Polvorín…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

Algo raro y grave, se está cocinando en el Ayuntamiento de Matamoros, Tamaulipas. El segundo síndico, Isidro Jesús Vargas Fernández en unos días pedirá licencia a su responsabilidad en el Cabildo. Dadas las obligaciones del cargo que aún representa, existen dos hipótesis en corrillos políticos ante la acción de separarse de ese órgano colegiado: o por asuntos de salud; o por divergencias políticas con el jefe edilicio.
Y a saber, Vargas Fernández, goza de cabal salud.
Para llegar al meollo del caso, es necesario preguntarse, ¿qué labor desempeña un Síndico en los Cabildos de Tamaulipas?
En términos más menos:
“…es el encargado de vigilar y defender los intereses municipales y de representar jurídicamente al Ayuntamiento, desde esta óptica es el abogado del municipio el que vigila además asuntos de la Hacienda pública municipal, su ejercicio es hoy por hoy trianual.”
Se infiere: la separación del cargo de síndico, del Contador público Vargas Fernández, se generó en el contexto de un diferendo por el manejo, por el ejercicio, de los presupuestos de la ciudad.
¿Qué vio el síndico que no le gustó en la operación del tesoro público?
¿Por qué licenciarse de una tarea remunerativa y gratificante?
Observadores más acuciosos, han lanzado especulaciones en el sentido que desea salir del Cabildo ante las expectativas de convertirse en candidato a un cargo de representación popular.  ¿Pero qué mejor precampaña, que actuar desde la autoridad?
Lo más sospechoso, es que el síndico licenciante es militante del Partido Encuentro Social (PES) mismo en el cual el alcalde ha externado sus simpatías.
Ni los regidores morenistas, han mostrado tanta aversión al Presidente municipal. ( Y vaya que han trabajado manifestando diferendos muy marcados con el jefe edilicio). El escenario se oscurece para el PES y sus autoridades porque esta organización política esta en vilo debido a la pérdida del registro nacional –aunque la acreditación en Tamaulipas, la sigue manteniendo-.
La gobernabilidad mostrada en el primer año de gobierno del Ayuntamiento matamorense, parece evaporarse.