Mis datos…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

AMLO lo dijo, cuando los amarra-navajas bien y mal intencionados, le cuestionaron si iba a encarcelar a los ex Presidentes:
“Hay que ver hacia delante”.
Fue la mano tendida, que no atendieron los poderes fácticos –sobre todo, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Cedillo y Carlos Salinas de Gortari (Echeverría está inhabilitado, por su edad y eso lo salva) de México.
En la boda del hijo del abogado de la mafia del poder, Juan Collado la gota derramó el vaso.
Algún día, alguien deberá escribir que ese evento fue el punto de inflexión del sistema político mexicano, que arreció y aceleró la lucha contra la corrupción de la VI T.
Como anillo al dedo.
Nomás chequen.
En una mesa, compartieron Collado, Peña Nieto, Salinas, Diego Fernández, Rosario Robles y otros empresarios y políticos de igual calado. Buena parte de ellos, ya en chirona; muchos de los restantes, con un pié en el bote.
¿Qué dijeron en la sobremesa que hizo explotar una estrategia que estaba diseñada para operar con tersura –según se infiere de los dichos de AMLO–?
Para la mentalidad de esos poderes en retirada, un golpe de estado era algo blando. Su contextura criminal debió trasminar ese odio que lleva a intentar aniquilar el adversario.
Para contextualizar: en el gobierno de Salinas de Gortari, murieron en forma sospechosa más de medio millar de militantes y dirigentes del entonces combativo PRD.
La visita del Presidente a USA, de igual forma, deberá ser estudiada como una reunión en el contexto de esos nebulosos escenarios.
A ningún Presidente norteamericano –por muy de derecha que sea– le conviene un vecino tan cercano con ingredientes de ingobernabilidad explosivos.
A nadie.
En el mundo, ningún presidente ha gobernado enfrentado con un bloque de cinco ex Presidentes. El preferente trato del Presidente Trump a López Obrador, tiene que ser inserto en ese oscuro y denso escenario construido por la confrontación del grupo de ex Presidentes opositores y el Presidente legítimo.
Era de esperarse, el resultado de ese intenso tironeo.
  Salinas, Peña, Calderón, Fox y Zedillo –también intriga en función de sus intereses en el sistema ferroviario de México– ponderaron muy mal sus alcances.
Si eso hizo Andrés Manuel, con los catanes del neoliberalismo…
…¿Podríamos imaginar, qué va a pasar con los gobernadores disidentes?