Primero fueron los del sindicato. Empezaron a aparecer esquelas de sus dirigentes y delegados en la frontera. La Sección X de Pedro Luis Ramírez Perales guardó silencio, y se ha negado a manejar una información transparente, a la altura del problema que se está viviendo, hacia el interior del gremio, y de la institución de salud más importante de Tamaulipas.
Pero la gravedad del problema ya escaló, pues a raíz de las constantes reuniones de la parte sindical con la Delegada Velia Patrficia Silva Delfin, terminaron por infectarla. Hoy, las cosas en el Instituto Mexicano del Seguro Social, siguen empeorando, y se sabe que, en la clínica IMSS situada en la parte alta de esta capital, justo en su área de urgencias, o sea a la entrada, por donde suelen entrar personas a ver a sus familiares, justo ahí tienen a los enfermos de COVID-19.
Se trata de una situación bastante delicada, que ya ha originado roces entre la planta de trabajadores técnicos del IMSS y sus superiores, pues en ocasiones los han querido obligar a que ingresen al área COVID, sin tapabocas y sin el equipo complementario que se debe usar en estos casos, provocando que los empleados desobedezcan las órdenes. Y se declaren en franca rebeldía.
Todo lo anterior se combina con el juego de vencidas políticas que el llamado súper delegado obradorista José Ramón Gómez Leal, trae contra el senador Américo Villarreal, y contra la Delegada.
Se sabe que el JR busca aprovechar el río revuelto, para dar un cuartelazo en el IMSS, y reinstalar a su equipo de operadores de compras y de contratos, como el célebre Juan Manuel Gochicoa Gutiérrez.
——-LA LXII LEGISLATURA Y EL CASO LOZOYA—-
En el 2012, que marcó el regreso del PRI al poder presidencial, la mayoría de ambas cámaras eran del PRI, aunque para aprobar los tres artículos fundamentales que desmantelaban la nacionalización petrolera de Lázaro Cárdenas, el tricolor peñista requería del apoyo del PAN. Fueron básicamente estos dos partidos, con la comparsa del PRD, quienes se dieron a la tarea de aprobar la famosa Reforma Energética, misma que hoy cobra relevancia, a raiz de la detención del ex Director de PEMEX, Emilio Lozoya.
Se dice que, en el primer despacho de Palacio Nacional, existe ya desde ahora información fidedigna sobre los moches que se habrían operado por parte del PRI de Peña Nieto, encaminados a “convencer” a legisladores panistas, que en su momento, votaron a favor de esta medida histórica de carácter estructural, cuyas consecuencias, es fecha que aun no terminan de manifestarse.
El Ex director de PEMEX ha prometido echar toda la sopa, y contar con lujo de detalles, como estuvo la trama, cuyo fondo eran los grandes negocios, de políticos y empresarios mexicanos , y así como de firmas multinacionales. Se cree que, toda esta información, aportada por Lozoya, podría comprometer seriamente a personajes de la cúpula peñista, como Luis Videgaray, o el mismo Peña Nieto.
Lo cierto es que, escándalos como el de PEMEX, amenazan con convertirse en armas de desprestigio contra el prianismo, instrumentadas por el gobierno de la república. Aunque, para que todo eso sea efectivo, primero tendrán que apaciguar el pleito entre los dos hombres clave de las acciones punitivas en la 4T, como son el fiscal Santiago Nieto Vasconcelos, y el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero. Ambos personajes no escapan a lo que parece ser la maldición política del obradorismo: el enfrentamiento interno.
Otro de las bombas políticas, que traen los de la 4T, es la llamada Operación Safiro, operada por el Secretario Adjunto del CEN del PRI, en los tiempos de Manlio Fabio Beltrones, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, por cierto cuñado de la reynosense Amira Gómez Tueme. El caso cobra actualidad, a raíz de la detención del ex gobernador de Chihuahua Cesar Duarte Jáquez. Aquí también, las líneas de investigación podrían llegar hasta la cúpula peñista y la dupla Peña-Videgaray.
Sobre esta célebre operación Safiro, también hay mucho que decir, relacionado con Tamaulipas y la elección por la gubernatura en el 2016, donde envían nada más y nada menos que al tamaulipeco consentido del poderoso Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso.
Videgaray buscó en especial dos gubernaturas, la de Colima con Ignacio Peralta y la tamaulipeca, con Baltazar Hinojosa Ochoa. Coincidentemente dos puntos estratégicos en los mares del Pacífico y del Atlántico.
En la primera se salió con la suya, pero en la norestense, el ministro de Hacienda, se topó con la conjura de Miguel Ángel Osorio Chong, el chino perverso que hizo acuerdos en lo oscurito con Roberto Gil Zuarth, encaminados a allanarle el camino a la gubernatura a Cabeza de Vaca.
De esta coyuntura se agarró también un contratista despechado políticamente, como Egidio Torre, porque no pudo enviar a su carta Alejandro Etienne como candidato a gobernador. Se le acumularon muchas piedras en el camino a Baltazar.
Y la campaña de Balta, reflejó fielmente todo ese juego de intereses encontrados. Por cierto, y para conectar con el tema de la famosa Operación Safiro,en su momento las malas lenguas especularon que, el chino Osorio y Egidio habrían utilizado recursos liberados por Videgaray que originalmente serían para su amigo Baltazar, pero que finalmente fueron a parar al equipo de sus adversarios.
——-MORENISTAS, EL MIEDO NO ANDA EN BURRO—
El pasado fin de semana, esta columna buscó la opinión de destacados personajes morenistas en ciudad Victoria, esos que usted ya conoce y que buscan la alcaldía. Se les preguntó su opinión, en torno al espectacular contra el Presidente AMLO, pero ninguno de ellos quiso defender a su Presidente de la república. Uno de ellos argumentó que estaba enfermo, y no dudamos de que haya estado un poco delicado de salud, aunque su voz se oía perfectamente. Otro nos dijo que había salido de la ciudad, que no andaba aquí, y que por ese rumbo no había señal, aunque, la comunicación vía celular, fluía perfectamente.