Pues resulta que seguirán suspendidos los viajes no esenciales al vecino país del norte, será hasta el 21 de octubre cuando, si  la pandemia lo permite, se podrá ir de paseo, compras o visitar parientes a Estados Unidos. 

La verdad es que para mucha gente desde antes de la pandemia los viajes recurrentes para ir de compras, aunque fuera a Mc Allen o Brownsville, prácticamente estaban suspendidos o ya no los realizaban con la frecuencia que solían hacerlo. 

Fueron diferentes factores los que contribuyeron para que  disminuyeran  los viajes frecuentes al  vecino país del norte, sobretodo de los victorenses, pues en la capital tamaulipeca desde hace unos años disminuyeron los pudientes. 

En el caso de la gente de la frontera es diferente, incluso la mayoría hasta su despensa adquirían cruzando el puente y eso es lo que recienten, en tanto que los del centro o sur del Estado que solían ir de paseo o compras ya no lo hacían tan frecuente, primero por las condiciones de inseguridad y segunda por la situación económica. 

Ahora con la pandemia, que se cancelaron los viajes no esenciales temporalmente, que se tiene que esperar más de un mes para poder el puente internacional cruzar, no es para alarmar, sobre todo si se tienen otras prioridades. 

Por lo tanto como dijera la vecina cuando supo que tiene que esperar aún para poder viajar a Estados Unidos “Al fin que ni quería”.  

Lo cierto es que el que ni los que viven en la frontera puedan cruzar para adquirir su despensa gringa es bueno para el comercio local que siempre ha estado en desventaja. 

Igual comenzaremos a valorar lo nacional y contribuiremos a que se sostenga el comercio local en toda la entidad. Aunque para muchos sea una tragedia no viajar a Estados Unidos para otros es una oportunidad. 

En lugar de lamentarnos por no poder pronto viajar a Estados Unidos mejor aprovechemos para apoyar lo nuestro. 

Consuma local, ayude a los pequeños empresarios, las tienditas, tendajos, no se mortifique porque no puede ir de compras con los gringos, mejor contribuya para que el dinero se quede en la ciudad, que aunque sea poco, se tenga circulante.