El Fogón…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

Los más recientes resultados de la empresa encuestadora Mitofsky, impactarán sobre manera en la dinámica interna del Partido Acción Nacional. El alcalde, Jesús Nader, se levantó en esa medición como el jefe edilicio de mayores preferencias en el país. (Obvio: se infiere que pasa sobre todos los presidentes azules de Tamaulipas). Se entiende: está más que firme para la reelección del 2021.
¿Quién puede arrebatarle esa posibilidad?
Nadie.
Se ve limpio el horizonte para Chucho.
El imberbe diputado, Mon Morón, no sólo es un incipiente cuadro panista; también es un subordinado político alcalde. Gracias a Nader, obtuvo el escaño en el Congreso local; recibió todo el soporte del capital del jefe edilicio y cosechó el trabajo de la estructura sociopolítica naderista.
Él mismo lo sabe: debe madurar y aprender a moverse, en la sinuosa arena de la política tamaulipeca.
MORENA, es una red de militantes dispersa y sin liderazgos. Se asoma con su pelambre de oportunista Olga Sosa. Actual diputada federal –ganó por el impulso de AMLO y bajo las siglas del Partido Encuentro Social (PES)– intenta ser la abanderada de la Izquierda en el puerto.
No se le percibe, con mucha potencia sociopolítica. En las filas de MORENA, se le visualiza como uno de los residuos más tóxicos del ex gobernador Egidio Torre, quien le patrocinó toda su carrera política.
Incluso, a su paso por el Congreso local tamaulipeco, votó a favor de las reformas peñanietistas y legisló lo más deplorable a petición del gobernador Torre
Con todo eso, sería el cuadro de MORENA y aliados con mayor capacidad competitiva. Otros aspirantes, no cuentan con el posicionamiento de la diputada Sosa.
Los restos del PRD, irían en alianza con el PAN, a juicio de los últimos escarceos entre el sol azteca y los azules a nivel nacional.
El poderío político de Nader, inició con el armisticio con la comunidad judía del puerto. Desde el inicio de su campaña por la alcaldía, logró la magia de acercarse a los poderosos capitanes de empresa Fleishman. Una querella que casi llegaba al medio siglo de duración y que mantuvo fuera del escenario político a la sociedad árabe porteña, quedó dirimida por los oficios de diálogo del hoy alcalde y la mano mediadora del gobernador del estado y líder real del panismo regional.
Ese pacto, acabó la maldición de los candidatos de ascendencia árabe que dictaba la derrota en las urnas, en cualquier candidatura. Operó como maldición, el veto de los grupos judíos. Hasta que llegó Nader. Un hombre sin ataduras, sin dogmas y sin perjuicios. Ahora, se ve a Chucho, departir alegremente con los Fleishman en diversos eventos de corte empresarial o político.
Otro elemento parte del blindaje del alcalde, es su cercanía a la periferia porteña. Muy pocos presidentes municipales se han acercado tanto a las colonias populares como este alcalde panista. Recuerda en mucho, a aquel jefe edilicio tampiqueño, Fernando el Pichi San Pedro. Atípico en un funcionario panista, tiene una excelente comunicación con los representantes de colonias y sus bases. Supera en esa actividad, incluso a la priista Magdalena Peraza que tuvo un amplio control y consenso entre los segmentos populares.
¿Qué impactos podrían darse ante la innegable presencia de Chucho Nader en el escenario local, regional y ahora nacional?
A bote pronto: amaciza la reelección.
Y de rebote: pasa a consolidarse, como el plan B del PAN nacional y local, para el 2022.
Como se ve: el sólido sur, ha despertado.