Con todo y sus cambios Victoria sigue siendo tierra de pasiones, de guapango, de guitarras que cantan a mujeres que inspiran, donde no hay alarde de ser valentón porque  acá la gente de esta región es puro corazón. 

Dice la canción  que tras la montaña Ciudad Victoria se encuentra escondida, ojala ya no permaneciera oculta, como si se avergonҩra, como si ella fuera culpable  de los últimos pasajes donde se ha sentido humillada. 

Es la Capital, de Tamaulipas la flor consentida y se le canta con el corazón, con fe en que pronto superara las adversidades y salga airosa a gritarle al mundo que es dueña de sí misma, que puede caminar libre, correr con su historia, elevar al cielo su victoria, que su gente cante con orgullo QUE VIVA VICTORIA… POR SIEMPRE GLORIOSA.