Por: Ricardo Hernández.-

Me había sentido inquieto. En casa, había estado repasando las últimas lecturas sobre hermenéutica analógica, sólo que tuve algunas dudas, necesitaba una explicación para encontrar respuestas, aunque de antemano sabía que, si esas dudas se las preguntaba a Google, no faltaba que se me dieran varias sugerencias mediante información, tal vez en PDF.

Se me vino a la mente hablarle al padre Carlos T. quien es un sacerdote católico cuya edad anda en los setenta; es estudioso y un buen amigo.

Lo poco que conozco de él es que le agrada hablar sobre filosofía, hermenéutica y analogía, de tal manera que consideré que era la persona indicada para poder entablar una conversación telefónica para salirme de dudas.

Tuve suerte de que él me tomara la llamada. Le expliqué la inquietud que tenía, principalmente lo relacionado a la hermenéutica unívoca y a la hermenéutica equívoca.

“¿Pero por qué la hermenéutica analógica es el punto medio entre la unívoca y la equívoca?” -Cuestioné al padre Carlos.

El padre con ese don que tiene de buen conversador -más bien diría de un gran asesor-, comenzó por darme algunos ejemplos de univocismo y equivocismo y en dónde entraba la analogía.

¡Ah! -exclamé; enseguida agregué-: El univocismo se interpreta en un solo sentido, ¿es así padre?; y en el equivocismo se pueden dar varias interpretaciones, pero con la analogía se busca una interpretación equilibrada, que la interpretación no se incline hacia la univocidad, pero que tampoco caiga en la equivocidad, es entonces que la analogía busca un punto medio.

Más adelante, le hice otras dos preguntas al padre:

“¿Cree usted, padre Carlos, que tengo la edad suficiente como para meterme a estudiar filosofía? De acuerdo con lo poco que he estado leyendo me he llegado a dar cuenta de que la filosofía comienza a gustarme, sólo que también considero que se requiere de mucho estudio para hablar de ella. ¿Qué opina al respecto?”.

“¡Por supuesto que tienes la edad!”, dijo el padre, enseguida añadió: “¡y no le tengas miedo a la filosofía! En la medida en que la estudies te vas a ir dando cuenta que es muy interesante. Comienza por leer libros de filosofía, poco a poco”.

Bombardeé al padre con tantas preguntas, porque las mismas fueron saliendo una tras otra conforme íbamos desarrollando el tema.

Después de haber terminado la conversación telefónica con el padre, me dispuse a buscar libros en PDF sobre filosofía.

Encontré uno: “El mundo de Sofía”, novela sobre la historia de la filosofía, de Jostein Gaarder. Hace años tuve ese libro entre mis manos del cual tan sólo leí un par de páginas.

La pregunta es: ¿qué razón me llevó a tener ese libro entre las manos? Hoy me respondo: no sé.

Como también recuerdo haber leído algunas páginas de Santo Tomás de Aquino. ¿Por qué leí unas cuántas páginas de Santo Tomás? Mi respuesta es: no me acuerdo.

Sin embargo, creo que poco a poco voy entendiendo ese misterio que me envuelve. La filosofía me está llamando mucho la atención. Veremos en qué termina todo esto, o, mejor dicho, a ver cómo comienza esta historia.

¿Llegaré a ser un estudioso de la filosofía?

Veremos, ha dicho el padre Carlos.

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