Entre Nos…

Por: Carlos Santamaría Ochoa.-

 

Por lo general, cuando hablamos de ineficiencia es porque consideramos que algo o alguien no tiene los tamaños necesarios para ofrecer un servicio acorde a las necesidades que se imponen, el Instituto Mexicano del Seguro Social es un caso atípico, porque es blanco de mil y una críticas, denostaciones, condenas, quejas y más, y muchas veces no tenemos una idea de lo que acontece dentro de sus instalaciones.

Lo vivimos cuando el exdirector emanado de una falsa 4T, de nombre Germán Martínez renunció, dejando al descubierto una serie de anomalías provocadas por la terquedad de quien gobierna México y piensa que sus ideas son las únicas en el mundo, y está dejando a México sumido en un caos, destruyendo las instituciones.

No es agradable llegar a la clínica Hospital de Zona de la Loma y ver esas largas filas a las 6 de la mañana, en espera de análisis clínicos, y ver que están prácticamente conformadas por gente de la tercera edad.

Inhumano, inmoral, injusto es el hecho de que los viejitos tengan que llegar desde antes de las 6 de la mañana para acceder a sus análisis clínicos, y lo peor es que todo el día hay largas filas: el servicio que se demanda es muy superior al que se puede ofrecer.

En los consultorios nos dan citas para dentro de varios meses, y luego los especialistas piden permisos por meses que les otorgan sin sustituirles en sus consultas, lo que hace que nuestra salud se ponga en riesgo.

Aquí debería intervenir Derechos Humanos y poner orden, pero antes de ellos, alguien que le dijera al iluminado que funge como Presidente de la República que se requiere dinero, recursos humanos y materiales para que el IMSS funcione adecuadamente, y como el IMSS, el ISSSTE y el Sector Salud que está ahogado y asfixiado en los recortes que por mantener a la caterva de ninis y vividores AMLO ha recortado, perjudicando enormemente los programas sociales y médicos, afectando a los que realmente necesitamos estos servicios y que nos los hemos ganado con el paso del tiempo.

No es congruente que vaya usted a solicitar cita con un especialista y le den lugar para dentro de cuatro o seis meses. No es así. Como dice conocido periodista -Héctor de Mauleón- habría que ampararse para no enfermarse.

Imagine el lector que se requiere un procedimiento con el nefrólogo o el internista y le dicen que lo verá en noviembre o diciembre.

El doctor no tiene l culpa: no puede ver a más de 4 o 5 pacientes por hora de trabajo, y le ponen una lista de 30 o 40 individuos que requieren asistencia de él: ¿Cómo cree que los pueda ver? Y si no cumple, se le reporta por baja productividad.

Falta infraestructura, médicos, plazas, y un gobierno capaz de ser sensible a las necesidades de una población pobre que acude a la Seguridad Social por necesidad y que requiere atención urgente.

¿De qué forma se le puede hacer para que entienda el gobierno federal las necesidades de todos nosotros? medicamentos, consultas, análisis y muchas otras cosas quedan al garete en un sistema de servicio médico ineficiente, descuidado por años y que ahora, con el pretexto de echar culpa a los de antaño se salva una administración ineficiente, mala, caduca conformada por personas cuya vitalidad y edad no van acordes con el México de nuestros tiempos, ni sus fuerzas ni sus ideas, y que están cegados por un personaje que no tiene idea de lo que realmente requerimos.

Urge que alguien ponga orden en México, y no serán los fanáticos de quien ganó una elección y aún no han sabido ser triunfadores, y por sus heridas emana la amargura de sentirse inferiores y denostar lo que no es como ellos.

Urge orden en México, y en el sector salud, porque de otra forma, no sabeos qué sucederá dentro de poco tiempo, cuando colapse realmente el sistema médico y entonces comencemos a morir como soldaditos de juguete: uno a otro, por falta de medicinas, de atención médica, de infraestructura y, obviamente, de un gobierno eficiente y competente.

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