Entre Nos…

Por: Carlos Santamaría Ochoa.-

No cabe duda que somos todavía, en muchos aspectos, una nación “pueblerina”, en el sentido de que no estamos preparados para inconvenientes, y por otra parte, porque nadie nos obliga a cumplir cabalmente con nuestros compromisos, con nuestras obligaciones, y dejamos todo al “Ahí se va”, propiciando una serie de fallas en sistemas, instrumentos, organizaciones y más, sin que exista una autoridad siquiera diez por ciento preparada para meter en cintura a los infractores.

La empresa IZZI es un claro ejemplo de las anomalías existentes, y aunque se denuncia, nadie ni nada hacen algo por meterlos en cintura, provocando que sus dueños se sigan haciendo millonarios. Costilla de un servicio deficiente, malo, inadecuado y que falla cada vez que se les antoja, porque no tienen sistemas de control de calidad adecuados. Es una empresa probablemente tercermundista, si es que alcanza ese calificativo.

Este sábado al parecer un accidente dañó en gran parte sus sistemas, y pasaron horas para que pudiera funcionar adecuadamente; nos recordó aquel consultorio que no tiene planta de luz y que, al fallar la energía tuvo que cancelar sus procedimientos ambulatorios, dañando la salud de varias personas.

IZZI ti3ne en común con la ineficiencia todo: es un servicio caro y malo, y sus dueños están bien relacionados con autoridades que les permiten tener una serie de fallas sin que haya consecuencias.

Nadie sabe para qué queremos el servicio de Internet, de telefonía o simplemente, de un sistema de cable deficiente, que reportamos muchas veces y no resuelven nada, donde nos cobran los canales de alta definición que llegan desfazados, se entrecortan y nadie, absolutamente nadie les quita una concesión que no están preparados para manejar.

¿Qué sucede en nuestro país en ese sentido? ¿No se les puede multar y obligar a que sean eficientes?

 Es realmente indignante ver la forma en que nos tratan: telefonía donde puras opciones digitales nos contestan o la mujer que contesta dice “hay una falla, en cuento esté se restablecerá el servicio”. Es obvio que hay una falla y que la hemos encontrado, porque de otra forma, no hablaríamos al servicio donde se reportan las fallas: hacen gala de una falta de lógica y despotismo únicos en esa empresa.

Lo que no se vale es que ni Profeco ni ninguna autoridad los llame a cuentas y sigan burlándose del usuario: siguen los canales fallando, sigue la telefonía yéndose en cada omento y a media llamada, y el sistema de Internet es tan deficiente que uno tiene que echar mano de sus datos del teléfono celular, con el consecuente gasto doble e innecesario, porque no consideramos adecuado que usted pague un servicio que no recibe.

Sin embargo, en contraparte, si tarde un día más en pagar su mensualidad, le imponen pago de reinstalación y le cortan el servicio, sin considerar que durante el mes tuvimos dos, tres o hasta siete días falta de servicio.

¿Es eso justo?

¿Hay alguna autoridad competente?

Desanima ver que las concesiones se las otorgan a cualquiera, y cualquier infeliz pone una empresa de esta magnitud para robar en grande, para hacerse ricos a costa de un servicio que ofrece y no proporciona. La honestidad anunciada por López obrador en sus postulados debería aplicar para exigir cuentas a todas las empresas prestadoras de servicios, y obligarlos a que nos den lo que nos cobran: ni más ni menos.

¿O será mucho pedir eso?

Entendemos que haya fallas: lo que no entendemos es que sean tan frecuentes, tan repetitivas y que el servicio siga siendo malo, caro, deficiente y chicharronero, como suelen ser los servicios de pseudo empresarios mexicanos.

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