ORBE…

Por: Ma. Teresa Medina Marroquín.-

Suena clásica la declaración de la mayoría de los árbitros electorales de los 32 estados, como la del propio Instituto Nacional Electoral (INE) de que el país entero tiene a la vista un escenario electoral incierto, a propósito de que ayer inició el proceso electoral 2020-2021.

Y en lo que parecería un coro griego suponemos que tienen razón, basados según estos en la crisis desatada por el coronavirus que en México ya rompió el techo de los 70 mil fallecidos, en tanto que en el mundo superó más de 920 mil muertos, con 28.6 millones contagiados y 19.3 millones de personas recuperadas.

En palabras simples se cree que esta será una ‘elección pospandemia’, cuyas secuelas graves son una economía mundial devastada por la clausura de la actividad comercial que llevó más de medio año ininterrumpido.

Aquí en México, sin embargo, la incertidumbre también alcanza a una sociedad polarizada desde los altos niveles del Gobierno de la República, al extremo que no pocos líderes de opinión afirman que el primer mandatario de la nación no podrá conciliar el fenómeno porque de plano no entiende de razones.

Si esas fueran las reales condiciones los efectos pospandémicos pasarían a segundo o tercer término, enfocándose el país en actores políticos y empresariales que han pasado de la paciencia a la desesperación.

Y eso, señoras y señores, es peligroso e inédito, pues el solo hecho de que el Ciudadano Presidente de la República no tenga la voluntad de reunirse (las veces que sea necesario) con los gobernadores para construir acuerdos y dirimir diferencias (no ideológicas sino presupuestales), podría llevar al proceso electoral del 2021 a un escenario donde la violencia sea el signo prevaleciente.

GOBERNADORES Y EMPRESARIOS: REACCIONES PELIGROSAS

Y al hablar de los gobernadores obviamente la referencia se dirige a los de la Alianza Federalista integrada por Francisco García Cabeza de Vaca, Javier Corral Jurado, Jaime Rodríguez Calderón, Miguel Riquelme, José Rosas Aispuro, Enrique Alfaro Ramírez, Silvano Aureoles, Ignacio Peralta, Diego Sinhué Rodríguez y Martín Orozco Sandoval.

Diez mandatarios que representan el 31 por ciento de la población total del país con más de 39 millones de habitantes, cuyas exportaciones ascienden a 55 mil 622 millones de dólares equivalentes al 59 por ciento del país, aportando el 38.3 por ciento del PIB.

La demanda de estos gobiernos a la Federación es revisar el Pacto Fiscal, cuyo esquema —obsoleto— les envía recursos que proporcionalmente son inferiores a los que otros estados reciben en relación a lo que producen.

Ese es el reclamo que ha encontrado oídos sordos en Palacio Nacional.

La desesperación igual tocó a los empresarios que inclusive tuvieron en su momento una buena relación con López Obrador, y sin embargo ahora lo critican por su cerrazón a aceptar que el país sufre una fuga de miles de millones de dólares de inversionistas espantados, ocasionando se pierda el grado de inversión que a nivel internacional se tenía sobre México.

Una lamentable realidad que ahoga a los sectores político y privado llevando al primero a formar una agencia de promoción de inversiones, denominada Invest in México, que sólo atraerá capitales a los estados de la alianza.

Un mensaje que si se analiza estará trayendo al escenario ‘pospandemia’ el peligro de una turbulencia nunca antes vista entre el Presidente y un grupo de gobernadores.

O sea, el desprendimiento real de diez entidades que no están dispuestas, de acuerdo con sus alegatos, a encarar la caída libre de la economía, el clamor social y la inestabilidad de otros grupos poderosos, políticos y sociales, en desacuerdo con la toxicidad populista.

Ese es el peligro que viene para el 2021; una especie y mezcla de balcanización y separatismo que no es cualquier cosa como para escuchar de ello y darse media vuelta, como si nada fuese a ocurrir.

SERÁN LA NUEVA JOYA DE LA CORONA

Si algunos suponen que Tamaulipas, por ejemplo, podría ser arrasado por Morena, se equivocan. Y es que los estados “separados” estarían no sólo en el ojo de la frustración federal, sino que se convertirían en la nueva joya de la corona. Eso trascendería en el ánimo del electorado, a pesar de que el Gobierno Federal ha conformado una enorme estructura a base de apoyos y/o dádivas a miles de ciudadanos.

La disputa por las 15 gubernaturas, 500 curules federales, 1,027 diputaciones locales, 1,907 ayuntamientos y 16 alcaldías de la CdMx, será una guerra en la que no tan fácil se podrá predecir al vencedor, pues todos los poderes convocarán a defender sus territorios en un México convulsionado.

¡Excelente inicio de semana!

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